Acta 26 de febrero de 2011
Retomamos la pregunta por la
“elección forzosa”( trabajada por Lacan en el Seminario 15) entre el “no soy” y
“no pienso”. En este seminario agrega a
lo del Seminario 11 (“la bolsa o la vida”) la disyunción “no pienso- no soy”. Cambia
conjunción por disyunción. Para qué? Para introducir la negación. No pienso-
no soy. El valor del No es negar las 2 afirmaciones cartesianas Pienso-Soy.
¿Porqué es alienación? Porque no hay alternativa. ¿Porqué es elección forzada?
Marca una disyunción permanente “o no
soy” “o no pienso”. No se puede elegir el “no soy”, porque es como elegir la
bolsa (y pierdo ambas, la bolsa y la vida). Si elijo el “no pienso”, es
ubicarse del lado significante, respondo al llamado “tú eres el que me
seguirás”: hay vida. Si elijo el “no soy”, es el rechazo a la elección forzada:
autismo. No responde al llamado. Hay rechazo a la alienación, a dejarse
“domar”, tomar por el significante. En ambas elecciones hay pérdida. La vida
está para perderse.
En estos seminarios Lacan se
pregunta ¿qué es el cuerpo?: el lugar de inscripción del A. Y luego ¿Qué es el
A?: el cuerpo. El Otro es la
alteridad. La alienación es forzosa, porque si no dejo pasar
al significante, decirle sí a la marca, dejarse tomar por el significante, no tengo
un cuerpo. El lugar del cuerpo en el A y el lugar del A en el cuerpo.
Retomando capítulo VII del
Seminario 16, leemos en Pág.104:
“El sujeto hace la estructura del
goce, pero, hasta nueva orden, todo lo
que se puede esperar de esto son
prácticas de recuperación. Es decir que lo que el sujeto recupera no tiene
nada que ver con el goce, sino con su pérdida”.
Cada recuperación es una marca de pérdida.
Cita Pág. 105, respecto de Hegel:
“En efecto, hace partir la
dialéctica, como se dice, de la relación del amo y el esclavo, y de la lucha a
muerte por puro prestigio, insiste. ¿Qué significa esto sino que el amo
renunció al goce? Como es sólo por salvaguardar su cuerpo por lo que el esclavo
acepta ser dominado, no se entiende porqué en tal perspectiva explicativa no
queda con el goce a cuestas. No es
posible, pese a todo, comer la torta y a la vez guardarla. Si el amo de
entrada se comprometió en el riesgo, es porque deja el goce al otro”.
Ejemplo de esto: el obsesivo que
acumula plata, queriendo ser amo de su goce, para decidir cuándo usar la plata,
es esclavo de no usarla. Necesariamente
partimos de la pérdida. Y
todo intento de recuperación es una marca de la pérdida. La cuenta
siempre es menos. Esta es la paradoja del plus de gozar. Es un más de recuperación
que es menos.
La pregunta no es “¿cómo se goza?”,
sino “¿cómo se intenta recuperar?”. Todos (los neuróticos) intentamos
recuperar, no es que todos gozamos.
Lacan plantea disyunción entre goce y sujeto.
Cita pág 105: “Creo haber enunciado
bastante desde el comienzo de este año que el plus de gozar se distingue del
goce. El plus de gozar es lo que
responde, no al goce, sino a la pérdida
del goce, en la medida en que de ésta surge lo que se vuelve la causa
conjugada del deseo de saber y de esta animación, que recientemente califiqué
de feroz, procedente del plus de gozar”.
Entonces el “a” tiene 2 funciones:
1) como plus de gozar: indica lo que se pierde
2) como causa del deseo: es la “zanahoria” que nos lleva.
En cuanto a “animación que
califiqué de feroz” podemos suponer que esta palabra (feroz) alude al superyó.
Tres seminarios más adelante dirá que el superyó ordena gozar, su función es
ser imperativo de goce. Ordena recuperar: Recuperarás! Gozarás! (Freud, en
“Malestar en la Cultura”).
Surge la pregunta por la adicción. Lo adictivo
es compulsivo, es masturbatorio. Ejemplo de paciente con discopatía que le
arrastra el caminar y mejora en 3 meses. Tiene además enfisema, el pulmón
tomado (necrosado). Tiene que dejar de fumar.
Ejemplos de adictos que pasan
suspendido un tiempo ¿Cuál es el objeto? No se trata del objeto. Es el a, que
no es objetivo. Es tiempo gastado, ocupado, perdido en este circuito.
¿Porqué estamos reunidos acá?:
porque hay algo del deseo en juego.
Ejemplo de una paciente en
“hemorragia”, no puede parar de “perder”. Y en el límite de perder la vida
(menciona al analista su intención de suicidarse), desafiando al Otro y al
otro, el analista responde transferencialmente, en el sentido de “¿sos capaz de
matarte con tal de desafiarme?”. A partir de esta intervención hay un giro en
su análisis y en su vida. El punto a pensar: en los análisis, los momentos más importantes son donde se
toca algo de lo transferencial, es decir, referidos al analista en particular.
Es allí donde puede haber un desvío.
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