Acta Nº 17: 2/03/2011
Clase VII Introducción a la apuesta de Pascal- Punto 3.
Sobre la apuesta y su pérdida
Comenzamos la reunión con un
texto de Gabriela Camaly La apuesta de
Lacan: el objeto a como plus de gozar. En el punto 4 sobre las “Paradojas”,
Camaly menciona que existe una paradoja en la articulación entre el goce y el
plus de goce: Al nombrar al objeto a “plus de goce” ya está allí la pérdida en
juego. Nos parece interesante seguir la línea de la dimensión de la pérdida en
relación al plus de gozar para pensar la apuesta de Pascal tomada por Lacan.
Nos detenemos en la siguiente
cita: “El malestar en la cultura, del que nos habló Freud, es un plus de gozar
obtenido por la renuncia inicial al goce”[1]. Cuanto más se renuncia, más obediencia al súper yo.
Cuando se renuncia no se logra callar la exigencia del súper yo. Pensamos en el
texto de Freud “Pegan a un niño” como ejemplo (me porto bien –más me castigan).
Recordamos el inicio de nuestra
investigación con una cita de Lacan de la Clase primera: “La novedad es que
haya un discurso que articule esta renuncia, y que haga aparecer lo que llamaré
la función del plus de gozar. Aquí está la esencia del discurso analítico”[2].
Lacan plantea (para explicar la apuesta) la
importancia que tiene el juego, ya que muestra la relación del sujeto con el
significante. Dice Lacan: “La apuesta adquiere peso respecto del juego”[3]. Todo
juego implica reglas y esto conlleva de base una exclusión. Proponemos como
ejemplo el juego del truco dónde hay que acordar previamente si se juega con o
sin flor. Recordamos el modo de enunciar, la regla fundamental, que tiene
Freud: Se trata de decir todo lo que
a uno se le ocurre, no hacer todo lo que
a uno se le ocurre. Aquí se excluye el hacer.
Pascal sostiene
que no se puede no apostar dice: “hay que apostar; esto no es voluntario:
estáis embarcado.”[4] Hay que apostar porque ya
estamos comprometidos intrínsecamente a lo que se pone en juego. Lo que se pone
en juego es la nada misma pero una nada que nos marca. Nos llama, nos
interpela. Este carácter de la apuesta implica
una pérdida, al apostar algo queda por fuera, algo se pierde.
En palabras de
Lacan: “Hay por un lado una vida de goce a la que se renuncia para hacer la
jugada, así como Pascal señala en el estudio de las reglas de las partidas que
cuando la postura está en juego, está perdida.”[5]
Cuando Pascal habla de infinitas vidas que se arriesgan podemos leer pequeños
plus de gozar.
Retomamos lo trabajado en otra
reunión sobre la elección forzosa entre no
soy y no pienso desarrollada por Lacan en Seminarios
anteriores. Al negar las dos afirmaciones cartesianas soy y pienso y elegir o
la una o la otra, nos lleva de lleno a la pérdida. Elija lo que se elija
siempre se pierde. Podemos pensar que en el Seminario 16 Lacan expone la
apuesta de Pascal para continuar trabajando el concepto de elección forzosa, ya
que la apuesta da cuenta de la elección forzosa.
En el clase 6 dice Lacan que en torno
a la incertidumbre sobre ¿yo-je existe? se juega la apuesta.
Pensamos lo que
Freud enseña sobre la neurosis como herencia. Lo que se ha heredado de los
padres hay que conquistarlo.
Siguiendo el hilo de la pérdida
de la apuesta, recordamos el fort- da presentado por Freud. El niño tiene que
estar dispuesto a perder a la madre. Para vivir hay que renunciar. El inicio
del lenguaje lo encontramos en este juego de presencia y ausencia. En el
Seminario 11 plantea Lacan que un analista debe dar por perdido al paciente
como condición del análisis. Es lo opuesto a que un analista quiera tener
pacientes para acrecentar su narcisismo.
Se proponen películas como
ejemplos de la dificultad en la neurosis de encontrarse con la pérdida. “El
gato pardo” con Alain Delon dónde un padre enfrenta a sus dos hijos para no
perder. Algo parecido ocurre en “Corazón Valiente”.
Object petit a, petit objet a, objeto a…
Planteamos tres funciones en
relación al objeto a:
Ø
Plus de
gozar: no se trata de ningún objeto que se pueda positivizar. Cuenta en
pérdida. Es una letra. ¿Qué soy para el Otro?
Ø
Causa de
deseo: fundamento del deseo como pura pérdida. Ver Seminario 9. Demanda.
Vacío central del toro.
Ø
Agalma:
lo ubicamos en el lado derecho del grafo. En el fantasma se trata del objeto que
está delante. Dentro del campo imaginario (i(a) imagen de a, narcisismo) se cree que se puede recuperar el objeto de
deseo. Por ejemplo encuentro al objeto y renuncio para agradar al súper yo.
En el Seminario 12, plantea Lacan
tres círculos, tres nociones articuladas:
-saber
- sujeto- verdad
- sexo
No hay saber en el sujeto. No hay
encuentro entre sexo y saber. Los tres tienen en común, lo que les falta, el
objeto a. Retomamos la cuestión del tiempo en un acto. En el acto el sujeto no
está presente. Un sujeto no es contemporáneo del acto. Todo acto es una lectura
del acto. Se propone una novela de Bioy Casares “El sueño de los héroes” y los
cuentos “El sur” y “La muerte y la brújula”.
El objeto a conlleva siempre a un
objeto que se pierde, oral, anal. Hay una pérdida porque hay marca. La pérdida es
el resultado de una marca. Esta marca de lo simbólico introduce lo real, introduce
un palote que establece una diferencia, un rasgo unario.
Al finalizar la reunión
planteamos que el rasgo unario, el nombre del padre y el falo tienen como
función indicar que algo se ha perdido. El rasgo unario permite la entrada en
el discurso. El nombre del padre es un anclaje que abrocha y nomina. Y el falo
es el significante de la castración, significante impar que señala las
estructuras a las que estarán sometidas las relaciones entre los sexos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario