Seminario 17 – Clase V: “El campo lacaniano”

La clase comienza con una regla de primera aproximación: “la referencia de un discurso es lo que manifiesta querer dominar” (p. 73). Discurso aquí es un discurso X, cualquier discurso, pero esta regla hace que quede emparentado al discurso del amo. Podemos abrir una serie de preguntas: ¿qué es lo que manifiesta querer dominar el discurso de la histérica, el universitario, el del amo y el del analista? ¿qué es lo que manifiesta querer dominar porque esa es la referencia? Y otra pregunta, que puede parecer innecesaria: ¿qué es la referencia de un discurso?

Sobre el discurso del analista nos da una aproximación: “debe encontrarse en el punto opuesto a toda voluntad, al menos manifiesta, de dominar. Digo al menos manifiesta, no porque tenga que disimularla, sino porque, después de todo, es fácil deslizarse de nuevo hacia el discurso del dominio” (p. 73).
En principio, habría que resaltar que es una aproximación, como si el discurso del analista no podría terminar de decirse, o como si el acercamiento a este discurso fuese asintótico. Luego, la referencia de este discurso es la oposición a la referencia del discurso mismo. ¿Se trata de un discurso que se sustrae a la noción misma de discurso? Y, por último, el discurso del analista corre el riesgo de deslizarse hacia el discurso del dominio.

El discurso de la conciencia tiene por principio el discurso de dominio, “discurso de la síntesis, discurso de la conciencia que domina” (p. 74).

Cita de Acerca de la causalidad psíquica en p. 74.

1

DISCURSO Y GOCE
Lo más candente del discurso es aquello que se refiere al goce.
“El discurso se aproxima a él sin cesar, porque en él se origina. Y lo turba cada vez que trata de volver a ese origen. Así es como se opone a cualquier apaciguamiento” (p. 74).

DISCURSO Y SUJETO
“Freud sostiene un discurso extraño,… lo más contrario a toda coherencia, a la consistencia de un discurso…” [discurso del analista: discurso que se sustrae a la noción de discurso]. “El sujeto del discurso no se sabe en tanto sujeto que sostiene el discurso…” [hasta acá, esto ya ha sido dicho; pero agrega:] “… es que no sabe quién lo dice” (p. 74).

SABER E INCONCIENTE
“El saber es cosa que se dice, es cosa dicha. Pues bien, el saber habla solo, esto es el inconciente” (p. 74).
Frases a discutir en página 74:
o   El saber se sabe inefablemente.
o   Cualquiera puede saber, el saber se desgrana, el saber se enumera, se detalla.
o   Lo que se dice, ese rosario, nadie lo reza, se pasa él solo.

Aforismo: “Freud no dice tonterías”. “Freud y Marx no dicen tonterías”.
El mérito del discurso de Freud es que se trata de un discurso que se mantiene lo más cerca posible de lo que se relaciona con el goce – tan cerca como era posible hasta él. “No es cómodo situarse en este punto donde emerge el discurso y donde, cuando vuelve ahí, incluso, tropieza, en las inmediaciones del goce” (p.75).
“Evidentemente, Freud, a veces, nos abandona, se escabulle. Abandona la cuestión cuando se aproxima al goce femenino” (p. 75).
“El resultado de reducción económica que Freud hace en su discurso sobre el goce, es porque hay mucho de discante”.
“El tiene sus razones para enmascararlo de esta manera” (p. 76).

2

“El goce es el tonel de las Danaides [en tono gauchesco, diríamos: el goce es lo que da naides – perdón por el exabrupto] y que, una vez que se entra, no se sabe hasta dónde va. Se empieza con las cosquillas y se acaba en la parrilla. Esto también es goce” (p. 77).

International Journal: autonumous Ego; nada mejor para volver al discurso del amo; felicidad.

“No hay más felicidad que la del falo” (p. 77).
“Freud lo escribe de diversas formas… no puede alcanzarse goce más perfecto que el del orgasmo masculino” (p. 78).

