Sem. 17 Más allá del complejo de Edipo.

Clase VI
EL AMO CASTRADO.

Introducción y pto. 1
“El significante amo determina la castración”.

Lacan nos advierte que el reverso del psicoanálisis es el discurso del amo; el discurso psicoanalítico es el contrapunto del discurso del amo.
Aclara que lo caracteriza así porque cada uno de los términos de un discurso (S1, S2, a, S tachada) está ubicado en el lugar contrario al del otro.
Aunque se puede pensar reverso y contrapunto en el sentido de implicar dos “objetos” opuesto o la contracara del mismo.

Hace una crítica a los psicoanalistas que intentan a través de datos en relación a los vínculos parentales conducir una cura. Pone como ejemplo lo que sucede con la “identificación primaria” diciendo que suele tomarse equivocadamente como identificación a la madre.

Freud, Psicología de las masas y análisis del yo, cap. VII, p. 99.
“El varoncito manifiesta un particular interés hacia su padre; querría crecer y ser como él, hacer sus veces en todos los terrenos. Digamos simplemente: toma al padre como su ideal”.

Afirma que esta definición se contradice con lo que “establece el desarrollo de la teoría psicoanalítica sobre la primacía de la relación del niño con la madre” (p. 92).

Un analizante centra su discurso en cierta objetividad guiada por el pensamiento determinando así una configuración subjetiva, una posición del sujeto atravesado por sus defensas. El arte del psicoanalista es, por medio de la interpretación dar lugar a la falla.

Toma la dialéctica que propone Hegel para intentar romperla, afirmando que “el significante amo determina la castración”.

Kojeve A. “La idea de la muerte en Hegel”, p. 87:
El amo se humaniza (realizándose en tanto que amo, es decir, como ser específicamente humano) mediante el reconocimiento por parte del esclavo, pues aquel se impone a éste aceptando el riesgo contra natura que el futuro esclavo rehúsa…
El esclavo realiza y perfecciona su humanidad en el trabajo al servicio del amo. Mas este trabajo servil sólo tiene una virtud antropógena en la medida en que nace de la angustia por la muerte y es acompañado por la conciencia de la finitud esencial de aquel al cual sirve trabajando

Equipara la verdad del amo con la represión primaria en el punto en que ambas se manifiestan a través de sus producciones. Tanto una como la otra, son suposiciones, damos cuenta de ellas a partir de lo que producen, son míticas. La matemática, la ciencia, eluden este supuesto, mientras que el psicoanálisis nos viene a mostrar como “eso” se impone.
“El discurso del inconsciente corresponde a algo que depende de la institución del propio discurso del amo. A eso se le llama inconsciente. Se impone a la ciencia como un hecho” (p. 95).

Pto. 2
Esquema de “los cuatro lugares”.
Toma el discurso de la histérica, para distanciarse de lo que Freud propuso como lugar del padre. Ella, dice, se pregunta por el saber sexual y lo responde “dándole la palabra al Otro y precisamente como lugar del saber no sabido”.
“El discurso de la histérica revela la relación del discurso del amo con el goce, en la medida en que el saber ocupa el lugar del goce. El propio sujeto histérico, se aliena por el significante amo como sujeto al que este significante divide (al que en masculino representa al sujeto) este sujeto que se opone a hacerse su cuerpo” (p. 98).
Freud propone la “solicitación o complacencia somática” y Lacan se pregunta si en realidad no es un rechazo por parte del cuerpo. “Al seguir el efecto del significante el sujeto histérico no es esclavo” (p. 99).
Sostiene al “padre idealizado”. No entrega su saber. Ella le priva al Otro de ser objeto de su deseo.

Nos remite a Dora y en primer lugar a lo que llama “prejuicios freudianos” y luego a los diferentes actores del escenario.
El padre de Dora es un padre castrado, está enfermo.
El Sr. K ocupa el lugar de “tercer hombre” (p. 100), como aquel quien lo tiene, pero no para ella, sino “para que otra le prive de él”.

Primer sueño:
“En una casa hay un incendio; mi padre está frente a mi cama y me despierta. Me visto con rapidez. Mamá pretende todavía salvar su alhajero, pero papá dice: no quiero que yo y mis dos hijos nos quememos a causa de tu alhajero. Descendemos de prisa por las escaleras, y una vez abajo me despierto”

Destaca que en este sueño lo importante para ella no es  la alhaja sino el alhajero, no es el órgano sino quien lo tiene.
El Sr. K le ofrece su goce en tanto joyero, goce que a Dora no le interesa, ya que lo importante para ella es “el saber como medio del goce, pero para que sirva a la verdad, a la verdad del amo que ella encarna en Dora”… “Y esta verdad es que el amo está castrado” (p. 101), ella exhibe esa verdad.

Segundo sueño:
“Ando paseando por una ciudad a la que no conozco, veo calles y plazas que me son extrañas. Después llego a una casa donde yo vivo, voy a mi habitación y hallo una carta de mi mamá tirada ahí. Escribe que, puesto que yo me he ido de mi casa sin conocimiento de mis padres, ella no quiso escribirme que papá ha enfermado: ahora ha muerto y si tú quieres puedes venir. Entonces me encamino hacia la estación ferroviaria y pregunto unas cien veces ¿dónde está la estación? Todas las veces recibo esta respuesta: cinco minutos. Veo después frente a mí un bosque denso; penetro en él y ahí pregunto a un hombre a quien encuentro. Me dice: todavía dos horas y media. Me pide que lo deje acompañarme. Lo rechazo y marcho sola. Veo frente a mí la estación y no puedo alcanzarla. Ahí me sobreviene el sentimiento de angustia usual cuando uno en el sueño no puede seguir adelante. Después yo estoy en casa; entretanto tengo que haber viajado, pero no sé nada de eso… me llego a la portería y pregunto al portero por nuestra vivienda. La muchacha de servicio me abre y responde: la mamá y los otros ya están en el cementerio”. En la sesión siguiente agrega: “con particular nitidez, me veo subir por la escalera, y tras su respuesta me voy, pero en modo alguno triste, a mi habitación, y ahí leo un gran librito que yace sobre mi escritorio”.

El sueño indica no sólo el modo de acceder al padre simbólico sino también el saber que éste produce.

Pto. 3
Remite a los sueños, en tanto formaciones del inconsciente, recordando la metáfora freudiana: un sueño requiere de un socio empresario y uno capitalista. Este último, el deseo infantil reprimido, como lugar de acumulación, de goce y, por otro lado, los restos diurnos.
Freud se equivoca con Dora guiado por sus prejuicios, considerando que las histéricas están atravesadas por “la envidia del pene” (p. 103)y tomando el Edipo con valor de verdad.
El padre freudiano, es uno que “no sobrevive” dice lacan. Freud teme que muera y con ese temor lo hace consistir.
El padre lacaniano se presenta castrado desde el origen.


Carla Riccono

Seminario 17 – Clase V: “El campo lacaniano”

La clase comienza con una regla de primera aproximación: “la referencia de un discurso es lo que manifiesta querer dominar” (p. 73). Discurso aquí es un discurso X, cualquier discurso, pero esta regla hace que quede emparentado al discurso del amo. Podemos abrir una serie de preguntas: ¿qué es lo que manifiesta querer dominar el discurso de la histérica, el universitario, el del amo y el del analista? ¿qué es lo que manifiesta querer dominar porque esa es la referencia? Y otra pregunta, que puede parecer innecesaria: ¿qué es la referencia de un discurso?

Sobre el discurso del analista nos da una aproximación: “debe encontrarse en el punto opuesto a toda voluntad, al menos manifiesta, de dominar. Digo al menos manifiesta, no porque tenga que disimularla, sino porque, después de todo, es fácil deslizarse de nuevo hacia el discurso del dominio” (p. 73).
En principio, habría que resaltar que es una aproximación, como si el discurso del analista no podría terminar de decirse, o como si el acercamiento a este discurso fuese asintótico. Luego, la referencia de este discurso es la oposición a la referencia del discurso mismo. ¿Se trata de un discurso que se sustrae a la noción misma de discurso? Y, por último, el discurso del analista corre el riesgo de deslizarse hacia el discurso del dominio.

El discurso de la conciencia tiene por principio el discurso de dominio, “discurso de la síntesis, discurso de la conciencia que domina” (p. 74).

Cita de Acerca de la causalidad psíquica en p. 74.

1

DISCURSO Y GOCE
Lo más candente del discurso es aquello que se refiere al goce.
“El discurso se aproxima a él sin cesar, porque en él se origina. Y lo turba cada vez que trata de volver a ese origen. Así es como se opone a cualquier apaciguamiento” (p. 74).

DISCURSO Y SUJETO
“Freud sostiene un discurso extraño,… lo más contrario a toda coherencia, a la consistencia de un discurso…” [discurso del analista: discurso que se sustrae a la noción de discurso]. “El sujeto del discurso no se sabe en tanto sujeto que sostiene el discurso…” [hasta acá, esto ya ha sido dicho; pero agrega:] “… es que no sabe quién lo dice” (p. 74).

SABER E INCONCIENTE
“El saber es cosa que se dice, es cosa dicha. Pues bien, el saber habla solo, esto es el inconciente” (p. 74).
Frases a discutir en página 74:
o   El saber se sabe inefablemente.
o   Cualquiera puede saber, el saber se desgrana, el saber se enumera, se detalla.
o   Lo que se dice, ese rosario, nadie lo reza, se pasa él solo.

Aforismo: “Freud no dice tonterías”. “Freud y Marx no dicen tonterías”.
El mérito del discurso de Freud es que se trata de un discurso que se mantiene lo más cerca posible de lo que se relaciona con el goce – tan cerca como era posible hasta él. “No es cómodo situarse en este punto donde emerge el discurso y donde, cuando vuelve ahí, incluso, tropieza, en las inmediaciones del goce” (p.75).
“Evidentemente, Freud, a veces, nos abandona, se escabulle. Abandona la cuestión cuando se aproxima al goce femenino” (p. 75).
“El resultado de reducción económica que Freud hace en su discurso sobre el goce, es porque hay mucho de discante”.
“El tiene sus razones para enmascararlo de esta manera” (p. 76).

2

“El goce es el tonel de las Danaides [en tono gauchesco, diríamos: el goce es lo que da naides – perdón por el exabrupto] y que, una vez que se entra, no se sabe hasta dónde va. Se empieza con las cosquillas y se acaba en la parrilla. Esto también es goce” (p. 77).

International Journal: autonumous Ego; nada mejor para volver al discurso del amo; felicidad.

“No hay más felicidad que la del falo” (p. 77).
“Freud lo escribe de diversas formas… no puede alcanzarse goce más perfecto que el del orgasmo masculino” (p. 78).

Lo que continúa desarrollando es disyunción entre el falo y su portador y el falo y la privada de falo, y cierta dialéctica entre el portador y la privada.
“… el único que es feliz es el falo, no su portador. Incluso cuando, no por oblatividad, sino a la desesperada, lo lleva, al susodicho, al seno de una partenaire que supuestamente está desolada por no ser a su vez portadora”.
“El portador del susodicho, …, pugna por hacer aceptar a su partenaire esta privación, en nombre de la cual todos sus esfuerzos amorosos, las delicadezas, los tiernos servicios, son en vano, puesto que así reaviva la llamada herida de la privación. Esta herida no puede compensarse por la satisfacción que el portador tendría al apaciguarla, por el contrario su presencia la reaviva, la presencia de aquello cuya añoranza causa la herida” (p. 78).

DISCURSO DE LA HISTERICA Y LA INSATISFACCION PRIMORDIAL
“Esto, precisamente, nos revela lo que Freud supo extraer del discurso de la histérica. A partir de ahí, se entiende que la histérica simbolice la insatisfacción primordial” (p.78).
Sueño de la Bella Carnicera: “Lo que ella no ve… es que dejándole a ese marido [fallador] suyo tan esencial a otra como encontraría el plus de goce”.
Dora: sí lo ve. “Adorando al objeto de deseo en que se ha convertido, en su horizonte, la mujer, la mujer que es su envoltura y que en la observación se llama señora K, la que va a contemplar bajo la figura de la Madonna de Dresde, obtura con esta adoración su reinvidicación peniana”.
“… la bella carnicera no ve que a fin de cuentas sería feliz, como Dora, si le dejara ese objeto a otra” (p. 78).

COMPLEJO DE EDIPO
Significación del complejo de Edipo: sustituir este goce cuyo aparato hace que sea excluido, precisamente porque daría la felicidad.
Suplir la goce prohibido con el goce situado, cuadriculado, por la función del plus de goce (p. 79).

“El discurso se centra en los datos biológicos de la sexualidad” (p. 79).
“¿Cómo se dice sexo en griego?”: genos, fisis, sexus.
En latín: secare.

“… en las relaciones sexuales no sólo está el falo. Pero el privilegio de este órgano es que de alguna manera su goce puede aislarse. Puede pensarse como excluido… tiene precisamente una propiedad que podemos considerar, en el conjunto del campo constituido por los aparatos sexuales, como muy local, muy excepcional. En efecto, no hay muchos animales en los que el órgano decisivo de la copulación sea algo tan fácilmente aislable en sus funciones de tumescencia y detumescencia, que determinan la curva, llamada orgásmica, perfectamente definible – cuando se termina, se termina. Post coitum animal triste” (p. 80).
“… bye-bye al dominio de la biología, puede darnos una idea aproximada de qué representa lo que está en juego en todo esto, donde uno no tiene y el otro no sabe qué hacer” (p. 80).

Ej. Peces muy bonitos y monstruosos. El macho se disuelve en la cópula, excepto sus testículos, que los deja en el vientre de la hembra (p. 80).

La cuestión es articular esta exclusión fálica en el juego del deseo (p. 81).
“El deseo no tiene una relación de proximidad inmediata con este campo… Eros, la presencia de la falta” (p. 81).

IMAGEN: LOS LIRIOS DE LOS CAMPOS COMO GOCE ABSOLUTO
“… ¿cómo se puede desear algo, sea lo que sea? ¿Qué es lo que falta? Hubo alguien que dijo un día: no le dé más vueltas, no me falta nada, miren los lirios de los campos, ni tejen, ni hilan, ellos son lo que están en su sitio en el Reino de los Cielos”.
“Es verdad que muy bien podemos imaginar los lirios de los campos como un cuerpo enteramente entregado al goce. Cada etapa de su crecimiento idéntica a una sensación sin forma. Goce de la planta. En todo caso, no hay manera de escapar de él. Tal vez ser una planta sea un dolor infinito” (p. 81).
La economía del goce animal (no está llamado así en el texto) es diferente por la posibilidad de moverse para obtener el menor goce. Principio del placer. “No nos quedemos allí donde se goza, porque sabe Dios adónde nos llevaría, ya lo he dicho antes” [o sea, a ser colgados de las pelotas] (p. 81).
“… conocemos los medios de goce… las cosquillas y la parrilla… Esos sí que saben hacerlo. Eso es exactamente el saber. En principio, nadie quiere abusar de él, y sin embargo es tentador” (p. 81).

Lo que Freud descubrió hacia 1920. EL MÁS ALLÁ DEL PRINCIPIO DEL PLACER Y LA REPETICIÓN
Primer hallazgo: “Su descubrimiento consistía en haber deletreado el inconciente… hay un saber perfectamente articulado del que, hablando con propiedad, ningún sujeto es responsable. Cuando de pronto un sujeto tropieza con él, puede tocar ese saber inesperado, se queda, él, el que habla, bien desconcertado” (p. 82).
“Y esto le condujo necesariamente a aquel descubrimiento que se llama el más allá del principio del placer. Es lo siguiente, que todo aquello con lo que nos enfrentamos al explotar el inconciente, lo determina, esencialmente, la repetición (p. 82).

REPETICIÓN Y RASGO UNARIO
“La repetición no quiere decir que cuando acabamos algo volvemos a empezar, como la digestión o cualquier otra función biológica. La repetición es una denotación precisa de un rasgo… rasgo unario, un palote, un elemento de la escritura, un rasgo en tanto conmemora una irrupción del goce” (p. 82).
“Por eso es concebible que el placer sea violado en cuanto a su regla y su principio, por eso cede al displacer… displacer, no quiere decir nada más que el goce” (p. 82).

“Aquí la inserción de la generación, de lo genital, de lo genésico, en el deseo, se muestra como algo completamente distinto de la madurez sexual… Aparte de que pueda implicar una intervención del goce, lo que va a introducir el corte entre la libido y la naturaleza no es sólo el autoerotismo orgánico. Además de los hombres, hay otros animales que son capaces de hacerse cosquillas, los monos, y eso no les ha llevado a una elaboración demasiado avanzada del deseo. Por el contrario, aquí se obtiene un beneficio en función del discurso” (p. 82).

MUJER, GOCE Y REPETICIÓN
“No se trata de hablar de las prohibiciones, sino simplemente de un predominio de la mujer como madre, y madre que dice, madre a quien se pide, madre que ordena y así instituye la dependencia del niño” (p. 82).
“La mujer le permite al goce osar llevar la máscara de la repetición. Se presenta aquí como lo que es, como institución de la mascarada. Le enseña a su pequeño a pavonearse. Conduce hacia el plus de goce porque ella, la mujer, como la flor sumerge sus raíces en el mismo goce. Los medios del goce se abren con este principio, que él haya renunciado al goce cerrado y extraño, a la madre” (p. 83).
“Ahí se insertará luego la amplia connivencia social que invierte la diferencia de los sexos al natural para convertirla en sexualización de la diferencia orgánica. Esta inversión implica el común denominador de la exclusión del órgano específicamente masculino. Desde ese momento el macho es y no es lo que es con respecto del goce. Y también por eso la mujer es promovida como objeto, precisamente porque no es lo que él es, diferencia sexual por una parte, y por otra parte porque es eso mismo a lo que él renuncia como goce” (p. 83).

Reverso del psicoanálisis: lugar que tiene el psicoanálisis en lo político.


Juan Pablo Marino

Real Academia Española
referencia.
(Del lat. refĕrens, -entis, referente).
1. f. Acción y efecto de referirse ( aludir).
2. f. Narración o relación de algo.
3. f. Relación, dependencia o semejanza de algo respecto de otra cosa.
4. f. Base o apoyo de una comparación, de una medición o de una relación de otro tipo. Modelo, ángulo de referencia.
5. f. En un escrito, indicación del lugar de él mismo o de otro al que se remite al lector.
6. f. Comúnmente en el ejercicio comercial, informe que acerca de la probidad, solvencia u otras cualidades de tercero da una persona a otra. U. m. en pl.
7. f. Noticia o información sobre alguien o algo. Tener alguna referencia de una película.
8. f. Combinación de signos que identifican un objeto, especialmente un producto comercial. La referencia figura en la etiqueta.


discante.
(De discantar).
1. m. tiple ( guitarra pequeña de voces muy agudas).
2. m. desus. Concierto de música, especialmente de instrumentos de cuerda.

Danaides
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Para la tribu de plantas de la familia de las rubiáceas, véase Danaideae.
Descripción: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/3/3e/Danaides_Waterhouse_1903.jpg/220px-Danaides_Waterhouse_1903.jpg
Óleo sobre lienzo de John William Waterhouse: Las danaides. 1903.
Las danaides fueron las cincuenta hijas del rey Dánao, hermano de Egipto, que tuvo cincuenta hijos varones.
Huida a Argos
Después de que Dánao tuviera una disputa con su hermano Egipto, aquél se exilió junto con sus hijas en Argos, utilizando para ello un barco de cincuenta remos. La huida había sido aconsejada por Atenea, y como muestra de agradecimiento, las danaides edificarían en Argos un templo en su honor.
Cuando Dánao se convirtió en rey de Argos, la región padeció una enorme sequía. Las danaides fueron enviadas a buscar agua, y una de ellas, Amimone, estuvo a punto de ser violada por un sátiro. No obstante, Poseidón escuchó sus gritos de auxilio, y lanzó su tridente contra el agresor. Pero éste esquivó el arma, y finalmente el tridente se clavaría en una roca cercana, de la que comenzaron a manar tres torrentes de agua. Ésta fuente sería la que salvaría a Argos de la sequía.
Bodas de las danaides
Ya asentado en el reino de Argos, Dánao comenzó a despertar temor en su hermano Egipto, quien motivó su exilio años atrás. De esta manera, Egipto enviaría a sus cincuenta hijos para que permitieran la reconciliación con Dánao y se casaran con sus cincuenta primas, sellando así la paz entre hermanos. Sin embargo, Dánao encargó a sus cincuenta hijas la misión de llevar una daga la noche de bodas y asesinar a sus respectivos esposos. Las danaides fueron condenadas a rellenar eternamente un barril sin fondo en el Inframundo.
Hipermnestra, la mayor de las danaides, no llegó a ejecutar a su esposo, Linceo, como muestra de gratitud por haberla respetado durante toda la noche. Por ello, sería sometida a juicio, y finalmente liberada por Afrodita, quien había sido conmovida por los enamorados.
Dánao, más tarde, ante la dificultad que encontró para volver a casar a sus hijas, celebró unos juegos en los que ofrecía como recompensa la mano de cada una de sus cuarenta y nueve hijas que asesinaron a los hijos de Egipto. Además, liberaba a los futuros maridos de la carga de hacerle regalos por convertirse en su suegro casándose con sus hijas.
Los nuevos maridos de las danaides pasarían a llamarse dánaos, y su descendencia constituiría el pueblo de los dánaos, que habitarían en la región de Argos.
Condena en el Averno
Tras la muerte de las danaides, éstas fueron juzgadas y encontradas culpables del asesinato de sus esposos. Fueron condenadas a llenar de agua con un cedazo un tonel que no tenía fondo. La única que se salvaría del castigo eterno sería Hipermnestra.
Esta condena ha sido utilizada como símbolo del dilema entre la obligación de obedecer los deseos del padre, y la prohibición de matar, añadiendo el agravante de cometer conyugicidio. De hecho, según el mito, Zeus había absuelto en vida a las cuarenta y nueve hermanas, y había ordenado castigar a Hipermnestra por desobediencia. Sin embargo, en el Averno, las tornas cambiarían, y el juicio daría como resultado la absolución de la desobediente, y la condena de las asesinas.
Otros mitos
Algunas fuentes hablan de que el hijo superviviente de Egipto, Linceo, buscaría venganza por sus hermanos muertos. Así, según unos, asesinaría al propio Dánao, mientras que otras veces, se cuenta que mataría a las cuarenta y nueve danaides, así como a su suegro.
También se dice a veces que Linceo conseguiría el trono de Argos, bien a través de la vía violenta antes descrita, bien mediante la reconciliación con Dánao, el cual le cedería pacíficamente su trono.

oblativo, va.
1. adj. Perteneciente o relativo a la oblación.

oblación.
(Del lat. oblatĭo, -ōnis).
1. f. Ofrenda y sacrificio que se hace a Dios.
~ a la curia.
1. f. Modo de legitimar a los hijos naturales, introducido en el derecho romano por los emperadores Teodosio II y Valentiniano III como atractivo hacia los cargos curiales, que eran gravosos y de día en día menos aceptos.

Madonna Sixtina (Rafael)
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Descripción: C:\Users\marito\AppData\Local\Microsoft\Windows\Temporary Internet Files\Content.IE5\CF8JRND4\350px-RAFAEL_-_Madonna_Sixtina_(Gemäldegalerie_Alter_Meister,_Dresde,_1513-14._Óleo_sobre_lienzo,_265_x_196_cm).jpg
Madonna Sixtina
(La Madonna Sistina)
Autor
Rafael Sanzio, 1513-1514
Técnica
Óleo sobre lienzo
Estilo
Renacimiento
Tamaño
265 cm × 196 cm
Localización
Gemäldegalerie Alte Meister, Dresde, Descripción: Flag of Germany.svgAlemania
La Madonna Sixtina es un cuadro del artista renacentista italiano Rafael pintado aproximadamente entre 1513 y 1514. Se conserva en la Gemäldegalerie Alte Meister de Dresde (Alemania).
Historia
Se cree que el cuadro fue pensado para decorar la tumba del Papa Julio II, pues San Sixto era el Santo Patrón de la familia Della Rovere y Sta. Bárbara y los dos ángeles (en la parte inferior del lienzo) simbolizan la ceremonia del funeral.
El óleo estuvo en el convento de S. Sixto en Piacenza hasta que fue vendido en 1753 por los monjes a Augusto III de Polonia, quien pagó por él 25.000 escudos romanos. Desde 1754 se encuentra en la Gemäldegalerie Alte Meister de Dresde (Alemania). Tras la Segunda Guerra Mundial fue trasladado a Moscú, pero posteriormente fue devuelto a Dresde.
Análisis
El lienzo de la Virgen, el Niño Jesús, San Sixto y Santa Bárbara se caracteriza por el espacio imaginario creado por las propias figuras, que están de pie sobre una cama de nubes, circundadas por un gran telón abierto. La figura de la Virgen transmite la sensación de estar descendiendo del espacio celestial hacia el mundo real, en el que el cuadro está colgado. El gesto de S. Sixto y la mirada de Santa Bárbara parecen dirigirse a alguien que está detrás de la balaustrada en la parte inferior del cuadro (quizás un creyente). La tiara papal, posada sobre dicha balaustrada, sería el nexo de unión entre el espacio pictórico y lo real.
Generaciones de visitantes a la Gemäldegalerie de Dresde han quedado profundamente impresionados por la forma en la que Rafael representó a la Virgen en esta pintura. Se ha reproducido numerosas veces, hasta el punto de que esta Madonna de San Sixto es un prototipo, la imagen idealizada de la Virgen María, acentuando su carácter espiritual. Por lo demás, el detalle de los pequeños ángeles que están sobre la balaustrada, conocidos como Angelitos, ha sido reproducido y versionado en numerosas ocasiones.
La Virgen aparece desde detrás de una cortina, confiada y aun así dubitativa. La cortina proporciona la ilusión de ocultar su figura de los ojos del espectador y al mismo tiempo de ser capaz de proteger la pintura de Rafael.
El nombre de San Sixto proviene de la palabra latina que significa «seis» o «sexto», y hay seis figuras en el lienzo.
En este cuadro, Rafael, a través de un proceso de depuración iconográfica que libera el cuadro de elementos accesorios, representa no la visión de lo divino por parte de los devotos, sino lo divino que aparece y se dirige a los devotos, aquí no representados sino claramente perceptibles, a través de los gestos y las miradas del grupo sagrado al contemplar la tienda y la balaustrada que sirven de punto de contacto entre lo celeste y lo humano.
Se atribuye a Correggio la exclamación «¡Yo también soy pintor!» cuando vio esta pintura.[1


connivencia.
(Del lat. conniventĭa).
1. f. Disimulo o tolerancia en el superior acerca de las transgresiones que cometen sus subordinados contra las reglas o las leyes bajo las cuales viven

Acta 07 03 15

El saber es lo que hace que la vida se detenga en un cierto límite frente al goce.
El camino hacia la muerte es lo que llamamos masoquismo.

        “Basta con partir del principio del placer, que no es más que el principio de menor tensión, de la tensión mínima que debe mantenerse para que subsista la vida. Esto demuestra que en sí mismo el goce la desborda y que el principio del placer mantiene el límite en lo que al goce se refiere.
Como todo nos lo indica en los hechos, la experiencia, la clínica, la repetición se funda en un retorno del goce. Y lo que el propio Freud, articula en este sentido es que, en esa misma repetición, se produce algo que es un defecto, un fracaso”

Tensión entre:
La repetición se funda en un retorno de goce    y
Que el goce se funda en la repetición  (aunque no se contradicen)

Es coherente con la definición de objeto a, plus de goce
Lo que se repite no puede estar más que en posición de pérdida con respecto a lo que es repetido

Plus de: además de decir
Más de…
Quiere decir: Basta de…, No más de…, Suficiente

        “Así, el significante se articula representando a un sujeto ante otro significante. De aquí es de donde partimos para dar sentido a esa repetición inaugural en tanto repetición que apunta al goce”

Cuando se repite se goza. Se goza perdiendo goza. Por eso estudiamos justamente la satisfacción y la repetición.

        “Este saber muestra aquí su raíz en el hecho de que, en la repetición y para empezar bajo la forma del rasgo unario, resulta ser el medio del goce –del goce precisamente en tanto supera los límites impuestos bajo el término de placer, a las tensiones usuales de la vida.
         Lo que se manifiesta con este formalismo, para seguir a Lacan, es, como acabamos de decir, que hay pérdida de goce. Y la función del objeto perdido, lo que yo llamo el objeto a, surge en el lugar de esta pérdida que introduce la repetición. ¿Qué nos impone todo esto, sino la fórmula de que, en el nivel más elemental, el de la imposición del rasgo unario, el saber que trabaja produce, digamos, una entropía?”

No se puede volver al estado anterior. Hay un goce que no es el del estado anterior. Es una pérdida paradójica: es una pérdida y una ganancia. En aquel que relata lo que pierde hay una pérdida en juego y una ganancia en el relato mismo”.

        “Pero esa afinidad de la marca con el goce del mismo cuerpo, en este punto es precisamente donde se indica que sólo mediante el goce, y no por otras vías, se establece la división que distingue el narcisismo de la relación con el objeto.”

Afinidad entre el saber y el goce, después va a decir que hermana. Si es hermana, hay algo que está prohibido.
        En el párrafo siguiente se aparte del goce en términos de transgresión, su tesis del Seminario 7.

Mehrlust, plus de gozar, introduce la dimensión de la pérdida: ese no sé qué que golpea, que resuena en las paredes de la campana.

        “el a, en sí mismo, es lo que resulta de que el saber, en su origen, se reduce a la articulación significante.
         Este saber es medio de goce. Esta entropía, este punto de pérdida, es el único punto, el único punto regular a través del cual tenemos acceso al goce”

El objeto a como plus de goce y como tapón.

El goce nos hace mortales, no nos hace morir. Ej. del escritor que escribe sobre su propia muerte para no pensar en ella.

Clase IV
Verdad, Hermana de goce

        Comienza con una afirmación donde alude al tejido del discurso, donde dice que éste encierra algo:
        “en el mundo del discurso, no hay nada que sea todo” p. 57

        Esta afirmación empalma con el final de la clase donde retoma el tema por el lado de que ningún sistema lógico es consistente, y justamente entiendo que alude justamente en que allí radica su movimiento, su fuerza.

        En la misma página hace alusión al término reverso: “Reverso está en asonancia con Verdad” 
        Respecto de este punto también cierra la clase afirmando por qué afirma que: “La Verdad es hermana de goce”, justamente en el punto de tomar el goce como prohibido.


        En el punto I comienza a abordar el tema de la Verdad. Toma la idea de Verdad como valor de verdad, al que le asigna un uso
“Sin esperanza”  al mismo tiempo que afirma que allí reside lo que tiene de “sano”.
       
        Respecto a nuestra práctica afirma que la Verdad “no es fácilmente accesible” p.58
        “La verdad está escondida, pero tal vez no esté ausente” p.59

“Cuando decimos algo no hay necesidad de añadir que es verdad” p. 59 Allí Lacan se pregunta, entonces, ¿cuál es su sustento de la Verdad?; lógicamente afirma que la Verdad no se sostiene en otra cosa que no sea el significante. Agrega que el significante no concierne al objeto sino al sentido.
Juega entonces con el tema del chiste: el sentido, el sinsentido, el paso de sentido. Es decir, cara y contracara del mismo tema ubicando cómo lo fructífero que “se te pone en el estómago” tiene relación con esta dialéctica.

        Recuerda el argumento de Freud respecto del sueño: allí donde el soñante despierta justo en el momento donde podría soltar la Verdad. Aquí hay un punto importante que se repite en el capítulo y da la sensación de ser el borde que tiene la Verdad con la angustia, lo Ominoso, lo real. Frente al encuentro con eso imposible de decir, nos despertamos para seguir soñando, afirma Lacan, en la realidad.
        Introduce en la pág. 61 la idea de lítote (fig. retórica, implica atenuación, no sin) para afirmar que “no estamos sin una relación con la verdad” Interpreto que en la vida de cada sujeto hay un real en juego.
Por ello se mete con el término without, sin, con (que está) afuera. Es decir el espacio moebiano adentro-afuera y dice:

        “En efecto, parece que la Verdad es para nosotros una extraña, me refiero a nuestra propia Verdad. Está en nosotros, no hay duda, pero sin que nos concierna tanto como suelen decir” p. 61

II Este segundo apartado toma a Wittgenstein, quien plantea que:
 “no hay más verdad que la que se inscribe en alguna proposición”
        El saber puede funcionar como verdad. Lacan apunta que en este autor están anulados los efectos de sentido de modo que la verdad termina coincidiendo con las proposiciones acerca de la totalidad de los hechos.
“Sean cuales sean lo hechos del mundo, aún diría más, sea lo que sea lo que de ellos enunciamos, lo que constituye el mundo es la tautología de la totalidad del discurso” p. 63
       
Una vez más aparece lo fecundo en el punto de falla, podemos pensar.

        “Lo verdadero depende sólo de mi enunciación, o sea si yo lo enuncio oportunamente. Lo verdadero no es interno a la proposición, en ella sólo se anuncia el hecho, lo fáctico del lenguaje”

        Se propone leer Proton Pseudos, allí donde el sofisma tiene efectos de verdad, de lo falso puede advenir lo verdadero. De la mentira histérica surge lo verdadero. Todo relato, discurso es mentiroso respecto de lo real.
Tablas de Verdad
V  V  V
V  F  F
F  V  V
F  V  F
        El ejemplo es el engaño de la transferencia: de lo falso que es lugar que ocupa el analista, puede surgir alguna Verdad y eso es verdadero. Por eso Lacan propone que el análisis es una estafa, siendo que la práctica analítica parte de una falsedad.
Ej: llega un paciente y dice “llueve”
El analista podría decir: “Sí cómo llueve!” y constatar con la realidad, anunciando lo fáctico del lenguaje.
Ahora, qué pasa si “llueve…” es la primera frase de un poema?
Cualquiera cae en la trampa del lenguaje constatativo. Lo verdadero no tiene que ver con lo fáctico del lenguaje sino con el lugar de enunciación. ¿Por qué el analista se debe quedar callado? Porque cuando habla tiene que ser oportuno.

        “la tontería es aislar lo fáctico de “es de día”. Es una tontería prodigiosamente fecunda, el hecho de que no haya metalenguaje” p. 64

Toma lo que los lógicos llaman: implicación material
Lo verdadero implica lo verdadero
Lo falso implica lo falso
PERO no puede excluirse que
Lo falso implique lo verdadero
        Creo que es allí donde se puede pensar en la mentira primera del lenguaje (Proton Pseudos), que siendo heterogéneo no puede decir la Verdad sobre lo real, aunque al mismo tiempo, la Verdad no pueda pensarse sin ese real para cada quien.

        Hay una Verdad para cada quien que tiene un punto de contacto con ese real; pero ese real en sí, no se puede decir.


III
        “Decir que la verdad es inseparable de los efectos de lenguaje propiamente dichos significa incluir en ellos al inconciente” p. 66

Toma a Politzer, quien resalta el relato para abordar las formaciones del inconciente.
        Para esa época Politzer era muy leído respecto de su Psicología concreta. Fundamentos de la Psicología concreta.

IV
        Toma Pegan a un niño. Allí ubica al sujeto dividido por el goce.
En el Tú me pegas, recibe su propio mensaje en forma invertida (es decir, su propio goce bajo la forma del Otro)

        En Sade encuentra su intento de darle consistencia al Goce del Otro, haciéndose él su instrumento. Lo propone como teórico pues en el intento, a través de sus fantasías, para llegar hasta el fin siempre hay un límite. El límite lo da la escena, el significante mismo. Por eso Lacan propone que la segunda muerte no la logrará Sade en función de su intento, sino que la segunda muerte está de entrada. Finalmente solo alcanza el goce con pequeños recursos.

        El goce más importante es convertirse en instrumento del goce del Otro. En el fondo él es masoquista, su intensión es devenir polvo y ser uno con lo inanimado. Pero Lacan subraya que aun en esa instancia  será objeto de una lápida. Se hace alusión a: La piel de zapa, allí donde se apela a la ciencia para encontrar la forma de estirar la piel de nuevo, intentando devolver al estado anterior lo que se pierde por desear, invertir la entropía. La entropía entendida como la irreversibilidad de la transformación, allí donde hay transformación al mismo tiempo que hay pérdida del “calor aprovechable”.

        La ironía de Lacan cuando dice: “¿Qué es lo que tiene cuerpo y no existe?” Su respuesta es: el Otro. Pag. 70

        “¿Qué puede querer decir que al amar la verdad se caiga en un sistema tan evidentemente sintomático? Aquí se indica algo -al situarse como residuo del efecto de lenguaje, como lo que hace que el efecto de lenguaje no obtenga del goce más que lo que la otra vez enuncié de la entropía de un plus de goce-, cosa que no suele verse, la verdad como fuera del discurso, pues bien, es hermana de este goce prohibido”

        La Verdad no está fuera del discurso. Está dentro y está fuera. Está en disyunción con el goce e inaccesible para el sujeto, pero es hermana del goce. El punto de la hermandad, es que ambos son sub producto del significante. Ninguno de los dos se puede dar en totalidad, ni la verdad toda, ni el goce todo. Por eso es que habla del Goce prohibido (con mayúsculas) La Verdad se encuentra más en relación al deseo.
El linaje de ambas es el significante, su padre es el significante y su hermandad tiene que ver con el punto de Entropía.
El eje del capítulo es: ¿Qué es lo fecundo? Y lo fecundo es lo que no cierra, lo que no hace identidad.

Marcelo Lavalle


SABER, GOCE Y ENTROPÍA


En este artículo comentaremos algunos párrafos de la clase 3 del Seminario XVII, “El reverso del Psicoanálisis”, titulada por Jaques-Alain Miller “Saber, medio de goce”.
Para hacerlo, nos proponemos tomar un concepto, la entropía, central a aquella “parte de la física que se ocupa de los efectos de los cambios en los sistemas a nivel macroscópico” , es decir, la Termodinámica.
Comencemos tomando las palabras de Lacan:
¿Por qué nos restringimos a este manejo del significante y su eventual articulación?  Se trata de algo que está en los mismos datos del Psicoanálisis.
Quiero decir que se encuentra en lo que se manifestó a un espíritu tan poco introducido en esta clase de elaboraciones como podía serlo un Freud, teniendo en cuenta su formación, que conocemos, del tipo de las ciencias parafísicas, fisiología armada con los primeros pasos de la física y, especialmente, la Termodinámica.
Más adelante, en el mismo apartado denominado por Miller “La producción de la entropía”, refiriéndose a la repetición tal como Freud la descubre en el juego “For-da” de su pequeño nieto, dice:
Como todo nos los indica en los hechos, la experiencia, la clínica, la repetición se funda en un retorno de goce.  Y lo que el propio Freud articula en este sentido es que, en esta misma repetición, se produce algo que es un defecto, un fracaso.
(…) Por el hecho mismo de que sea algo como tal repetido, por el hecho de que está marcado por la repetición, lo que se repite no puede estar más que en posición de pérdida respecto de lo que es repetido. (…)  Freud insiste, en la misma repetición hay una mengua de goce.
Luego de establecer “que todo lo que a nosotros, analistas, nos interesa como saber se origina en el rasgo unario y diferenciar radicalmente al sujeto del conocimiento del sujeto del inconsciente -sujeto del significante en tanto lo representa para otro significante- continúa más abajo:
(…) Y la función del objeto perdido, lo que yo llamo el objeto a, surge en el lugar de esta pérdida que introduce la repetición.  ¿Qué nos impone todo esto, sino la fórmula de que, en el nivel más elemental, el de la imposición del rasgo unario, el saber que trabaja produce, digamos, una entropía?
¿Qué es la entropía en Termodinámica?
La entropía es una magnitud física que mide la parte de la energía que no puede utilizarse para producir trabajo.  En otras palabras, aunque el monto de energía permanezca invariable, una vez que se ha suscitado una transformación, ya no será posible revertirla (al menos, completamente), a menos que se realice un trabajo externo sobre el sistema.

