SEMINARIO XVI – Clase 18, ADENTRO AFUERA


1
IDEALISMO, sólo conocemos de lo real a través de representaciones.
Punto refutable: que no se hace de la representación el reflejo puro y simple de lo real.
El idealismo sólo se sostenía confundiendo el orden del pensamiento con el de la representación.

REALISMO: hacen del pensamiento algo dependiente de lo real.
¿Es una posición del realismo referirse a un real que no puede aprehenderse plenamente como tal porque el pensamiento es allí siempre dependiente?

Lacan propone al psicoanálisis como un saber que avanza sobre lo real, propone una subversión de lo real con el psicoanálisis.
Sujeto supuesto saber.

CIENCIA, su paso:
1)     Excluir lo que tiene de místico la idea de conocimiento.
2)     En renunciar al conocimiento.
3)     Constituye un saber que es un artefacto desarrollado a partir del presupuesto radical de que solo tratamos con los artefactos que maneja el sujeto.
4)     El sujeto soporte de lo que articula como saber
5)     El artefacto desarrollado está ordenado en cierto discurso distinto de la opinión, se postula un discurso de la ciencia.
PREJUICIO: al descubrir este saber lo concebimos como ya ordenado en algún lugar.

El prejuicio de la ciencia es equiparable a una TEOLOGÍA.
El sujeto supuesto saber es Dios.
EINSTEIN: quizá sea difícil captar este buen Dios en lo que sostiene del orden del mundo, pero no es mentiroso, es leal, no cambia durante la partida los datos del juego.
Las reglas del juego ya existen en algún lugar, se instituyen por el sólo hecho de que el saber ya existe en Dios. El preside este desciframiento que se llama saber.
NEWTON; ley de gravedad, lo elabora por haber estado a la altura de los designios de Dios, que él descifró.

ATEISMO: poner en tela de juicio el sujeto supuesto saber.
Lo que tengo que articular, a saber, el psicoanálisis es solidario de esto.
Los prejuicios pueden estar en un tratamiento. No es inofensivo; reforzarán en el analista todo lo que Freud indica que en el pensamiento se constituye esencialmente por una resistencia.
Para indicar de qué se trata esto, lo va a centrar en términos de ADENTRO AFUERA.
·         Están en el origen del discurso de Freud.
·         Proyección / Introyección
a)     Efecto inhibidor sobre el pensamiento del analista.
b)     Efecto sugestivo en la intervención interpretativa.
·         Noción de individuo; organismo.
Adentro lo que está en su bolsa de piel.
Afuera todo el resto.

OBISPO BERKELEY
¿Lugar de la representación? Interior. De lo que está en el exterior, siempre será representación.
Discurso difícil de refutar, por lo menos en el contexto de una representación hecha para sostener la idea de representación. En la representación que da tal ventaja a la representación reside el nudo secreto de lo que se llama idealismo.
Punto de vacilación: la trama, cómo se construye esta representación de espejismo.

ARISTÓTELES, De la sensación.
Estilo con que aborda lo relativo al ojo y con el que se propone dar cuenta del hecho de la visión.
Le falta el aparato del la ÓPTICA.
·         Cámara oscura, espacio cerrado, un agujerito se abre al mundo exterior. Si el mundo exterior es iluminado, su imagen se pinta y se mueve sobre la pared interior de la cámara oscura conforme a lo que pasa afuera.
·         La óptica es esencial para que el sujeto imagine algo que está en un adentro; la función del sujeto se modela en la cámara oscura.
·         El lugar de la imagen depende del lugar del agujerito. Del lado hacia donde apunta este agujerito se ve el mundo, es decir, lo que está afuera y no es más que imagen, ya que adentro sólo se traduce como imagen.
·         Este aparato parece implicar que todo lo que está afuera en un espacio que nada limita puede ubicarse en principio en el interior de la cámara.
·         Si los agujeritos se multiplicaran, ya no habría en ningún lugar imagen alguna.

Lo que concierne al psiquismo debe situarse en un adentro limitado por una superficie.
Es una superficie volcada hacia afuera, y por eso localizamos en ella al sujeto. El está sin defensa respecto de lo que hay adentro: afectos, instintos, pulsiones.
¿Pero por qué debemos dedicarnos tanto a conocer la relación de una realidad con su lugar, ya sea que está adentro o bien afuera?
Tal vez haya que empezar a desprenderse de la poderosa fascinación que obedece a que sólo podemos concebir la representación de un ser vivo en el interior de su cuerpo.

2
ADENTRO / AFUERA en relación a la MERCANCÍA.
Naturaleza: valor de cambio – valor de uso
Valor de cambio, ¿lo que funciona afuera?
Ej.: depósito, un adentro donde se conserva x.
Aquí adquiere valor de cambio, el valor de uso está prohibido en el interior.
Ej.: moneda, fetiche por excelencia, sólo tiene valor de cambio; guardada en un cofre, ¿no es un adentro completamente exterior?

Presentar lo relativo al PENSAMIENTO.
Valor de cambio, lo que circula.
Sólo se concibe al ser articulado, al inscribirse en el lenguaje (Dialéctica, lógica, reglas).
¿Qué quiere decir pensamiento cuando se lo guarda? No se sabe, el lugar del pensamiento es afuera.

OBISPO BERKELEY; equiparación cierto/real.
Contexto con el que discute: realismo/idealismo; lo cierto/lo equivocado.
Berkeley está en lo cierto, aunque sea manifiesto que está equivocado.

ESQUEMA BERKELEYANO: campo de la objetividad.
$ de la representación   //   lo real, en el exterior; ¿lo real está afuera?
Este esquema excluye lo real, nos encontramos en el límite entre lo simbólico y lo imaginario.
Dimensión del inconciente distinto de la biología; se articula en términos lingüísticos.

3

Lo que tiene de impensable la cámara oscura.
ARISTÓTELES, De la sensación; su concepción vuelve impensable toda concepción del sistema nervioso.
Viéndose verse, de Válery.
El ojo es en la medida en que participa de una cualidad “visionaria”. Es una manera de sumergir al sujeto en el mundo.
Proyección: no se trata de lo que se ve sino de lo imaginario; idea de que la luz parte de los ojos.
EMPEDOCLES hace participar del fuego la función del ojo.

Función del objeto a en el campo visual.
A/a/S
Tercer término: luz.
Sujeto, mundo, luz sobre objeto: sensación.
La luz no es la solución para la visión, sino una condición, esto lo indica el objeto a.
El objeto a es eso que falta tras la imagen, y que por un efecto logomáquico de la síntesis, lo situamos en algún punto de la circunvolución.
El objeto a como falta o como mancha.

Antiguos, lugar de la MANCHA.
·         Lugar de la falta.
·         Lugar del tercer término del campo de la objetividad o de la luz: incongruencia.
Mancha en el lugar de la luz en el campo de la visión: sujeto como ser sexuado, se inserta en el deseo.
Objeto a:
·         División articulable del sujeto, sujeto que se equivoca porque está en lo cierto.
·         Sujeto pone en duda el motor del pensamiento; el pensamiento es en sí censura.

Situar mirada subjetiva porque no ve.
Pensamiento es censura.
Pensamiento; mancha en el discurso lógico.

4

PERVERSIÓN   S (A)               //               NEUROSIS   s(A/)
HOMELLE                                                  FAMIL


Juan Pablo Marino


Suplencia. Rodríguez Ponte

La forclusión del Nombre-del-Padre en el lugar del Otro y el fracaso de la metáfora paterna, entonces, en el resumen del Seminario 3, redactado en el curso del Seminario 5, es decir, el escrito De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, "da a la psicosis su condición esencial, con la estructura que la separa de la neurosis" (24) Si hay forclusión del Nombre-del-Padre en el lugar del Otro, fracasa la metáfora paterna, y esto, "por el agujero que abre en el significado, inicia la cascada de los retoques del significante de donde procede el desastre creciente de lo imaginario", (25) cuando se desencadena la psicosis, es decir, cuando "Un-padre venga a ese lugar adonde el sujeto no ha podido llamarlo antes". (26) Es la doctrina establecida.
Ahora bien, en el Seminario 5, en el curso de las clases referidas a la metáfora paterna, semanas durante las cuales Lacan redactó su escrito De una cuestión preliminar..., el Nombre-del-Padre es concebido como Otro del Otro (27) Pero en el curso del Seminario 6, El deseo y su interpretación, Lacan formula lo que "es, si puedo decirlo, el gran secreto del psicoanálisis: no hay Otro del Otro", (28) y entonces todo se complica, porque esto afecta, retroactivamente, a su propia definición del significante del Nombre-del-Padre.
Sitúo aquí el punto de viraje de lo que con el tiempo va a dar lugar a lo que conocemos como "pluralización del Nombre-del-Padre": no el Nombre-del-Padre sino los Nombres-del-Padre - mutación sobre la cual Lacan llamará reiteradamente la atención, por ejemplo en el curso de su Seminario 22, R.S.I. Ya no se trata de un significante particular, de valor constituyente, metafórico, capaz de producir el capitonaje de todo el orden simbólico, y todo lo demás, sino que el Nombre-del-Padre se multiplica en los Nombres-del-Padre. ¿Relativamente a qué? A que, ahora, ya no se trata del "todo" del orden simbólico, sino de lo que luego se llamará "no-todo", a que, ahora, la estructura del sujeto se define como agujereada, no porque el Nombre-del-Padre agujerea, castra al Otro, como habrán leído por ahí, no porque el Nombre-del-Padre barra al Otro, y que si no estuviera el Nombre-del-Padre el Otro estaría completo. No. De movida, de entrada, la estructura es incompleta, inconsistente, fallada, no-toda (29)
 ...al ser el significante siempre dos, falta en la estructura aquel significante que podría ser uno solo. Es una manera un poco torpe, pero didáctica, de formularlo. Si existiera este "uno solo", no habría identificación, habría identidad.
El sujeto encontraría su identidad. Como no hay este "uno solo", como el significante es siempre "dos", el sujeto es lo que un significante representa para otro significante, lo que lo lleva a una remisión indefinida -al menos en el campo del significante-, tal como lo podemos leer en el matema de la transferencia.
Es en relación a este agujero de la estructura que va a aparecer la noción de suplencia.
En verdad, la noción de suplencia, como tal, ya había hecho su aparición en el curso del Seminario 4, sobre La relación de objeto. Cuando allí Lacan se refiere a Juanito, dice, por ejemplo, que el síntoma de la fobia es una suplencia. El caballo de su fobia tiene función de suplencia, en la metáfora paterna, allí donde no estaba el Nombre-del-Padre, o donde éste se sostenía mal, por carencia del padre real.
Entonces, en ese momento de la elaboración de Lacan la noción de suplencia era la siguiente: dado que hay un significante necesario a la estructura, cuando este significante no está, o cuando está más o menos, cuando está insuficientemente, por decirlo así -porque no es que Juanito forcluya el significante del Nombre-del-Padre-, puede venir en su lugar otro significante -en el caso de Juanito: un objeto, el caballo, en posición de significante- en función de suplencia.
Este es, por otra parte, el sentido que proporciona el diccionario: "Cumplir o integrar lo que falta en una cosa, o remediar la carencia de ella. Ponerse en lugar de uno para hacer sus veces. Disimular uno un defecto de otro".
En el caso de Juanito, y de este uso, en general, de la palabra "suplencia", la suplencia es algo contingente, porque depende del hecho, también contingente, de que haya un agujero en la estructura.
Ahora bien, a partir de que el agujero de la estructura es, digamos, situado por Lacan como siendo "de derecho", principial, no contingente, sino esencial, y como lo único, por otra parte, que permite la inclusión del sujeto en la estructura - si no, no habría lugar para el sujeto, quiero decir, para el sujeto tal como es definido por Lacan desde el 6 de diciembre de 1961, en el Seminario de La identificación: como lo que un significante representa para otro significante - éste no es, claro, el "sujeto" del Seminario 3 - a partir de que en el campo de nuestra praxis, el psicoanálisis, la falta que afecta a la estructura es radical, no contingente, principial, es decir: no derivada de otra cosa, e irreparable, pues el fundamento es no hay relación sexual, a partir de ahí la suplencia hay que situarla en relación a esa falla.
Por eso es que se puede decir que siempre hay suplencia -de ahí la idea de suplencia generalizada-, más aún, como va a decirlo Lacan en su Seminario R.S.I., el padre mismo, el Nombre-del-Padre mismo, es definido como función de suplencia.
¿Como función de suplencia en relación a qué? Para decirlo en términos de significante, que tal vez son más accesibles para la mayoría: suple, en la estructura, allí donde falta el significante del sujeto. Pero es siempre la misma idea: donde hay una falta "de derecho" aparece una suplencia - y entonces vamos a leer, en Lacan, el falo como suplencia, el amor como suplencia de la ausencia de relación sexual, etc...
Pero quisiera insistir en esto, que me parece esencial: estas faltas, estas fallas en la estructura del sujeto, que podemos formular de distintas maneras según los años del Seminario de Lacan, es decir, como falta de un significante, o, más radicalmente, como "no hay relación sexual" -lo que correspondería a los últimos Seminarios-, esta falla no es equiparable a una forclusión. Porque la forclusión, si la sostenemos, como la Verwerfung, es un mecanismo que se hipotetiza, que se conjetura, a partir del retorno, de ese retorno particular del que ya he hablado. Si no mantenemos esto, pierde sentido como término -o cambia tanto de sentido que ya no sabemos de qué agarrarnos-. Por lo tanto, no se podría hablar, rigurosamente, de "forclusión del significante de La mujer", por ejemplo, o de "forclusión del significante del sujeto", o de "forclusión del significante de la relación sexual", etcétera..., porque esos "significantes" no tienen por qué estar, y por lo tanto no son susceptibles de soportar el mecanismo forclusivo.
La estructura de lo simbólico -para atenernos a ella- es incompleta, no-toda, pero esto no significa que le falte tal o cual significante, sino que la función del sujeto es la carcoma que la descompleta una y otra vez en la repetición, así como la función del goce la hace inconsistente.
Entonces, para concluir, hablar de suplencia generalizada es afirmar que siempre hay suplencia, porque la falta en la estructura es principial. Podemos llamar a esta falta, a este agujero deslocalizado, de muchas maneras, y finalmente Lacan la denomina "no hay relación sexual", fórmula a la cual, en su Seminario El momento de concluir, le da el estatuto de "fundamento del psicoanálisis", es decir, de algo que funda pero no es fundado, que es fundamento de todo lo demás y no se deriva de nada.
 Bien, antes de pasar a las preguntas y al diálogo con ustedes, me gustaría dejar aclarada una diferencia entre suplencia y suplemento.
Es importante no confundir ambos términos, y a veces, en la lectura apresurada del Seminario, se pasa por arriba de esta diferencia. Una cosa es la suplencia y otra cosa es el suplemento, están articulados pero no se confunden. ¿Conocen esta diferencia? Bueno, después les voy a dejar la copia de un artículo que publiqué recientemente, en el número 16 de los Cuadernos Sigmund Freud, y que titulé El sínthoma: entre lo suplementario y la suplencia, donde trato esta diferencia (30) Pero voy ahora a adelantarles algo.
Suplencia, entonces, es esto que acabamos de decir: allí donde hay falta, agujero, algo viene a suplir en esa falta. Si consideramos que esa falta es no contingente, entonces hablaremos de suplencia generalizada. El suplemento, en cambio, es algo que se agrega; se parece en eso a la suplencia, cuando esto que se agrega, se agrega en un campo donde hay falta; pero el suplemento, en principio, no se define por relación a la falta.
Una vez sostuve un pequeño debate, en la Escuela, con Carlos Ruiz. Como se trata de alguien a quien aprecio y respeto, esa discusión me dejó reflexionando bastante tiempo, y luego ví que eso me aportaba una manera ejemplar de presentar el problema. No sé si para chicanearme un poquito en uno de esos giros que suelen tener los debates públicos, en esa ocasión Carlos Ruiz me propuso esta diferencia, según el valor de uso de las palabras, lo cual me pareció excelente: el suplemento del diario La Nación, el suplente de un equipo de fútbol.
Consideremos estos términos precisamente en su valor de uso. Debemos tener en cuenta que el suplemento del diario La Nación es algo que puede agregarse a una, a varias, incluso a todas las ediciones del diario. Sea, por ejemplo, que el lunes el suplemento viene con una sección dedicada a deportes, el martes con una sección dedicada al acontecer cultural, el miércoles dedicado principalmente al estreno de espectáculos, etc... Este agregado, el "suplemento", no vuelve al diario otro que el que es, ni vuelve más acabada su identidad de diario. Su falta -si pudiera decirse, pero no se puede: cuando no hay suplemento, éste no falta-, la "falta" del suplemento, entonces, tampoco vuelve al diario La Nación otro que el que es. Sigue siendo el diario La Nación. Y si está establecido que los viernes descansa un sector del diario y que ese día no hay suplemento, ese día no falta el suplemento. Es decir, un diario tiene o no tiene suplemento, pero jamás carece de él.
En este sentido fue un hallazgo que Carlos Ruiz me remitiera al valor de uso de las palabras, porque si consultamos "el discurso sabio de los diccionarios", como a veces decía Masotta, podremos ver ahí que una de las definiciones del suplemento que proporciona no deja de remitir al complemento -"lo que completa una cosa"-, y eso es un problema, porque vamos a decir que hay suplemento allí donde no hay complemento.
 Vean, me doy cuenta en este momento que, sin deliberación de mi parte, me acabo de encontrar con algo que había dejado para después, en esta charla, pero que después no retomé. Tiene que ver, precisamente, con la cuestión del complemento.
La mencionada tripartición entre neurosis, psicosis y perversión, en tanto delimita regiones del ser, ¿saben lo que supone y sostiene? Supone y sostiene el universo del discurso. El universo del discurso quiere decir esto:

