Georges Bataille de
su libro "Madame Eduarda", donde piensa la risa como una
expresión del erotismo, como una apertura al erotismo y al horror.
"...es la expresión
de un destino que quiso que el hombre se riera de sus órganos reproductores.
Pero esa risa, que acusa la oposición del placer y del dolor.....determina
también su parentesco fundamental. La risa deja de ser respetuosa, y es el signo
del horror. La risa es la actitud de compromiso que adopta el hombre en
presencia de un aspecto que le repugna, cuando ese aspecto no parece grave.
Asimismo, el erotismo, considerado con gravedad, trágicamente, lo trastoca
todo".
"....Pero, sin
querer oponer nada a la risa que provoca la indecencia, podemos remitirnos, en
parte, a un aspecto que sólo la risa propone.
En efecto, la risa
justifica una forma de condena deshonrosa. La risa nos encamina hacia donde el
principio de una prohibición, de necesarias e inevitables decencias, se
convierte en obtusa hipocresía, en incomprensión de lo que está en juego. La
extrema licencia, cuando se asocia a la diversión, va siempre acompañada del
rechazo a tomar en serio -quiero decir: a lo trágico- la verdad del erotismo".
"Aquello de lo cual
nos desvía esa gran risa, que suscita la licenciosa diversión, es la identidad
del placer extremo y del dolor extremo: la identidad del ser y de la muerte,
del saber que se estrella en esa deslumbrante perspectiva y de la oscuridad
definitiva. Sin duda, podremos finalmente reírnos de esa verdad, pero, esta
vez, con una risa absoluta, que no se detendrá ante el desprecio de lo que
pueda resultar repungnante, pero cuyo asco nos envilecerá".
Claris Misrahi
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