Para ilustrar este punto, imaginemos lo siguiente:  un túnel de viento, por el que se hace pasar aire en un flujo orientado de un extremo al otro (a la manera del que saldría de un ventilador).  En el interior del túnel, se coloca un molinillo.  Al pasar el aire, las aspas del molinillo se mueven y se podría adjuntar a ellas un dispositivo que almacene la energía que producen al girar (por ejemplo, levantando un peso – que transformaría la energía eólica en energía potencial).
Supongamos ahora que, repentinamente, tapamos los extremos del túnel.  Las moléculas de aire chocarían contra las paredes, volviendo caótico su movimiento.  Las aspas del molinillo (a pesar de que no ha habido pérdida de energía) cesarían de girar.
Si ahora destapamos los extremos, el molinillo seguirá quieto, ya que un flujo de aire que se ha vuelto caótico no vuelve a orientarse espontáneamente.  Al cerrar los extremos de nuestro túnel, se ha producido un aumento de la entropía del sistema que es irreversible.
La cantidad de energía, suponiendo que el sistema se encuentre aislado, es exactamente la misma que al principio, pero ya no está disponible para producir trabajo (hacer girar el molinillo) porque las moléculas de aire se mueven “desordenadamente”.
Es por esto que, en virtud de este concepto, puede expresarse que el universo tiende al desorden.  Si queremos volver a poner las cosas en orden (disminuir la entropía), sólo lo lograremos mediante un aumento de la misma en otra parte del sistema.
Sin embargo, cabe preguntarnos ¿qué es el orden?  Respondemos desde el Psicoanálisis: el orden es el orden simbólico, es decir, el significante.
Entropía y goce del inconsciente.
De hecho, el goce sólo se caracteriza, sólo se indica en este efecto de entropía, en esta mengua.  (…) Precisamente porque se capta en la dimensión de la pérdida – algo que tiene que compensar lo que de entrada es un número negativo – ese no sé qué que golpea, que resuena en las paredes de la campana, produce goce y goce a repetir.  Sólo la dimensión de la entropía hace que esto tome cuerpo, que haya un plus de goce que recuperar.

Esta aseveración lacaniana puede leerse en el discurso Amo, discurso del inconsciente. 
Lo que por una parte se revela como verdad del Amo (su castración, “lo que de entrada es un número negativo”, una falta en ser), produce al mismo tiempo una compensación, que toma la forma de una producción de entropía (goce) en el lugar del objeto a como plus de gozar.  El goce fantasmático, como repetición del S1, viabiliza este aumento que en términos subjetivos implica un aumento de sufrimiento.
La puesta en orden del significante -su concatenación-, y la producción de saber resultante en la forma del un efecto de significación, al mismo tiempo que instaura la falta en ser propia del sujeto evanescente del inconsciente, da lugar a un aumento del sufrimiento subjetivo en otro lugar: el cuerpo.
A partir de esta formulación, pueden pensarse importantes cambios en la práctica analítica.

Si la producción de saber (articulación de un S1 a un S2) tiene como efecto el aumento en la entropía, es decir, el incremento del sufrimiento subjetivo, la práctica analítica clásica debe ser sometida a grandes revisiones.
Si en un tiempo la interpretación fue entendida como la revelación de un saber, inconsciente hasta el momento,  por parte del analista (modelo que Lacan discute desde el comienzo de su enseñanza), aquí el psicoanalista francés encuentra un nuevo fundamento para hacerla virar hacia otro horizonte.
El discurso analítico, que tiene como agente al analista en posición de objeto a, está destinado a detener la incesante producción de goce concomitante al trabajo del inconsciente mediante la introducción de un corte, de una hiancia, que aísle, que recorte al S1 de la cadena impidiendo así la significación y sus efectos entrópicos.
La interpretación se vuelve puntuación y corte, las sesiones se vuelven breves, y la clínica analítica que algunos post freudianos habían convertido en una larga producción de saber que terminó por olvidar al inconsciente, se vuelve un proceso que opera fundamentalmente por reducción.
Esta lógica continuará ocupando a Lacan en sus próximos seminarios, hasta llegar a un vuelco importantísimo en su enseñanza, a la altura del Seminario Aún, pero de eso nos ocuparemos en algún otro trabajo.


Entropía

Se considera que las Leyes de la Termodinámica son las leyes de «más categoría» de toda la física, y por ende, de toda la ciencia. Son las más comprobadas de toda la ciencia, y se consideran auténticos pilares de la física. Si algún día se demostraran equivocadas, toda nuestra ciencia moderna se tambalearía. 

Y sin embargo, pese a su importancia, son menos conocidas por el «ciudadano de a pie» que otras, como la Ley de Gravitación Universal, o la Ley de Acción y Reacción (Tercera Ley de Newton). Pues bien, en el artículo de hoy las repasaremos utilizando una divertida forma de recordarlas (una conocida formulación humorística de las tres leyes clásicas de la termodinámica, cuyo origen desconozco). 

Primera Ley 

La Primera Ley de la Termodinámica, en realidad sí que es muy conocida por el público en general, y posiblemente sea la ley física más conocida por todo el mundo. Se trata de la ley de conservación de la energía, que podemos enunciar así: «La energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma». 

Su enunciación formal es diferente, pero la idea que subyace es esa. En cualquier proceso que podemos imaginar, la energía en juego es siempre la misma. Si ganamos energía, debe ser a costa de algo o alguien, y si la perdemos, debe ir a algún sitio. No podemos obtener energía de la nada, o como dice el dicho popular, «de donde no hay, no se puede sacar». 

Durante siglos, inventores de todo tipo han intentado encontrar lo que se denomina «máquina de movimiento perpetuo de primera especie»: una máquina que produce más energía de la que consume. Pero como podemos ver, eso es imposible. La Primera Ley nos lo impide. 

En el juego de la termodinámica, sencillamente, no puedes ganar

Segunda Ley 

La Segunda Ley de la Termodinámica es algo menos conocida, y más «críptica». Puede que a alguno le suene como la ley de «eso raro de la entropía». En efecto, la enunciación más común de la Segunda Ley nos dice que la entropía de un sistema (cerrado y que no esté en equilibrio), tiende a incrementarse con el tiempo, hasta alcanzar el equilibrio. 

¿Y eso qué significa? ¿Qué es eso de la entropía? Bueno, podemos definir la entropía como la «energía no aprovechable» para realizar un trabajo. Es decir, una energía que está ahí, pero que no podemos utilizar. ¿Y cómo es eso? Veamos, cualquier objeto del universo, por el mero hecho de estar a una temperatura superior al cero absoluto (0 K), tiene una energía interna, que denominamos calor (en realidad, siendo puristas, el calor es la transferencia de esa energía interna, pero de momento no necesitamos ser tan precisos). Pero para aprovechar ese calor, el objeto debe poder transferirlo a otro. Y para que esto ocurra, ese segundo objeto debe tener menor temperatura. 

Esto es muy fácil de entender si pensamos en lo siguiente: imaginemos que tenemos una jarra de leche caliente, y otra de leche fría. Si mezclamos ambos líquidos, la leche fría se calentará, y la caliente se enfriará, hasta que tengamos toda la leche a la misma temperatura. Sin embargo, si volvemos a separar la leche en dos jarras, nunca, jamás de los jamases, una se enfriará a costa de la otra (que se calentaría), de forma natural. Al mezclar la leche de las dos jarras, hemos realizado un proceso irreversible. Si queremos volver a tener una diferencia de temperatura entre las jarras, necesitaremos una fuente de energía externa, para «bombear» el calor de una a la otra. 

Así que podemos pensar que la Segunda Ley nos dice que el calor fluye de forma natural de los cuerpos de más temperatura, a los de menos. Y si queremos invertir ese proceso, necesitamos aplicar energía. Por eso los aires acondicionados y los frigoríficos consumen energía, a pesar de extraer calor (energía) de otros objetos, ya que ese calor extraído no es aprovechable. 

Una de las consecuencias de esta ley (y así la definió Lord Kelvin), es que no podemos transformar el 100% del calor en energía aprovechable. O lo que es lo mismo, no existe ningún proceso de transformación de energía, 100% eficiente. En todo proceso, perderemos algo de energía, en forma de calor, que se utilizará para elevar la temperatura de algún componente de nuestra máquina, o de su entorno, y no podremos aprovechar. 

Durante siglos, los inventores han intentado también encontrar una forma de transformar la energía, con una eficiencia del 100%. Pero eso sería una «máquina de movimiento perpetuo de segunda especie», algo menos ambiciosa que la de primera especie, pero igualmente imposible, ya que la Segunda Ley nos lo impide. 

En el juego de la termodinámica, tampoco puedes empatar

Tercera Ley 

La Tercera Ley de la Termodinámica, sí que es una «gran desconocida» para público en general. Es «la otra», el George Harrison de la Termodinámica. Y sin embargo también es fundamental, ya que nos permite definir escalas absolutas de temperatura. Básicamente nos dice que es imposible alcanzar la temperatura de 0 K (cero absoluto), en un número finito de procesos, lo que en la práctica significa que es imposible alcanzar dicha temperatura. 

Eso quiere decir que todos los objetos del universo tienen una temperatura superior a 0 K, por lo que todos los objetos del universo, tienen algo de calor, aunque sea muy poco. Y por tanto, ninguno escapa de la Termodinámica. 

En el juego de la termodinámica, ni si quiera puedes abandonar

«Ceroésima» Ley 

Existe una Ley Cero de la Termodinámica. Este curioso nombre es debido a que es mucho más básica que las demás, pero se enunció con bastante posterioridad (ya teníamos una Primera Ley). Dice que dos sistemas que estén en equilibrio termodinámico con un tercero, entonces están en equilibrio entre sí. Puede parecer una perogrullada, pero es necesaria enunciarla formalmente. 


Clase IV Verdad, Hermana de goce

Comienza con una afirmación donde alude al tejido del discurso, donde dice que éste encierra algo:
        “en el mundo del discurso, no hay nada que sea todo” p. 57

        Esta afirmación empalma con el final de la clase donde retoma el tema por el lado de que ningún sistema lógico es consistente, y justamente entiendo que alude justamente en que allí radica su movimiento, su fuerza.

        En la misma página hace alusión al término reverso: “Reverso está en asonancia con Verdad” 
        Respecto de este punto también cierra la clase afirmando por qué afirma que: “La Verdad es hermana de goce”, justamente en el punto de tomar el goce como prohibido.


        En el punto I comienza a abordar el tema de la Verdad. Toma la idea de Verdad como valor de verdad, al que le asigna un uso
“Sin esperanza”  al mismo tiempo que afirma que allí reside lo que tiene de “sano”.

        Respecto a nuestra práctica afirma que la Verdad “no es fácilmente accesible” p.58
        “La verdad está escondida, pero tal vez no esté ausente” p.59

“Cuando decimos algo no hay necesidad de añadir que es verdad” p. 59 Allí Lacan se pregunta, entonces, ¿cuál es su sustento de la Verdad?; lógicamente afirma que la Verdad no se sostiene en otra cosa que no sea el significante. Agrega que el significante no concierne al objeto sino al sentido.
Juega entonces con el tema del chiste: el sentido, el sinsentido, el paso de sentido. Es decir, cara y contracara del mismo tema ubicando cómo lo fructífero que “se te pone en el estómago” tiene relación con esta dialéctica.

        Recuerda el argumento de Freud respecto del sueño: allí donde el soñante despierta justo en el momento donde podría soltar la Verdad. Aquí hay un punto importante que se repite en el capítulo y da la sensación de ser el borde que tiene la Verdad con la angustia, lo Ominoso, lo real. Frente al encuentro con eso imposible de decir, nos despertamos para seguir soñando, afirma Lacan, en la realidad.
        Introduce en la pág. 61 la idea de lítote (fig. retórica, implica atenuación, no sin) para afirmar que “no estamos sin una relación con la verdad” Interpreto que en la vida de cada sujeto hay un real en juego.
Por ello se mete con el término without, sin, con (que está) afuera. Es decir el espacio moebiano adentro-afuera y dice:

        “En efecto, parece que la Verdad es para nosotros una extraña, me refiero a nuestra propia Verdad. Está en nosotros, no hay duda, pero sin que nos concierna tanto como suelen decir” p. 61

II Este segundo apartado toma a Wittgenstein, quien plantea que:
 “no hay más verdad que la que se inscribe en alguna proposición”
        El saber puede funcionar como verdad. Lacan apunta que en este autor están anulados los efectos de sentido de modo que la verdad termina coincidiendo con las proposiciones acerca de la totalidad de los hechos.
“Sean cuales sean lo hechos del mundo, aún diría más, sea lo que sea lo que de ellos enunciamos, lo que constituye el mundo es la tautología de la totalidad del discurso” p. 63
       
Una vez más aparece lo fecundo en el punto de falla, podemos pensar.
        “la tontería es aislar lo fáctico de “es de día”. Es una tontería prodigiosamente fecunda, el hecho de que no haya metalenguaje” p. 64

Toma lo que los lógicos llaman: implicación material
Lo verdadero implica lo verdadero
Lo falso implica lo falso
PERO no puede excluirse que
Lo falso implique lo verdadero
        Creo que es allí donde se puede pensar en la mentira primera del lenguaje, que siendo heterogéneo no puede decir la Verdad sobre lo real, aunque al mismo tiempo, la Verdad no pueda pensarse sin ese real para cada quien.

III
        “Decir que la verdad es inseparable de los efectos de lenguaje propiamente dichos significa incluir en ellos al inconciente” p. 66

Toma a Politzer, quien resalta el relato para abordar las formaciones del inconciente.

IV
        Toma Pegan a un niño. Allí ubica al sujeto dividido por el goce.
En el Tú me pegas, recibe su propio mensaje en forma invertida (es decir, su propio goce bajo la forma del Otro)

        En Sade encuentra su intento de darle consistencia al Goce del Otro, haciéndose él su instrumento. Lo propone como teórico pues en el intento, a través de sus fantasías, para llegar hasta el fin siempre hay un límite. El límite lo da la escena, el significante mismo. Por eso Lacan propone que la segunda muerte no la logrará Sade en función de su intento, sino que la segunda muerte está de entrada. Finalmente solo alcanza el goce con pequeños recursos.

Marcelo Lavalle