Gráficos disponibles en la Biblioteca de la EFBA

que tenemos una clase que llamamos A, que agrupa a todos los elementos que pertenecen a la misma, a la que le hace complemento otra clase que llamamos no-A, lo que escribimos con la barra de la negación arriba. Se trata, precisamente, de la negación complementaria, propia de la lógica clásica, que Lacan discute en su Seminario sobre La lógica del fantasma. Según el modelo de una oposición binaria, los elementos a los que se refieren las proposiciones que expresan un mismo "estado de cosas", como dicen los lógicos, por la afirmación o por la negación, se distribuyen entre la clase y su complemento. Un elemento pertenecerá a la clase o a su complemento, pero no a ambas. Los lugares son intercambiables: puedo llamar no-A a la primera clase, en cuyo caso su complemento será A. Puedo considerar otras clases, B y C, por ejemplo, y someterlas a todas a la operación de la reunión; en cuyo caso al complemento pertenecerán todos los elementos que no pertenezcan a la nueva clase ABC que resulta de la reunión. Siempre se trata del mismo procedimiento: si sumamos la clase y su complemento tenemos la clase universal, U, el universo del discurso referido a los elementos en juego.
Ahora bien, el problema, desde el psicoanálisis, si es cierto lo que éste sostiene: que no hay universo del discurso -porque ningún significante se significa a sí mismo sino para redoblarse en la repetición, y el sujeto que de él depende hace estallar entonces el universo del discurso-, el problema es que la tripartición entre neurosis, psicosis y perversión no puede funcionar entonces como universo del discurso, según lo cual lo que no es A será entonces no-A, B o C, etc... La función del sujeto que introduce el discurso psicoanalítico, es decir, un sujeto constituido por el lenguaje y dividido por eso, hace estallar ese universo del discurso. ¿Se entiende? Ahora, ¿qué pasa? Como todos los días nos encontramos con casos que no podríamos encuadrar ni aquí ni allá ni acullá, se ha probado introducir una nueva categoría, una nueva clase, que sería la de los borders. Este término, que parece haber cobrado nuevas fuerzas entre los lacanianos de hoy, tendría entonces una función de suplencia en relación a la falla que la clínica introduce en el universo del discurso nosográfico, pero atención: una función de suplencia -¿cómo decirlo?- que se pretendería exitosa en cuanto a devolverle completud a ese universo del discurso herido por la clínica, es decir, una función de suplencia que alcanzaría la dimensión del complemento. Entonces tendríamos: neurosis, psicosis, perversión... y borders - y ya está, hasta nuevo aviso, todo completo: el nuevo término habría llegado a tiempo para suturar la falla introducida por la clínica.
Pero ahí está el problema. Que si la clínica psicoanalítica es una clínica del sujeto, es decir, una clínica de la singularidad, de lo singular -que no hay que confundir con lo particular-, no podemos sostener el universo del discurso... Porque el sujeto es lo que falta en el universo del discurso. No sé si está claro. Entonces, la clínica del caso por caso es una clínica antinómica de la clínica de neurosis, psicosis, perversión y borders.
Esto no quiere decir que no debamos hablar más, entonces, de neurosis, de psicosis y de perversión, porque de alguna manera tenemos que hablar entre nosotros y, como les decía al comienzo, formular un saber transmisible. Pero, como también les decía al comienzo, a sabiendas de que este saber es a volver caduco no bien reinstalamos en él al sujeto de la enunciación.

Bueno, cierro este paréntesis, y volvemos a la diferencia entre suplemento y suplencia. Ya nos referimos al suplemento del diario La Nación, veamos ahora qué decir del suplente de un equipo de fútbol.
En cuanto al suplente de un equipo de fútbol, conviene recordar que entra en el juego cuando el jugador titular, por las razones que fueran, no está. Pero subrayo: a diferencia de lo que decíamos del suplemento del diario La Nación, el jugador titular debe estar, y si no está, entonces falta, y cuando falta, entra el jugador suplente.
En otro diccionario encontré otras tres definiciones del verbo suplir -no confundir con suplementar-: la primera definición dice "completar lo que falta en una cosa", lo que, como decíamos, llevaría la suplencia del lado del complemento, por lo que no podemos aceptar esta definición, en razón de que no hay universo del discurso. La segunda definición dice "remediar una carencia" y esta definición es muy interesante, porque nos remite a ese proverbio o refrán que todos conocemos, y que dice que "a veces el remedio es peor que la enfermedad"; porque si la enfermedad de la estructura es que no hay relación sexual, su remedio es el síntoma, es decir, que pagamos con nuestros síntomas el intento de desconocer la "enfermedad" que nos constituye como sujetos: que no hay relación sexual. Y la tercera definición: "disimular un defecto", puede ir también por ahí.
Pero insisto, a riesgo de ser reiterativo: en la falta, en la carencia, en la enfermedad, en el defecto de la estructura, no se trata de algo que, pudiendo o debiendo estar, no está, sino de un imposible. Este imposible es el que funda la estructura. Y es en relación a este imposible fundante que desempeña su papel la función de suplencia, en sus distintas presentaciones por parte de Lacan, a las que ya he aludido.
¿Cuál es la consecuencia inmediata de esta posición de la estructura? La de que ninguna suplencia en ella podría saturar la falla de la estructura, que sigue siendo la de un imposible. Dicho de otro modo, la estructura, a diferencia de lo que sostiene el fantasma, no hace universo.
A diferencia del suplente de un equipo de fútbol, digamos, que también suele entrar en "el complemento", es decir, en el tiempo complementario, cuando el titular está cansado y el marcador definido, la función de suplencia, porque de ningún modo podría resultar complementaria -no hay Otro del Otro-, sólo podría cumplir su papel como suplementaria.
 Bueno, para concluir, ahora sí. Hay dos problemas que se presentan en nuestra actualidad. Uno es el discurso universitario, sobre el cual creo haberme explayado hoy suficientemente; el otro, es el de la magia. A veces van juntos. Curiosamente, en la institución lacaniana donde más parece regir el discurso universitario, es donde más interesados parecen estar en hacer psicoterapia, aunque, por cierto, no la llaman así ahí. Un autor a quien respeto mucho sostiene que este sector del lacanismo confunde el psicoanálisis con la plomería, pero bueno, convengamos que, a su manera, ellos se hacen cargo de que el psicoanálisis tal vez no sea para todos, y de que, gracias a Dios, en el psicoanálisis todavía existen los problemas.
El asunto es así: ¿qué hacer con esos casos que no entran en ninguna parte, que presentan síntomas que no se abren a la transferencia, casos que no entran en ninguna parte o que entran en todas partes, casi por igual? ¿Qué hacer con esa multiplicidad heteróclita que se pretende agrupar con el chaleco de fuerza del término borderline? Es decir, con eso que de todos modos no hace conjunto, que entiendo que no puede hacerlo: manifestaciones clínicas de lo más dispares que pueden asociarse -aunque en verdad no hacen sociedad, porque permanecen como apartadas del resto- tanto a una neurosis, como a una perversión, como a una psicosis... si queremos mantener, con los recaudos del caso, los términos consagrados por el uso. ¿Qué hacer con esas presentaciones de lo patológico -impulsiones, toxicomanías, anorexia y bulimia, lesiones mal llamadas "psicosomáticas", etc.- que sólo agrupan los distintos grados de nuestra ignorancia?
Primera respuesta: no tengo la menor idea.
Segunda respuesta: a veces es preferible no tener respuesta a tener una mala respuesta, porque la mala respuesta hipoteca la posibilidad de que alguna vez surja una respuesta que sea eso: una respuesta. No una buena respuesta, no una respuesta suficiente, porque nunca tendremos respuestas suficientes, si es cierto todo lo que dije al comienzo, en cuanto a que toda respuesta, o mejor, a que toda respuesta que se pretenda "toda", es saber establecido. Simplemente, pero nada menos, una respuesta que no cierre el camino.
Bases para intentar una tercera respuesta: me parece que el problema pasa por lo siguiente. Nosotros estamos todavía -más allá de nuestros esfuerzos por seguir los últimos Seminarios, por estudiarlos, por interpretarlos, etcétera- todavía estamos "formados" por los primeros Seminarios de Lacan. Es decir, por el Lacan de la primacía de lo simbólico sobre los otros dos registros, de la primacía del significante sobre el significado con exclusión del referente, del desciframiento del síntoma, etc... ¿Están de acuerdo con esta caracterización? Es como lo que más nos ha hecho, nos ha "formado", decía... con lo que esto comporta, también, de resistencia. No importa que nos rompamos la cabeza con los últimos Seminarios, con el nudo borromeo, con el retornamiento del toro... Igual, eso otro es lo que más hemos trabajado, lo que más hemos puesto a prueba en nuestra praxis, tal vez en nuestros análisis, y nos cuesta, inevitablemente, salir de eso y pasar a otra cosa.
Ahora bien, en términos muy generales, "eso", desde esta perspectiva, que correspondería a ese Lacan de hasta, digamos, 1972 -este corte es absolutamente arbitrario, por supuesto-, eso implica algo que podríamos formular así: el inconsciente es la hipótesis de que el discurso es descifrable, lo que no es falso, pero no es todo. Pero subrayo esto: sin esa hipótesis, no veo por qué le daríamos la palabra a alguien, del modo en que se la damos. Es la hipótesis de que el síntoma es palabra amordazada, o la hipótesis de que el síntoma es descifrable por ser del orden de una escritura -aunque estas dos maneras de caracterizarlo no sean, en verdad, estrictamente equivalentes-. El inconsciente es la hipótesis que constituye un campo común para diferentes fenómenos -llamémoslos así- como el sueño, el acto fallido, el chiste, el síntoma... ¿Qué es lo que hace que a todas estas cosas, heterogéneas en su presentación, las digamos como formando parte de un mismo conjunto? Que las denominamos "formaciones del inconsciente".
El inconsciente, que nunca lo tocamos, que nunca accedemos a él, es el nombre de esa hipótesis que nos permite agrupar todas esas cosas, en tanto arrastra consigo la tesis de su desciframiento. Así, el sueño es descifrable, el lapsus es descifrable, el síntoma es descifrable, etc... Son descifrables, porque el inconsciente es la hipótesis de que esos fenómenos son ya, en verdad, cifras, cifrados.
Ahora bien, estos cifrados que denominamos "formaciones del inconsciente", como todo descifrable, incluyen su propio indescifrable. Lo indescifrable es el límite de lo descifrable, y sin este límite de lo indescifrable no habría desciframiento posible. Es decir, que la hipótesis del inconsciente, o el inconsciente como hipótesis de que el discurso es descifrable, incluye, dentro de su noción, un indescifrable. Podemos llamar a esto, por ejemplo, "ombligo del sueño" o "represión primaria" -con Freud-, o "goce" -con Lacan-, como querramos llamarlo, y añadir a continuación que el análisis no se limita al desciframiento, interpretativo, por ejemplo, que también es preciso el deseo del analista poniendo en marcha la transferencia, etc... Pero quiero precisar esto: este indescifrable es relativo a lo que es descifrable, es decir, es límite de lo descifrable, límite incluso en el sentido matemático del término.