Lo que continúa desarrollando es disyunción entre el falo y su portador y el falo y la privada de falo, y cierta dialéctica entre el portador y la privada.
“… el único que es feliz es el falo, no su portador. Incluso cuando, no por oblatividad, sino a la desesperada, lo lleva, al susodicho, al seno de una partenaire que supuestamente está desolada por no ser a su vez portadora”.
“El portador del susodicho, …, pugna por hacer aceptar a su partenaire esta privación, en nombre de la cual todos sus esfuerzos amorosos, las delicadezas, los tiernos servicios, son en vano, puesto que así reaviva la llamada herida de la privación. Esta herida no puede compensarse por la satisfacción que el portador tendría al apaciguarla, por el contrario su presencia la reaviva, la presencia de aquello cuya añoranza causa la herida” (p. 78).

DISCURSO DE LA HISTERICA Y LA INSATISFACCION PRIMORDIAL
“Esto, precisamente, nos revela lo que Freud supo extraer del discurso de la histérica. A partir de ahí, se entiende que la histérica simbolice la insatisfacción primordial” (p.78).
Sueño de la Bella Carnicera: “Lo que ella no ve… es que dejándole a ese marido [fallador] suyo tan esencial a otra como encontraría el plus de goce”.
Dora: sí lo ve. “Adorando al objeto de deseo en que se ha convertido, en su horizonte, la mujer, la mujer que es su envoltura y que en la observación se llama señora K, la que va a contemplar bajo la figura de la Madonna de Dresde, obtura con esta adoración su reinvidicación peniana”.
“… la bella carnicera no ve que a fin de cuentas sería feliz, como Dora, si le dejara ese objeto a otra” (p. 78).

COMPLEJO DE EDIPO
Significación del complejo de Edipo: sustituir este goce cuyo aparato hace que sea excluido, precisamente porque daría la felicidad.
Suplir la goce prohibido con el goce situado, cuadriculado, por la función del plus de goce (p. 79).

“El discurso se centra en los datos biológicos de la sexualidad” (p. 79).
“¿Cómo se dice sexo en griego?”: genos, fisis, sexus.
En latín: secare.

“… en las relaciones sexuales no sólo está el falo. Pero el privilegio de este órgano es que de alguna manera su goce puede aislarse. Puede pensarse como excluido… tiene precisamente una propiedad que podemos considerar, en el conjunto del campo constituido por los aparatos sexuales, como muy local, muy excepcional. En efecto, no hay muchos animales en los que el órgano decisivo de la copulación sea algo tan fácilmente aislable en sus funciones de tumescencia y detumescencia, que determinan la curva, llamada orgásmica, perfectamente definible – cuando se termina, se termina. Post coitum animal triste” (p. 80).
“… bye-bye al dominio de la biología, puede darnos una idea aproximada de qué representa lo que está en juego en todo esto, donde uno no tiene y el otro no sabe qué hacer” (p. 80).

Ej. Peces muy bonitos y monstruosos. El macho se disuelve en la cópula, excepto sus testículos, que los deja en el vientre de la hembra (p. 80).

La cuestión es articular esta exclusión fálica en el juego del deseo (p. 81).
“El deseo no tiene una relación de proximidad inmediata con este campo… Eros, la presencia de la falta” (p. 81).

IMAGEN: LOS LIRIOS DE LOS CAMPOS COMO GOCE ABSOLUTO
“… ¿cómo se puede desear algo, sea lo que sea? ¿Qué es lo que falta? Hubo alguien que dijo un día: no le dé más vueltas, no me falta nada, miren los lirios de los campos, ni tejen, ni hilan, ellos son lo que están en su sitio en el Reino de los Cielos”.
“Es verdad que muy bien podemos imaginar los lirios de los campos como un cuerpo enteramente entregado al goce. Cada etapa de su crecimiento idéntica a una sensación sin forma. Goce de la planta. En todo caso, no hay manera de escapar de él. Tal vez ser una planta sea un dolor infinito” (p. 81).
La economía del goce animal (no está llamado así en el texto) es diferente por la posibilidad de moverse para obtener el menor goce. Principio del placer. “No nos quedemos allí donde se goza, porque sabe Dios adónde nos llevaría, ya lo he dicho antes” [o sea, a ser colgados de las pelotas] (p. 81).
“… conocemos los medios de goce… las cosquillas y la parrilla… Esos sí que saben hacerlo. Eso es exactamente el saber. En principio, nadie quiere abusar de él, y sin embargo es tentador” (p. 81).

Lo que Freud descubrió hacia 1920. EL MÁS ALLÁ DEL PRINCIPIO DEL PLACER Y LA REPETICIÓN
Primer hallazgo: “Su descubrimiento consistía en haber deletreado el inconciente… hay un saber perfectamente articulado del que, hablando con propiedad, ningún sujeto es responsable. Cuando de pronto un sujeto tropieza con él, puede tocar ese saber inesperado, se queda, él, el que habla, bien desconcertado” (p. 82).
“Y esto le condujo necesariamente a aquel descubrimiento que se llama el más allá del principio del placer. Es lo siguiente, que todo aquello con lo que nos enfrentamos al explotar el inconciente, lo determina, esencialmente, la repetición (p. 82).

REPETICIÓN Y RASGO UNARIO
“La repetición no quiere decir que cuando acabamos algo volvemos a empezar, como la digestión o cualquier otra función biológica. La repetición es una denotación precisa de un rasgo… rasgo unario, un palote, un elemento de la escritura, un rasgo en tanto conmemora una irrupción del goce” (p. 82).
“Por eso es concebible que el placer sea violado en cuanto a su regla y su principio, por eso cede al displacer… displacer, no quiere decir nada más que el goce” (p. 82).

“Aquí la inserción de la generación, de lo genital, de lo genésico, en el deseo, se muestra como algo completamente distinto de la madurez sexual… Aparte de que pueda implicar una intervención del goce, lo que va a introducir el corte entre la libido y la naturaleza no es sólo el autoerotismo orgánico. Además de los hombres, hay otros animales que son capaces de hacerse cosquillas, los monos, y eso no les ha llevado a una elaboración demasiado avanzada del deseo. Por el contrario, aquí se obtiene un beneficio en función del discurso” (p. 82).

MUJER, GOCE Y REPETICIÓN
“No se trata de hablar de las prohibiciones, sino simplemente de un predominio de la mujer como madre, y madre que dice, madre a quien se pide, madre que ordena y así instituye la dependencia del niño” (p. 82).
“La mujer le permite al goce osar llevar la máscara de la repetición. Se presenta aquí como lo que es, como institución de la mascarada. Le enseña a su pequeño a pavonearse. Conduce hacia el plus de goce porque ella, la mujer, como la flor sumerge sus raíces en el mismo goce. Los medios del goce se abren con este principio, que él haya renunciado al goce cerrado y extraño, a la madre” (p. 83).
“Ahí se insertará luego la amplia connivencia social que invierte la diferencia de los sexos al natural para convertirla en sexualización de la diferencia orgánica. Esta inversión implica el común denominador de la exclusión del órgano específicamente masculino. Desde ese momento el macho es y no es lo que es con respecto del goce. Y también por eso la mujer es promovida como objeto, precisamente porque no es lo que él es, diferencia sexual por una parte, y por otra parte porque es eso mismo a lo que él renuncia como goce” (p. 83).

Reverso del psicoanálisis: lugar que tiene el psicoanálisis en lo político.


Juan Pablo Marino

Real Academia Española
referencia.
(Del lat. refĕrens, -entis, referente).
1. f. Acción y efecto de referirse ( aludir).
2. f. Narración o relación de algo.
3. f. Relación, dependencia o semejanza de algo respecto de otra cosa.
4. f. Base o apoyo de una comparación, de una medición o de una relación de otro tipo. Modelo, ángulo de referencia.
5. f. En un escrito, indicación del lugar de él mismo o de otro al que se remite al lector.
6. f. Comúnmente en el ejercicio comercial, informe que acerca de la probidad, solvencia u otras cualidades de tercero da una persona a otra. U. m. en pl.
7. f. Noticia o información sobre alguien o algo. Tener alguna referencia de una película.
8. f. Combinación de signos que identifican un objeto, especialmente un producto comercial. La referencia figura en la etiqueta.


discante.
(De discantar).
1. m. tiple ( guitarra pequeña de voces muy agudas).
2. m. desus. Concierto de música, especialmente de instrumentos de cuerda.

Danaides
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Para la tribu de plantas de la familia de las rubiáceas, véase Danaideae.
Descripción: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/3/3e/Danaides_Waterhouse_1903.jpg/220px-Danaides_Waterhouse_1903.jpg
Óleo sobre lienzo de John William Waterhouse: Las danaides. 1903.
Las danaides fueron las cincuenta hijas del rey Dánao, hermano de Egipto, que tuvo cincuenta hijos varones.
Huida a Argos
Después de que Dánao tuviera una disputa con su hermano Egipto, aquél se exilió junto con sus hijas en Argos, utilizando para ello un barco de cincuenta remos. La huida había sido aconsejada por Atenea, y como muestra de agradecimiento, las danaides edificarían en Argos un templo en su honor.
Cuando Dánao se convirtió en rey de Argos, la región padeció una enorme sequía. Las danaides fueron enviadas a buscar agua, y una de ellas, Amimone, estuvo a punto de ser violada por un sátiro. No obstante, Poseidón escuchó sus gritos de auxilio, y lanzó su tridente contra el agresor. Pero éste esquivó el arma, y finalmente el tridente se clavaría en una roca cercana, de la que comenzaron a manar tres torrentes de agua. Ésta fuente sería la que salvaría a Argos de la sequía.
Bodas de las danaides
Ya asentado en el reino de Argos, Dánao comenzó a despertar temor en su hermano Egipto, quien motivó su exilio años atrás. De esta manera, Egipto enviaría a sus cincuenta hijos para que permitieran la reconciliación con Dánao y se casaran con sus cincuenta primas, sellando así la paz entre hermanos. Sin embargo, Dánao encargó a sus cincuenta hijas la misión de llevar una daga la noche de bodas y asesinar a sus respectivos esposos. Las danaides fueron condenadas a rellenar eternamente un barril sin fondo en el Inframundo.
Hipermnestra, la mayor de las danaides, no llegó a ejecutar a su esposo, Linceo, como muestra de gratitud por haberla respetado durante toda la noche. Por ello, sería sometida a juicio, y finalmente liberada por Afrodita, quien había sido conmovida por los enamorados.
Dánao, más tarde, ante la dificultad que encontró para volver a casar a sus hijas, celebró unos juegos en los que ofrecía como recompensa la mano de cada una de sus cuarenta y nueve hijas que asesinaron a los hijos de Egipto. Además, liberaba a los futuros maridos de la carga de hacerle regalos por convertirse en su suegro casándose con sus hijas.
Los nuevos maridos de las danaides pasarían a llamarse dánaos, y su descendencia constituiría el pueblo de los dánaos, que habitarían en la región de Argos.
Condena en el Averno
Tras la muerte de las danaides, éstas fueron juzgadas y encontradas culpables del asesinato de sus esposos. Fueron condenadas a llenar de agua con un cedazo un tonel que no tenía fondo. La única que se salvaría del castigo eterno sería Hipermnestra.
Esta condena ha sido utilizada como símbolo del dilema entre la obligación de obedecer los deseos del padre, y la prohibición de matar, añadiendo el agravante de cometer conyugicidio. De hecho, según el mito, Zeus había absuelto en vida a las cuarenta y nueve hermanas, y había ordenado castigar a Hipermnestra por desobediencia. Sin embargo, en el Averno, las tornas cambiarían, y el juicio daría como resultado la absolución de la desobediente, y la condena de las asesinas.
Otros mitos
Algunas fuentes hablan de que el hijo superviviente de Egipto, Linceo, buscaría venganza por sus hermanos muertos. Así, según unos, asesinaría al propio Dánao, mientras que otras veces, se cuenta que mataría a las cuarenta y nueve danaides, así como a su suegro.
También se dice a veces que Linceo conseguiría el trono de Argos, bien a través de la vía violenta antes descrita, bien mediante la reconciliación con Dánao, el cual le cedería pacíficamente su trono.

oblativo, va.
1. adj. Perteneciente o relativo a la oblación.

oblación.
(Del lat. oblatĭo, -ōnis).
1. f. Ofrenda y sacrificio que se hace a Dios.
~ a la curia.
1. f. Modo de legitimar a los hijos naturales, introducido en el derecho romano por los emperadores Teodosio II y Valentiniano III como atractivo hacia los cargos curiales, que eran gravosos y de día en día menos aceptos.

