Grupo de investigación: Acta de reunión 2/10/10
De la clase VI “Hacia una práctica lógica en psicoanálisis”,
el punto que nos interesa es el tercero, que comienza y termina con lo ya
trabajado en reuniones anteriores respecto del “yo soy lo que yo es” como voz
de dios de los judíos. Más precisamente comienza y termina con una pregunta
sobre el yo. El inicio del punto, “La
verdad dice yo. ¿Qué ocurre con el yo?”[1] y el final “¿yo existe?”[2].
¿Qué ocurre con el yo?
Comenzamos con la primera
pregunta, planteamos que el yo- tu no se encuentra en un mismo nivel que yo
(je). El yo- tú, se distingue del sujeto. El sujeto reducido a su función de
corte. Aquí Lacan asemeja la función de corte a la función que tiene el rasgo
unario, que aísla una función del Uno como único y como corte en la numeración.
Este yo (je) operando como sujeto se exilia del goce. Recordemos que el goce
mantiene por un lado una relación con el cuerpo pero también una relación de
exclusión.
Este yo (je), está debajo del
fantasma como sujeto barrado, sujeto escondido. Se pregunta y con el fantasma
se responde. Aquí entramos en el circuito de la demanda, circula el objeto en
la demanda. Por ejemplo: me pregunto si me querés, por la boca. La pregunta del
sujeto por su deseo está en juego en el fantasma. No se trata de narcisismo
(eje yo -je). Lo esencial es la pregunta, la demanda (oralmente, analmente). Se
trata de una pregunta oral por el deseo del Otro. Dice Lacan:“El garante del deseo del Otro como su
sostén imaginario es lo que desde siempre escribí como ($ ◊ a), (…) el fantasma
donde yace, aunque velada, la función del yo”.[3]
Se propone leer el Seminario 5 y
Seminario 7 (Clase 2 y 3, pág. 48) para retomar cuestiones de Freud sobre el Principio de Placer, Principio de
Realidad.
El grafo del deseo
Nos detenemos en el grafo para
pensar las dos líneas trazadas (enunciado y enunciación) y el corte de una
tercera línea llamada de materialidad significante o también cadena elemental
de los fonemas. Esta última introduce cuatro puntos de cruce que son
fundamentales:
Ø
($ ◊ D)
Pulsión
Ø
A, campo del Otro.
Ø
s (A) significación alienada
Ø
S (A/) significante del Otro barrado.
Encontramos nuevamente que
pulsión y significante de una falta en el Otro están en el mismo nivel en el
grafo. Dice Lacan: “En torno al deseo del
Otro, el discurso, (…) mantiene abierto en su forma más aguda el acento de la
demanda”.[4] Se inscribe el
significante, transformando lo instintual en otra cosa: plus de gozar. Se trata
siempre del plus de gozar y no de goce. Un discurso es exclusión del goce. El
discurso mismo es medio de producción de plus de gozar. Goce tiene que ver con
el cuerpo pero es la exclusión del goce del cuerpo.
El significante de una falta en
el Otro (recordemos lo trabajado este año) implica castración en el Otro,
introduce falla en la estructura, deseo del Otro. Dice Lacan: “este campo del Otro no asegura en ningún
lugar, en ningún grado, en ninguno caso (…) la consistencia del discurso que
allí se articula”.[5]
Plus de
gozar
Vuelve Lacan a dos ejemplos ya
trabajados por nosotros. El primero en torno a la enunciación (Il pleut), y el
segundo (el pote) para pensar el goce. Sobre Il pleut (llueve), dice: “Toda
enunciación, la más simple, solo evoca su sentido como consecuencia de su
propio surgimiento. Llueve es acontecimiento de discurso, del que no es más que
secundario saber lo que quiere decir respecto de la lluvia”[6]. Llueve ilustra dos vías a trabajar. Una
la del nivel constatativo que no hace
funcionar el deseo del analista y la otra la de la enunciación, que marca otra
dirección del discurso, hacia allí nos dirigimos. Nos preguntamos entonces ¿qué
quiere decir llueve? El deseo de la analista se orienta a partir de que
cualquier cosa, que pueda ser leída por nosotros como hecho de discurso.
El pote “sólo es aparato para enmascarar las consecuencias mayores del
discurso, a saber, la exclusión de goce”[7]. Entonces planteamos
que el goce está excluido. Se trata de un plus que es menos, intentar un más sobre el fondo
de un menos. El goce sirve en tanto excluido. Uno se queda con los medios de
producción del plus de gozar. Dice Lacan:
“Los medios de producción, (…) eso con lo que se fabrican cosas que engañan al
plus de gozar, y que, lejos de poder esperar colmar el campo del goce, no están
siquiera en condiciones de bastar para lo que, debido al Otro, está perdido”[8]. El goce está
perdido.
Veamos los ejemplos de Freud. En
“Pegan a un niño” se trata de “mi padre me pega”. Hay un castigo por la actividad masturbatoria.
Luego al abandonar la actividad, el padre pega igual. Aquí encontramos el
masoquismo. Pensemos en el “Hombre de los lobos” quien hacía enojar al padre
para que le pegue. Cuando le pega, lo ama.
Plantea Lacan dos campos, uno
dónde el Otro de los filósofos es garante de la verdad. Y el otro campo, donde
el goce espera al sujeto. “Precisamente
allí es siervo”[9], tiene que obedecer, vemos
la presencia del súper yo aquí. Freud dice que la satisfacción es sustitutiva.
Entonces es un plus, la satisfacción en el síntoma puede ser un ejemplo de
obediencia del súper yo. El goce es masoquista. Nos preguntamos ¿Por qué la
satisfacción tiene que ser masoquista?
Para orientarnos pensamos en el
libro de Irene Friedenthal “Encuentros con la satisfacción” y
algunos textos cruciales de Freud
para apoyar nuestra lectura:
- Pulsiones y destinos de pulsión (1915)
- El problema económico del masoquismo (1924)
- Pegan a un niño (1919)
- Más allá del principio del placer (1920)
Repasamos brevemente los tiempos
de la pulsión. Primer tiempo es activo: pegar. Segundo tiempo, podemos decir,
reflexivo: mirar, verse (voyeurismo, exhibicionismo). El tercer tiempo de la
pulsión es con el Otro, es “hacerse pegar por el Otro”, cualquier demanda que
se ponga en juego, hay un llamado al Otro. Aquí podemos retomar el Seminario
11. Este tercer momento de la pulsión da lugar al primer tiempo del fantasma
“pegan a un niño”. Hay aquí enganche de pulsión y fantasma.
Para finalizar y dar paso a
nuestra nueva reunión dice Lacan que, en torno a la incertidumbre sobre ¿yo
existe? se juega la apuesta de Pascal.
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