Seminario De un Otro al otro. Clase XVIII Adentro afuera.

Lo resaltado en negrita a continuación, son párrafos trabajados en la reunión, los más importantes,  del resumen de Juan Pablo sobre la misma clase.
Punto 1)
Iniciamos la reunión haciendo hincapié en la diferencia entre "perceptum" y "percipiens". La realidad no es una copia, el "percipiens" está incluido en la percepción, el precipiens modifica la realidad en función de su perspectiva. El punto clave es que el sujeto supuesto al saber es dios y San se acabó, basta de discutir eso, dice Lacan. Un verdadero ateismo pone en tela de juicio el sujeto supuesto al saber, porque si uno dice el psicoanálisis es una practica atea, ¿qué se hace con el sujeto supuesto al saber?
Distinción fundamental entre realismo e idealismo: En el realismo, el conocimiento partiría de las cosas y en el idealismo partir del hombre hacia las cosas. En el realismo el conocimiento se extrae de las cosas y en el otro caso en el idealismo el conocimiento parte del sujeto. Se trata de un sujeto filosófico, como sustancia. En realismo el saber está en las cosas, hay una carencia del sujeto y en el idealismo hay un saber sustancial en el sujeto. ¿De que lado cae el sujeto supuesto al saber? Pareciera que el sujeto como lo conceptualiza el psicoanálisis está borrado.

La ciencia, constituye un saber que es un artefacto desarrollado a partir del presupuesto radical de que solo tratamos con los artefactos que maneja el sujeto.

Es decir, la ciencia ya contrae un artefacto y desde ahí modela todo y lo postula como discurso de la verdad, distinto al de la opinión. Y lo ubica como un discurso de la naturaleza.

Las reglas del juego ya existen en algún lugar, se instituyen por el sólo hecho de que el saber ya existe en Dios. El preside este desciframiento que se llama saber. El prejuicio de la ciencia es equiparable a una TEOLOGÍA.
NEWTON; ley de gravedad, lo elabora por haber estado a la altura de los designios de Dios, que él descifró.

Recordamos el Seminario 2, Clase Introducción al gran Otro, donde Lacan hace mención al mismo tema. Discusión entre lenguaje y palabra. En otra época los planetas podía tener una función de palabra, en la astrología los planteas te hablan. Luego viene el lenguaje de la ciencia, muro del lenguaje, sistema organizado de signos que rotula y objetiva hicieron callar a los planetas. Newton los hizo callar con la ley de gravitación, los objetiva como masas en movimiento. El muro del lenguaje queda del lado de este artefacto que objetiva, a diferencia de la función de la palabra, que tiene una función subjetivante, intersubjetiva. Lenguaje como sistema organizado que permite objetivar y sistematizar los objetos del mundo, hacerlos predecibles. La idea de un dios que miente, seria un dios en el plano de la intersubjetividad, que no sería el de la ciencia (dios de las leyes de la naturaleza). Ej. Dios no juega a los dados. Película de Woody Allen: “dios no juega a los dados juega a las escondidas”. Hay un dios engañador.

Lacan propone al psicoanálisis como un saber que avanza sobre lo real, propone una subversión de lo real con el psicoanálisis.
Sujeto supuesto saber. ATEISMO: poner en tela de juicio el sujeto supuesto saber.
Lo que tengo que articular, a saber, el psicoanálisis es solidario de esto.

Dos propuestas en relación al psicoanálisis: como subversión de lo real (realismo e idealismo) y subversión al discurso científico como ateismo. También hay una propuesta en relación al discurso de la ciencia, si el discurso de la ciencia hace callar a los planetas y los planetas siguen hablando (el psicoanálisis da lugar a eso). La idea de Lacan es entre ciencia y religión, pero no es una ciencia el psicoanálisis, tampoco es religión, pero está entre los dos. Porque se los ha hecho callar a los planetas efectivamente hay leyes de gravedad (no hay nada más que agregar en ese punto, cumple con esa ley). Pero si un paciente viene y dice que fue al astrólogo, ¿qué se le dice? ¿Eso no es científico? Es el mismo punto que decimos el analista se calla y me quiso decir tal cosa. Es la función de la palabra, un concepto abandonado. La idea que hablar es hablarle a otro y cuando dirigís la palabra algo te vuelve y te vuelve de un modo distinto del que lo enunciaste. Eso te puede pasar con un planeta, con una pelota como la película “El naufrago”, se le empiezan a ocurrir cosas que antes sin Wilson no se le ocurrían (resuelve el tema del fuego hablándole, llora cuando se va y está apunto de ahogarse. Es capaz de morir por ir a rescatar la pelota. Se detiene antes de la locura). Recibe del emisor su propio mensaje invertido, esa es la función de la palabra.

Encontramos una crítica a la escisión adentro y afuera. La relación entre el adentro y el afuera es lo importante. Relacionamos con la banda de Moebius. Modo de argumentar que el objeto a, va a estar implicado en el modo en que uno se relaciona con la realidad. Algo de si mismo tiene que estar perdido, presente y velado. Negado, conservado y llevado a otro plano. Tiene una dialéctica.
En el libro “Lo bello y lo siniestro” de Eugenio Trías, ensayo de teoría estética, toma la relación de lo bello y lo siniestro como fundamento de una estética. Articula distintas obras. Ej. La primavera de Botticelli, cuadro clásico. En el nacimiento de la primavera esta Afrodita sale de la ostra. Se pregunta dónde encontramos lo siniestro frente a tanta belleza. Los restos de siniestro están de costado, velado, lo vemos en las burbujas. Ya que el nacimiento de Afrodita surge de cortarle los testículos a Saturno. Las burbujas como signo de lo siniestro porque son el burbujear del semen de Saturno, marca de lo siniestro que le da fuerza al cuadro. La fuerza de lo bello tiene que ver con que lo siniestro tiene que estar velado, pero tiene que haber grietas, no tiene que estar tan lejos sino la belleza se vuelve insulsa, sin fuerza, sin impacto. Si está sin velo es insoportable. Tiene que percibirse algo de lo real. Ej. Si una mujer es como una Barbie, perfecta no te causa ningún deseo.

Punto 2)
Presentar lo relativo al PENSAMIENTO.
Valor de cambio, lo que circula.
Sólo se concibe al ser articulado, al inscribirse en el lenguaje (Dialéctica, lógica, reglas).
¿Qué quiere decir pensamiento cuando se lo guarda? No se sabe, el lugar del pensamiento es afuera.
Contexto con el que discute: realismo/idealismo; lo cierto/lo equivocado.