Madonna Sixtina (Rafael)
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Descripción: C:\Users\marito\AppData\Local\Microsoft\Windows\Temporary Internet Files\Content.IE5\CF8JRND4\350px-RAFAEL_-_Madonna_Sixtina_(Gemäldegalerie_Alter_Meister,_Dresde,_1513-14._Óleo_sobre_lienzo,_265_x_196_cm).jpg
Madonna Sixtina
(La Madonna Sistina)
Autor
Rafael Sanzio, 1513-1514
Técnica
Óleo sobre lienzo
Estilo
Renacimiento
Tamaño
265 cm × 196 cm
Localización
Gemäldegalerie Alte Meister, Dresde, Descripción: Flag of Germany.svgAlemania
La Madonna Sixtina es un cuadro del artista renacentista italiano Rafael pintado aproximadamente entre 1513 y 1514. Se conserva en la Gemäldegalerie Alte Meister de Dresde (Alemania).
Historia
Se cree que el cuadro fue pensado para decorar la tumba del Papa Julio II, pues San Sixto era el Santo Patrón de la familia Della Rovere y Sta. Bárbara y los dos ángeles (en la parte inferior del lienzo) simbolizan la ceremonia del funeral.
El óleo estuvo en el convento de S. Sixto en Piacenza hasta que fue vendido en 1753 por los monjes a Augusto III de Polonia, quien pagó por él 25.000 escudos romanos. Desde 1754 se encuentra en la Gemäldegalerie Alte Meister de Dresde (Alemania). Tras la Segunda Guerra Mundial fue trasladado a Moscú, pero posteriormente fue devuelto a Dresde.
Análisis
El lienzo de la Virgen, el Niño Jesús, San Sixto y Santa Bárbara se caracteriza por el espacio imaginario creado por las propias figuras, que están de pie sobre una cama de nubes, circundadas por un gran telón abierto. La figura de la Virgen transmite la sensación de estar descendiendo del espacio celestial hacia el mundo real, en el que el cuadro está colgado. El gesto de S. Sixto y la mirada de Santa Bárbara parecen dirigirse a alguien que está detrás de la balaustrada en la parte inferior del cuadro (quizás un creyente). La tiara papal, posada sobre dicha balaustrada, sería el nexo de unión entre el espacio pictórico y lo real.
Generaciones de visitantes a la Gemäldegalerie de Dresde han quedado profundamente impresionados por la forma en la que Rafael representó a la Virgen en esta pintura. Se ha reproducido numerosas veces, hasta el punto de que esta Madonna de San Sixto es un prototipo, la imagen idealizada de la Virgen María, acentuando su carácter espiritual. Por lo demás, el detalle de los pequeños ángeles que están sobre la balaustrada, conocidos como Angelitos, ha sido reproducido y versionado en numerosas ocasiones.
La Virgen aparece desde detrás de una cortina, confiada y aun así dubitativa. La cortina proporciona la ilusión de ocultar su figura de los ojos del espectador y al mismo tiempo de ser capaz de proteger la pintura de Rafael.
El nombre de San Sixto proviene de la palabra latina que significa «seis» o «sexto», y hay seis figuras en el lienzo.
En este cuadro, Rafael, a través de un proceso de depuración iconográfica que libera el cuadro de elementos accesorios, representa no la visión de lo divino por parte de los devotos, sino lo divino que aparece y se dirige a los devotos, aquí no representados sino claramente perceptibles, a través de los gestos y las miradas del grupo sagrado al contemplar la tienda y la balaustrada que sirven de punto de contacto entre lo celeste y lo humano.
Se atribuye a Correggio la exclamación «¡Yo también soy pintor!» cuando vio esta pintura.[1


connivencia.
(Del lat. conniventĭa).
1. f. Disimulo o tolerancia en el superior acerca de las transgresiones que cometen sus subordinados contra las reglas o las leyes bajo las cuales viven

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