El adentro y el afuera está en relación a la mercancía. Lacan ubica el tema del dinero, el pensamiento. Toma el esquema de OBISPO BERKELEY, para cuestionar el adentro y el afuera. Nos referimos a la neurosis obsesiva, donde un pensamiento que supuestamente se guarda, también está afuera. Compulsión, ¿el pensamiento que se impone tiene algo de afuera? El pensamiento que pretende guardarse el obsesivo adquiere un tesoro. El pensamiento adentro no tiene ningún valor, el pensamiento es pensamiento articulado. Cuando se guarda deja de ser pensamiento. Podes tener la idea más maravillosa pero si no la decís, no vale. Ejemplo una moneda que se saca de circulación, ya no es moneda, es un pedazo de metal.

Berkeley está en lo cierto, aunque sea manifiesto que está equivocado.
Lo cierto es una fundamentación y un contexto del horizonte de época. Berkeley postula algo, argumenta sobre la representación y a pesar de estar equivocado hoy,  está en  lo cierto en su momento.

Punto 3)
Lo que tiene de impensable la cámara oscura.
ARISTÓTELES, De la sensación; su concepción vuelve impensable toda concepción del sistema nervioso.
Viéndose verse, de Válery.

Introduce Lacan al sujeto barrado. El sujeto se introduce al mismo tiempo que al objeto, hay una introducción simultánea como la constitución del sujeto en el Seminario 10. En la división del sujeto está el a. hay un contrapunto con lo instintivo a diferencia con el ser humano como ser relaciona con su partenaire. Para relacionarse con su partenaire el sujeto humano esta perdido, porque está implícito el sujeto, el objeto, nada que ver con el animal. También apunta Lacan a como se construye la realidad en función de la constitución del sujeto y el objeto. El sujeto puede tener como una hipóstasis y en el ideal del yo, también tiene otro complemento en el objeto. Dos complementos, como alineación y separación.

El ojo es en la medida en que participa de una cualidad “visionaria”. Es una manera de sumergir al sujeto en el mundo.
Proyección: no se trata de lo que se ve sino de lo imaginario; idea de que la luz parte de los ojos.
Antiguos, lugar de la MANCHA.
·        Lugar de la falta.
·        Lugar del tercer término del campo de la objetividad o de la luz: incongruencia.
Mancha en el lugar de la luz en el campo de la visión: sujeto como ser sexuado, se inserta en el deseo.
Idea de los antiguos, está el ojo, el objeto y la luz mediando, también está en Platón. Proyección como si la luz partiera de los mismos ojos. Se pierde un elemento que es el objeto a.
En el discurso lógico aparece una mancha y esa mancha tiene que ver con el tema del sujeto sexuado. Es la introducción del sujeto. Ejemplos: lunar, ojo desviado, un ciego. La función del lunar, punto de condensación de libido, esta velado. Revela que vos sos visto, por el lunar, eso llama tu mirada, no sos sujeto. El ojo desviado te mira al modo de un ojo ciego. El ciego no ve, pero  uno tiene la sensación que te mira.

Punto 4)
Perversión y neurosis.
Cambia noción del Otro barrado:
Plantear que el significado del A barrado, marcado por su insuficiencia lógica, se significa plenamente en el neurótico nos aclara lo inaugural de su experiencia. El neurótico no enmascara en qué consiste la articulación conflictiva de la propia lógica. Que el pensamiento desfallezca en su propio lugar de juego reglado da su verdadero alcance a la distancia a la que se mantiene en su experiencia el neurótico mismo[1]  

Clase XIX Saber Poder
Se propone discutir la disyunción saber poder como en la clase anterior discute Lacan adentro y afuera. En Foucault es claro, saber es poder. Lacan va a situar a partir de Freud la disyunción saber y poder. Freud la instala con su discurso.
Encontramos en esta clase definiciones de los tres registros. ¿Lo real como se define en la clase 18? Como discutía Lacan entre realismo e idealismo, ahí lo real escapa. Entre el orden la representación intentando una relación entre el sujeto y la cosa, ahí lo real ya no está. ¿Lo real como imposible o lo real como absolutamente posible? Es lo que está por fuera de esos discursos, pero también está en el interior del discurso. Es lo que no se termina de decir, pero ¿será lo que se dice todo el tiempo? En cada momento de la enseñanza hay distintos modos de pensar lo real.
Retoma  Lacan la definición de la angustia del Seminario 10.
Hace un tiempo dije que la angustia no es sin objeto. ¿Cuál es el sentido del no sin de esta formula?”[2] .
Evocar a la falta ya supone lo instituido, ya supone lo simbólico.
El no sin no designa este algo análogo al objeto cuya señal en el sujeto es, según el psicoanálisis, la angustia, sino que solo revela que él no falta (…) toda evocación de la falta supone instituido un orden simbólico[3].
¿Cuál es la diferencia de decir no designa sino que solo lo revela? El no sin es una expresión tan ambigua que no designa, pero revela que el objeto no falta, es decir que hay una presencia. La designación es un concepto de matemática, asignar, designar un numero, designar el orden. En lógica se trabaja mucho con el designar. Lacan usa mucho por ejemplo, designa al sujeto pero no lo significa. El no sin revela que por ahí anda el objeto, el objeto no falta. La angustia no es ante la falta de objeto, hay un soporte del objeto, una presencia. Entonces para que haya falta, toda evocación de la falta implica un orden simbólico.

Punto 1)
Se pregunta Lacan qué es el orden simbólico. “Es más que una ley (…) es una acumulación y además numerada. Es un ordenamiento”[4].
Nos preguntamos si la acumulación se refiere a un conjunto. Un conjunto no hace cierre. ¿Se refiere Lacan al tesoro de los significantes?
En el Seminario 20, hace Lacan un juego de palabras que toma después Jean Michel Vappereau: “Enjambre” en francés se dice igual que S1 significante uno. Vappereau, va a decir esain es s1 o s2, juega con eso. Tal vez la idea de acumulación numerada se refiere a s1, s2. Cuando habla Lacan de enjambre no habla de sistema. Numeración y ordenamiento. Ordenamiento tiene que ver con usar la palabra orden. Numerada tiene que ver con asignarle un numero s1 o s2 depende o s3, s4. Acumulación podemos relacionarle con los que en tres años después en Seminario Aún esain. Esa acumulación pone en juego el goce y de una manera que la va a desarrollar en las próximas clases del seminario. Esain, numeración, acumulación de significantes en el orden simbólico va a poner en juego otra cosa que el orden simbólico puro de leyes, donde por ejemplo “no te acostará con tu madre”.
Hay un término freudiano que resuena a lo que venimos planteando: El yo es un mercado persa de identificaciones. El mercado persa no es algo sistemático, no es lago ordenado. Para Lacan seria mercado persa de significantes. La numeración hay que pensar como 1, 1, 1, que es la numeración unaria. Pero esta numeración no es limpia, es impura, es litoral. Habíamos trabajado, en capítulos anteriores, cuando Lacan dice “un campo limpio de goce”. Esa impureza que ubicamos en la Clase 18 como mancha, lunar, es lo que en estos capítulos va a aparecer como sujeto. El lugar que tiene el sujeto, es muy particular. Es una mancha en la lógica. Por eso Lacan apela de nuevo a la paradoja de Rusell.
“Si definimos lo por la supuesta abolición del material simbólico, no puede faltarle nunca nada (…) el cadáver es también un real”[5].
“Para que la falta aparezca es preciso que se diga en algún lugar no hay cuenta.  Para que algo falte, debe estar lo contado. A partir del momento en que hay lo contado, hay también efectos de lo contado en el orden de la imagen.”[6]
Lacan da el ejemplo de la armonía en música. La armonía como disciplina nace con la matemática con  Pitágoras.  Es un cálculo matemático, como dividió la cuerda.
“Toda ciencia llamada antigua consiste en apostar a que un día los lugares donde no hay cuenta se reducirán, ante los ojos de l sabio, a los intervalos constitutivos de una armonía musical. Se trata de instaurar un orden del Otro gracias al cual lo real adquiera el estatuto de mundo, de cosmos, que implica esta armonía”[7].
Saber y poder son equivalentes. El discurso filosófico se sostiene en el punto saber poder (Platón, La República). Con respecto a la ciencia, por ejemplo que lleva a tener misiles es saber poder El discurso de Freud marca la disyunción saber y poder. Freud lee sus efectos en los síntomas. Freud ubica que hay un saber que no entra en el poder. Hay un punto donde el saber es poder y otro punto donde no, en relación al sujeto. Hay un punto de no saber. En “Malestar y la cultura”, Freud dice técnica y dominio de la naturaleza, que es un modo de saber poder dominar a la naturaleza, es una suma que resta. Ejemplos que da Freud, el teléfono me permite comunicarme con un hijo que esta a la distancia, pero también si no hubiera habido medio de transporte no se hubiera ido. Hoy podemos pensar que tenemos muchos medios para comunicarnos con otros, al mismo tiempo las relaciones son tan puntuales evanescentes. La misma lógica, la plantea Ritvo: Todos los que hablan en contra de la ciencia, la tecnología, ¿todo eso es malo? Acaso una conversación con skype con mi hijo que se fue, o estar en 12 hs en Madrid ¿eso también está mal? Dice basta de idealización pastoril heidegeriana, de que si volvemos al campo todo va a estar bueno. La gente huye del campo, no vuelve.
Mencionamos dos publicidades de playstation que reflejan algo de nuestra época:
1-     “Mientras tus hijos juegan no te preguntan de donde vinieron al mundo. Viví estado play”. Se trata del famoso empuje al goce, no te confrontes con la falta,  que no te hable el niño. Quita la pulsión de saber en el niño, la pregunta por la sexualidad.  
2-     “Los ruidos de las bombas no te hace escuchar la música que escucha tu hermana. Viví estado play”. La foto es  de un adolescente. La música que escucha tu hermana, es la música que escuchan otras chicas. Taponar el encuentro con la no relación sexual. Igual que la droga o la relación del borracho con la botella, te corta la relación con el hace pipi (Juanito). Impide el encuentro con la relación sexual que no hay, pero la única forma es justamente encontrarse con eso. Por la pregunta cómo nacen los niños, por dónde va el deseo de una mujer. Te mandan al autoerotismo, en vez de proponer conocer a la gente.
 “En mi propio discurso doy testimonio (…) a lo que conduce el examen de esta disyunción (…) a nada que la colme ni que permita esperar reducirla nunca a una norma, a un cosmos”[8].
Punto 2)
Retoma Lacan el Seminario 4, dice que no tenia conceptualizado el objeto a.
“El termino que había destacado en 1956-1957, mientras seguía la pista de Juanito intentando descifrarlo, no podía ser entonces el objeto a (…) ¿cuál es la salida, aparte de que Juanito ya no teme a los caballos?”[9]
Siguiendo a Freud se trata de lo que se juega en la frontera de lo imaginario y lo simbólico. De lo que atañe al juego de lo real, lo imaginario y lo simbólico.
Vuelve a hacer referencia Lacan a lo real y dice que lo real es la gente que se muere de hambre en Calcuta. Nada falta allí, la gente se muere de hambre. Se empieza a hablar de la falta (falta de alimento) porque Calcuta formaba parte de un imperio. Es el agujero en el imperio, la mancha del imperio. Sin un ordenamiento no hay Calcuta. Si vas a la India, se ve el hambre.
“Sin las necesidades de este imperio, ni siquiera habría Calcuta, no había habido aglomeración en ese lugar (…) Para que haya simbólico, es preciso que se cuente por lo menos 1. Durante mucho tiempo se creyó que contar podía reducirse al Uno, al Uno de Dios- no hay más que uno- al Uno del Imperio (…) Por eso no es en absoluto abusivo simbolizar el campo de lo simbólico con este 1”[10].
Se trata del conteo que tiene efectos en lo imaginario. Plotino introduce la noción del 1 y a partir de ahí se inicia la discusión medieval. El cero es tomado como necesario para pensar el 1 y el sucesor. Axioma de Peano.
El 1/0 es el que tiene impacto sobre lo imaginario, para el hombre es la imaginación. Uno de los puntos de sufrimiento del ser humano es la imaginación, que va en contra de si mismo. Imaginación como campo cero, una pantalla que se puede conectar las cosas más terribles, el fantasma más terrible. Lo imaginario tiene una preganancia tan fuerte que solemos desestimarlo. Por ejemplo la angustia que produce una mudanza, un lugar nuevo, la ubicación imaginaria del espacio. Pensamos en Edipo cuando retorna a Tebas, en Sartre texto “La imaginación” “El ser y la nada”.
En el Sem 5 trabaja Lacan el vértigo, la náusea, como efecto de pasar de la imagen virtual proyectada, fantasía, al cuerpo del otro, sobre todo en el encuentro sexual. es lo que pasa con la primera vez que tiene relaciones dos cuerpos que no se conocen. La palabra de lo siniestro es hogareño, es el lugar en que uno habita. Lo familiar se torna siniestro. Para Freud en su análisis lingüístico de lo siniestro, lo mas cercano es lo mas extraño. También el Proyecto, Freud trabaja el complejo del semejante, aparece el concepto de la Cosa, aquello que se reduce a objeto del otro, lo puede relacionar con las huellas pero siempre queda un resto no reductible a esas huellas. Eso es la Cosa, lo llama complejo del semejante, es lo mas cercano y a la vez lo mas extraño.
En el capitulo siguiente Lacan va a decir que las parejas después de muchos años, se parecen, tienen identificaciones. ¿Dónde está el encuentro con el semejante, con el otro, con el amor? ¿Qué es el Otro cuando uno lo ama? Recordamos cita de Lacan del Seminario 20: solo el amor puede condescender el goce al deseo. Y también en la otra dirección del deseo al goce. También en el Seminario 11, en ti mas que tu, porque te recorto un pedazo de cuerpo cuando te amo. Tomando a Freud en Malestar en la cultura: la gente se enamora y dice que es feliz. No hay cosa mas terrible que estar enamorado, porque uno empieza a temer que el objeto lo deja. Hay una dependencia respecto del objeto amoroso, amado es tremenda.
Pensamos también en la clínica cuando un niño no tiene imaginación los efectos que produce. Imaginación como cubriendo un real, un punto siniestro.
Marco Denevi en “Rosaura a las diez” crea un objeto ilusorio y se vuelve Camilo Canegato, un personaje en medio de la pensión de mujeres. Luego aparece el objeto pero ya es un punto falso, todos lo toman como el objeto. Creación vía la imaginación aparece un sujeto nuevo. Winnicot también trabaja la experiencia de ilusion. La madre se ilusiona e imagina que ahí hay una persona unificada eso crea subjetividad. Algo que no era empieza a ser, algo de la nada. Bion llama a esta función reverie o ensoñación que crea realidad. También podemos relacionarlo con la sublimación.

 Verónica Castro




[1] Sem 16, Ed. Paidos p. 267

[2] Sem 16, Ed. Paidos p. 269
[3] Sem 16, Ed. Paidos p. 269
[4] Sem 16, Ed. Paidos p. 269
[5] Sem 16, Ed. Paidos p. 269
[6] Sem 16, Ed. Paidos p. 270
[7] Sem 16, Ed. Paidos p. 270
[8] Sem 16, Ed. Paidos p. 271
[9] Sem 16, Ed. Paidos p. 272
[10] Sem 16, Ed. Paidos p. 273

ACTA DEL 15 DE JUNIO DE 2013

Leemos el acta de la reunión anterior.
Surge el debate sobre el tema del neurótico como complemento y el perverso como suplemento. Qué implica esto? Podemos pensar la neurosis del lado del narcisismo y el perverso del lado de lo anaclítico, porque lo que pone en juego el perverso es un objeto. El perverso es instrumento del goce del Otro.
Esta es la diferencia en cómo aparece la perversión en “Pulsiones y sus destinos”, en donde el voyerista complementa al exhibicionista (versión neurótica). El neurótico lo supone. En cambio la versión perversa no implica que el sádico complemente al masoquista.
En el Seminario 21 Lacan dice “el masoquismo es puro camelo”, en el sentido en que es una respuesta más, como tantas otras,  al “no hay relación sexual”.
El intento del masoquista es ubicar que en el Otro hay goce. “Sostenedor de la fe” señala Lacan. Pero también el neurótico, no? Sin embargo el neurótico no se ofrece como instrumento del goce del Otro: intenta prestarse a eso pero luego no puede, tiene culpa. El perverso en cambio se aviene sin conflicto. No está dividido. Está en lugar de objeto. En el neurótico es un goce que lo divide.
También podría pensarse en la psicosis, donde el sujeto aparece objetalizado en una religión, en un puro acto. Va y hace. El psicótico queda tomado en un discurso perverso, y es un simple actuador, un cruzado que en nombre de dios hace todo eso.
Los cruzados tienen que ver con la perversión. Moisés también.

Respecto del texto de Ritvo, sobre la sublimación, retomamos la frase “del automatismo de repetición al automatismo de invención”. Es un oxímoron. Si es automatismo hay invención? Si es automático es nuevo? En el movimiento creacionista es necesario destruir para poder crear. Esto está muy claro en “Kant con Sade”. Lo plantea aquí por el lado de la crueldad. Ese plus es gozar de lo que se destruye.
“Son los lazos de la obra y de la pulsión de muerte, mediados por la decisión de un sujeto que desaparece en su obrar, los específicos del acto sublimatorio, situado en una encrucijada, bilocado y bitemporalizado, a la vez antes de la obra y luego de ella, a la vez dentro y fuera” (Ritvo).
Esto marca la división misma en la sublimación, porque si hablábamos de continuidad, y no de salto, esto no podría pensarse. Es decir el sujeto dividido en el tiempo y en el lugar, antes de la obra y luego de ella, a la vez dentro y afuera.
En la sublimación como destino aparece algo nuevo. El oxímoron del automatismo de invención indica que es lo mismo y no es lo mismo.
Todo esto podría sintetizarse en el concepto de Rasgo Unario: borde real de lo simbólico. Un rasgo que se repite y difiere.
Es el llamado del Otro, sino no hay creación. El sujeto se ve tocado. Es la “zarza  ardiente” que llama a Moisés. El llamado tiene un punto real. Y hay una respuesta, un consentimiento del sujeto.

Hacemos un SALTO: retomamos el seminario 16.
¿Porqué en el final del capítulo 18, en la página 267, ubica Lacan s(A/) [significado del Otro] pero tachado?


Vamos a Pág.265:

“A nivel de este objeto a puede concebirse esta división articulable del sujeto en un sujeto que se equivoca porque está en lo cierto –es el  obispo Berkeley-, y otro
sujeto que, poniendo en duda que el pensamiento valga algo, prueba en realidad que el pensamiento es en sí censura. Lo importante es situar que la mirada es subjetiva porque no ve. De ahí que pueda pensarse que el pensamiento mismo sólo se funda en el hecho de que es censura. Así se articula metafóricamente el pensamiento mismo como lo que constituye una mancha en el discurso lógico”(Lacan)
Esto nos recuerda que Freud dice que en el origen el pensamiento es Inconciente. Respecto de la lógica es una mancha.
Cita Pág.266: “Después de esta muy larga articulación, quiero decir algo más hoy. Por lo menos podría empezarlo.
Habíamos quedado en la perversión, que se establece como otro modo de inscribir este afuera que no es para nosotros un espacio abierto al infinito donde ponemos lo que sea bajo el nombre de real. En este afuera tratamos con el Otro y él tiene como tal su estatuto”.
Es decir, Lacan señala que los que dicen que lo real está afuera están mal. Lo está cuestionando todo el tiempo. Este afuera no es el afuera. Sino la relación del Sujeto al Otro.
“No es por cierto únicamente con el esfuerzo de los psicoanalistas como se puede explorar hoy este estatuto con una interrogación solamente lógica y articularlo como marcado por una falla. En el grafo que conocen, el signo S(A/), que representa la respuesta que da el Otro al término de lo que se plantea en el nivel de la enunciación deseante, es exactamente la falla que representa el deseo.
Por algo los términos se manifiestan aquí por letritas, por un álgebra. El álgebra se caracteriza por poder tener diversas interpretaciones. S(A/) puede querer decir todo tipo de cosas, hasta incluso la función de la muerte del padre” (Tótem y Tabú). O sea que participa del equívoco significante.
“Pero, en un nivel radical, el de la logificación de nuestra experiencia, S(A/) es exactamente, si esta se encuentra en algún lugar y es plenamente articulable, lo que se llama la estructura”.
“Si pese a mis reservas, como saben, sobre estos encasillamientos filosóficos, se califica a mi discurso de estructuralista, es porque muestra la relación que hay entre lo que permite edificar una lógica rigurosa y lo que, por otra parte, se nos presenta en el inconsciente como ciertas fallas irreductibles de articulación de donde proviene el esfuerzo mismo que da testimonio del deseo de saber”.
Entonces las fallas irreductibles se escriben S(A/). Es la estructura en términos de lo que viene diciendo.
“Como señalé, llamo perversión a la restauración, de algún modo primera, a la restitución del a al campo del A. Y esto es posible porque el a es un efecto de la captura de algo primitivo, primordial. ¿Porqué no admitirlo, siempre que no se lo convierta en un sujeto? En la medida en que este ser animal que considerábamos hace poco a nivel de su bolsa de piel está atrapado en el lenguaje, algo en él se determina como a, este a devuelto al Otro, si se puede decir. Por eso, cuando les presenté el otro día al perverso lo comparé irónicamente con el hombre de fe, incluso con el cruzado. Él le da a Dios su verdadera plenitud”.



“La perversión es la estructura del sujeto para quien la referencia a la castración, a saber, que la mujer se distinga por no tener el falo, está tapada, enmascarada, colmada por la misteriosa operación del objeto a. Se trata de una forma de remediar este hiato radical en el orden del significante que representa la
castración. La base y el principio de la estructura perversa consiste en repararlo dotando a este Otro de algo que reemplace la falta fálica, por cuanto es asexuado. Si me permiten terminar con juegos de palabras humorísticos, retomaré una fórmula que ya una vez destaqué para ustedes. ¿El Otro del perverso no es acaso lo que había designado con el término hommelle?”. Hombre y ella ambos juntos, cuando dice asexuado. Porque dijimos que la sexuación tiene que ver con la presencia del falto. Falo/castración es la lógica del deseo. Asexuado es la pareja combinada de Melanie Klein, él y ella, los padres en el coito. Sin saber quién es quién.
Pág.267: “Esta es una referencia cuyo realce, que parece –pero sólo parece- pintoresco, les ofrecerá algunos servicios para orientarse en la localización de cierto afuera respecto del juego del inconsciente”.
“Como de costumbre, no pude avanzar hoy tanto como quería. Antes de dejarlos, me gustaría aún abrirles el camino que va de la perversión a la fobia, donde veo el intermediario que les permitirá finalmente situar de manera auténtica al neurótico, y en su nivel, el adentro y el afuera”.
“¿Por qué no escribir este hommelle modificando nuestro S(A/), en el sentido de que es de un A sin falla de donde obtenemos el significante S? El S(A) da la clave de la perversión. ¿No es inversamente a nivel del significado de la falla donde la división del A se encuentra  en el neurótico? Es decir s(A/), el significado del Otro barrado”.
Es decir, modifica la escritura de S(A/) por S(A), significante de Otro no fallado para ubicar la perversión. Y modifica s(A) por s(A/), significado del Otro barrado, para la neurosis. Está probando. Está jugando.
“Esto tiene un gran interés de ordenamiento topológico, y es también mostrar que el texto del síntoma neurótico se articula a nivel del enunciado. Así se explica que sea entre el campo del yo, tal como se ordena especularmente, y el del deseo, en la medida en que se articula en relación con el campo dominado por el objeto a, donde se juega la suerte de la neurosis”.
Entonces campo del yo: narcisismo. Campo del deseo: dominado por el objeto a (neurosis).
“Plantear que el significado del A barrado, marcado por su insuficiencia lógica, se significa plenamente en el neurótico nos aclara lo inaugural de su experiencia”.
Pág. 268: “Para terminar con otro de esos juegos de palabras que les anuncié y cuyo hallazgo permite el estado de la lengua, ¿qué tendría de sorprendente divertirnos transformando, en el piso inferior, la palabra hommelle en famil? ¿Este famil no  parece mostrarnos verdaderamente acaso, como un destello, en qué consiste la función metafórica de la familia misma?”
“Si para el perverso es preciso que haya una mujer no castrada, o más exactamente, si la hace homme-elle [travesti], ¿no es notable el famil (mujer) en el horizonte del campo de la neurosis –eso que en alguna parte es un él [il] pero donde el yo es verdaderamente lo que está en juego en el drama familiar?”


Entonces hommelle es perversión. Famil es neurosis.


“Se trata del objeto a liberado. Él plantea todos los problemas de la identificación. Con él se debe terminar a nivel de la neurosis para que se revele la estructura de lo que se intenta resolver, a saber, el significante de A barrado, la estructura a secas”.

Entonces, famil es el Edipo. Pero la perversión no está fuera del Edipo. Si el perverso se ubica como objeto ¿cuál es la diferencia con el psicótico? ¿En el psicótico no interviene la metáfora paterna? La cuestión es ver si en el psicótico está en juego la metáfora paterna. Lacan en “Una cuestión preliminar a todo tratamiento posible…” dice que el psicótico no está fuera del Edipo. El rechazo es un modo de relación al Otro. Está en relación al Edipo bajo el modo de la forclusión. No rechaza peras. Rechaza la castración, el significante de la ley. El psicótico no es un niño feral como el salvaje de Aveyron, que no ha tenido contacto con el lenguaje. En uno es forclusión, y en otro es represión, en ambos, de la castración. No hay 3 estructuras. Hay una relación a la castración. En ambas, neurosis y perversión, hay inscripción.

Lo que se habló con Carlos Basch es que ese s(A/), significado del A barrado, es que en el grafo, cuando el sujeto busca el significado del A en relación a la pregunta ¿qué me quiere el A?, donde pone el sentido del síntoma (en s(A), al tacharlo acá, lo que es un movimiento de ida y vuelta, baja la A/ del piso de arriba hacia abajo. El problema es que ahí el síntoma no estaría como respuesta que obtura. Puede entonces pensarse que el síntoma también es apertura, un punto de béance.

La significación del fantasma está en relación a la castración, por eso está bien dicho “significante del A barrado” y que esté en el 2do piso.  s(A) ahora lo tachó. Entonces se rompe el circuito de la demanda. Uno de sus pilares es que el A no esté barrado.

Lo que se habló con C.Basch es que esta bajada de la tachadura se llamaría transferencia. Es decir que el análisis ponga en cuestión algún tipo de respuesta sin tachar. Si dejo S(A/) es que encuentro alguna respuesta posible a la demanda en el primer piso.
El receptor recibe del emisor su propio mensaje invertido, pero resulta ser que está en transferencia, y el analista cuestionó alguna respuesta de s(A). Entonces lo que hace es bajar el A de arriba hacia abajo y quedó tachado.
Surge debate acerca de si en estos términos no podría ser autoayuda, ya que “nadie puede, nadie lo tiene” es dar sentido.  Y que la s minúscula en ese lugar sigue diciendo que lo que está en juego es un significado, que no es lo mismo que significante. Sin embargo es al revés, se le rompe el mensaje al sujeto. Agamben señala que un significado es un significante en el lugar del significado. Pero entonces ¿cómo se justifica s(A) abajo y S(A/) arriba?  Podemos pensar que la transferencia es lo que hace que el síntoma sea cuestionable, pone en juego al síntoma. Para poder desarticular el síntoma hay que sacarle significado, hacer del significado un significante. Entonces s(A/) podría pensarse como un significante. Habría que ver qué dice Lacan más adelante.
También sería pasar de la letra con sentido coagulado, a ser un significante. De hecho no son fórmulas, son matemas, se encuentran más cerca del poema. Es poemático, no matemático, dice Ritvo




Retomamos el seminario 16, finalizando la clase 16, en Pág.236:
“Sólo que el goce, exactamente como en el caso del Voyeur, escapa. Su lugar está enmascarado por esta sorprendente dominación del objeto a, pero el goce no está en ninguna parte. Claramente el sádico no es más que el instrumento del
suplemento dado al Otro, pero que en este caso el Otro no quiere. No quiere pero obedece de todos modos”.
Más abajo, en la misma página, plantea el problema de la identificación:
“Si el neurótico se encuentra confrontado con los problemas narcisistas, es sólo en la medida en que él pretende ser el Uno en el campo del Otro. La idealización desempeña aquí un papel lógico primordial”.
Esto por un lado suena a perversión, y por eso se nos plantea la duda. Pero parece que la perversión está más en relación al instrumento del suplemento, en relación al Uno y al a. Pero Lacan señala aquí la idealización. El neurótico idealiza, el perverso defenestra.
Pero por otro lado “ser el Uno en el campo del Otro” está en relación al amor, es ser uno elemento del A, es formar parte del A. Es lógica de conjuntos. No estar excluido, estar dentro del A. Es la queja del neurótico.
“Pero sólo con esta observación, les sugiero al mismo tiempo que interroguen qué ocurre con el narcisismo primario.  En Pág.237: ¿No es una imaginación? ¿No sufrimos nosotros por eso, con Freud, un efecto retroactivo figurado, incluso inexplicablemente falseado? ¿Acaso no le agregamos un poquito, justo lo necesario para caer en la trampa del neurótico?”
“La próxima vez intentaré mostrarles que es a nivel del narcisismo secundario, en su forma caracterizada como captura imaginaria, donde se presenta para el neurótico, de una manera completamente distinta de lo que ocurre en el perverso, el problema del objeto a”.
“Creemos poder pensar que hubo en alguna parte para el neurótico una relación, no de suplemento, sino de complemento con el Uno, y con eso investimos la pulsión oral. Sin embargo, y de manera muy notoria, con la sola condición de librarse de la fascinación del neurótico, la pulsión oral también se caracteriza por centrarse en torno de un tercer objeto que se sustrae, tan inasequible en su género como la mirada o la voz”.
“Con la ayuda de juegos de palabras, hacemos de ese famoso seno el regazo materno. Pero tras el seno, y tan adherido como él al muro que separa al niño de la mujer, está la placenta”.
“Nos recuerda que, lejos de que el niño forme un solo cuerpo con el  cuerpo de la madre (está cuestionando la idea del Uno), ni siquiera está encerrado en sus envoltorios, no es en absoluto un huevo normal, está quebrado, roto por ese elemento añadido a este envoltorio. Además ahora sabemos que debido a este elemento pueden jugarse todos los conflictos sobre la mezcla de sangres y la incompatibilidad de tal grupo con tal otro, que reemplazan a las discusiones bizantinas al respecto”.
“También parece que en el nivel de la pulsión es ineliminable la función de un tercer objeto que llamé placa (placenta) –incluso colgante, porque volveremos a ver sus formas eminentes en todo lo que edifica la cultura, en la cosa colgada del muro y que engaña”. (¿se trata del cuadro?)


“¿No es en efecto lo que aparece en la experiencia del neurótico? ¿Colmarla con el mito de una unidad primitiva, un paraíso perdido, aparentemente liquidado por el trauma del nacimiento, no es caer en lo que está justamente en juego en lo que ocupa al neurótico? En efecto, se trata para él de la imposibilidad de hacer encajar el objeto a en el plano imaginario, en conjunción con la imagen narcisista”.

Lo importante aquí es que nos fijemos dónde está puesto el acento: en el plano imaginario. En cambio en la perversión, ¿dónde está puesto el acento cuando dice: “restituirle el objeto al Otro”? Aquí se plantea una duda, no se entiende.
Podríamos pensar que el complemento en la neurosis es imaginario. Habría que ver qué registro tendría el suplemento. ¿Se trata de fetiche? No está claro.

Pág.238: “Ninguna representación soporta la presencia de lo que se llama el representante de la representación. Sólo se ve aquí la distancia marcada por este término. No hay ninguna equivalencia de uno con el otro, del representante con la representación”.
Por esto Lacan dice en algún otro lugar, “representante de la falta de representación, respecto del significante”.
“Por eso puedo indicar que todo esto se reordenará en la tercera línea del grafo, la que cruza las otras dos. Hablando con propiedad, es lo que de una concatenación simbólica se remite a lo imaginario, donde ella encuentra su lastre”.

¿Qué es su “lastre”? ¿el resorte imaginario en la relación simbólica? ¿su pie a tierra? Parece estar encomiando a lo imaginario. En el seminario 6 lo imaginario es prestar el pedazo del cuerpo al falo, que venga a representar al falo.
Lastre  puede ser esto: un anclaje. Es lo que evita que la cadena metonímica sea infinita. Puntos de capitón.
Continuamos con la cita: “En esta línea, en el grafo completo, encuentran el yo, el deseo, el fantasma, y finalmente la imagen especular, antes que llegue aquí, abajo a la izquierda, su remate, que sólo se comprende por un efecto retroactivo. En este lugar, se inscribe la ilusión retroactiva de un narcisismo primario”.
Es la misma idea desde el principio de Lacan, que no existe el narcisismo primario. El narcisismo es secundario.
“En torno de esto deberemos volver a centrar el problema del neurótico. También se trata de la manifestación del hecho de que el sujeto como neurótico está precisamente destinado al fracaso de la sublimación”.
“Así pues, si nuestra fórmula ($<>a), S barrado, rombo, a minúscula, como fórmula del fantasma, debe ser utilizada como argumento en el plano de la sublimación, no puede serlo antes de plantear una crítica a toda una serie de implicaciones laterales sacadas de allí de manera injustificada, debido a que la experiencia de las incidencias del significante en el sujeto se realizó con los neuróticos.
Lo cierto es que esta experiencia no habría podido tener lugar de otra manera”.

Entonces este salto que plantea Ritvo, del automatismo de repetición al automatismo de invención, es que la invención sería salir del síntoma. La sublimación supone entonces, si tiene que ver con el acto, trascender al fantasma. Es un acto que no se coagula en un objeto. Seguramente porque el fantasma es una promesa de goce. También hay algo de la inercia de lo idéntico en el fantasma, y sostener un A completo. Inventar algo sería un modo de trascender al A, ir más allá, arriesgarse y producir algo.
- Y de ponerle un nombre. Lombardi dijo que el neurótico es un “sin nombre”  (frase de “Subversión del Sujeto…”) porque el acto (horror del neurótico) siempre es acto que implica la puesta en juego del nombre propio. No es cualquier acción. También puede pensarse que es a  través del acto que aparece el nombre propio, sino habría nombre
propio antes del acto. Parece que hay un nombre que se adquiere en el acto. Que sea “sin nombre” es que el neurótico está lejos del acto.
También está la cuestión de la responsabilidad. Poner el nombre es asumir. Ejemplos de dimensiones del acto: poner la firma, la paternidad, el casamiento. No son actos  el acto del nacimiento y el acto de defunción, ya que son otros los que firman.

Claris Misrahi