Empezamos comentando el
texto de Miller, cuya reseña ha sido entregada.
El tema es la disyunción
cuerpo-goce por la incidencia mortífera del significante. Éste introduce la
muerte, pone el cuerpo a disposición de la muerte. Hay tumba, lo
hace ser para la muerte. Y
prohíbe el goce, expulsa goce del cuerpo, pero también lo genera. Hace las 2
cosas. ¿Qué expulsa? Lo que no había. Es la incidencia significante, que hace
que el cuerpo se arme de determinada manera.
En Freud el mito (“las
pulsiones son nuestros mitos”) nos sirve para pensar lo real, a diferencia de
un capítulo del Seminario 17 “Del mito a la lógica”. Moisés tiene que quedar
fuera de la Tierra Prometida.
Es la “tumba vacía” que Lacan señala en “Subversión del
Sujeto…”, el padre excluído.
Considerando el mito
sadismo-masoquismo: en el movimiento pulsional “hacerse pegar por otro” se
trata de una pulsión montada en otra cosa, un nuevo sujeto, en un fantasma,
efecto del movimiento pulsional. Un nuevo sujeto como concreción del fantasma.
Esta asistencia del Otro está fantasmatizado en el otro que me pega. Me hago
pegar porque me hago existir por ese Otro. El mito, el fantasma, es ineludible.
Siempre hay una expulsión
primordial para sostener lo existente.
El falo es un significante
impar, que no hace cadena.
El padre de la horda queda
afuera para constituir un orden.
Un sexo tiene que quedar
afuera.
Circuncisión-paternidad: es
nombrar lo que no estaba, para que haya un nuevo sujeto.
Retomamos la lectura del
S.17, capítulo VIII, apartado 2.
Anuncia Lacan que se trata,
en la apuesta de Pascal, del Nombre del Padre, bajo una forma singular “Cara o
cruz”. (página 114). Es lo que hoy llamamos “cara o ceca”. “Allí está lo que
llamaré el real absoluto” (pág.115). ¿Porqué? El “cara o cruz” plantea una
encrucijada, hay una indeterminación absoluta en ese punto. Podríamos decir
“puro azar”.
“Debemos llegar al punto en
que, Cara o cruz, sólo se trata de lo real en la medida en que es un tope”. “La
apuesta contiene en su comienzo algo referido a este polo, lo real absoluto,
cuanto que, al plantearse la cuestión del acto de la apuesta, se trata de algo
de lo que no podemos saber ni si es ni lo que es. Se trata de saber si el
partenaire existe o no”. “Pero no sólo el partenaire constituye el interés de
la apuesta, también está la postura”(pág.115).
“…Todo descansa en la simple
observación de que lo que se apuesta al comienzo está perdido”. Aquí está el
punto de la elección forzosa que ya hemos trabajado.
“Ésta es la esencia del
juego en lo que implica de logificable porque está reglado” (pág.115).
Lacan señala que la cuestión
nos interesa como analistas, ya que nuestra actividad se funda en la asunción
de la pérdida, la nuestra, “en la medida en que en el abordaje mismo de toda
regla, es decir, de una concatenación significante, se trata de un efecto de
pérdida”.(pág.116). Nuestra experiencia, dice, nos enfrenta en todo momento con
un efecto de pérdida. En el seminario 11 también ubica al analista como
testimonio de una pérdida. “Un paciente me usa para sus fines”. En el seminario
15: “como analista, me ofrezco como instrumento”. Esto podría traducirse: “si
sos analista dejate pellizcar las tetas”. Esto es ser semblante.
¿Cómo lo testimonia?
“Atribuyéndolo a un daño imaginario [(seminario IV)], refiriéndolo al esquema
de una herida narcisista, es decir imputándolo a la relación con el semejante”,
al otro (pág.116). Pero no se trata de esto, sino de una herida que depende de
un efecto que, para distinguirlo de lo imaginario, califiqué de simbólico”.
“Este efecto simbólico se inscribe en el hiato producido entre el cuerpo y su
goce, en la medida en que la incidencia del significante o de la marca, lo que
llamé el rasgo unario, la determina o la agrava”….”,decimos que la incidencia
del rasgo unario le da su consistencia”.
“Se dibuja, pues, una
relación entre el efecto de la pérdida, el objeto perdido, a, y ese lugar
llamado el Otro, lugar aún desconocido y no medido, sin el cual no podría
producirse”. Es decir: entre a y A se dibuja el rasgo unario.
Podríamos decir: mi relación
al Otro es a. No hay otra. En el mismo instante de la pérdida se abre un
abanico de múltiples posibilidades. El significante en su estructura es cara o
cruz, está o no está, ausente o presente. No se necesitan dos, es cara o no
cara. Ejemplo del fútbol: para diferenciarse se toma un rasgo, sacarse la
camiseta.
Termina este apartado
señalando que “la pérdida no carece de relación con la manera en que
funcionamos como deseo”.”¿Cómo medir esta relación?”.
Apartado 3 (pág.117)
“En las cifras,…, en los
signos escritos con los que se articula la idea misma de la medida, ya hay una
proporción”.
“…no sabemos nada de la
naturaleza de la pérdida”.
“ Por un lado, sólo sabemos
que está simplemente a, la función de la pérdida. Por el otro,
está el Uno, y no sabemos qué ocurre con él, puesto que no es más que el rasgo
unario”.
Escribe la relación del 1 determinante con el
efecto de pérdida: 1/a
A partir de esto plantea dos
tipos de series: decrecientes y crecientes. (pág.118-119).
Las series tienden hacia el límite, pero no se llega.
Texto de Borges “Aquiles y
la tortuga”. Nunca se llega al 1.
Todo el desarrollo de las
series es para mostrar la imposibilidad del Uno (lo llama Uniano en “Ou pire”.
Es importante distinguir lo
unario (trazo que no hace uno) de lo uniano ( el uno de Plotino, el uno que es
Todo).
a se sustrae para llegar al
1 uniano.
“El interés, el único motivo
para partir de estos dos términos es que a partir de ellos escribimos” (pág.120).
Plantea el número de oro a partir
de otra escritura de 1/a,
Como 1+a/1 =
a__|_____1 a= 0,618 es infinito
pérdida Campo del Otro=rasgo unario
semejante a Pi x r2 =
3,14….(Pi por radio al cuadrado). No termina de llegar a 15.
En pintura y música se
utiliza esta divina proporción.
Luego (pág.121) toma: a2
(suma de todas las potencias impares de a) + a (total de todas las potencias
pares) = 1. Haciendo esta suma encontramos la medida del campo del Otro como 1,
“que es algo distinto de su pura y simple inscripción como rasgo unario”.
Está tratando de logicizar
la pérdida y la marca?.
(Pág.122). Le interesa
mostrar que hay un límite al que la serie se acercará lo más posible.
(Pág.123). “¿Qué ocurre con
la génesis de este Otro?. Lo distinguimos de este Uno que está antes del 1, a saber, el goce. ¿Cómo
medirlo?”.
“Ilustremos como sigue la
relación de a como la falta proveniente del Otro, con el 1 como el campo
completado del Otro que podríamos edificar”:
(desde S.9 es 1 de la
mismidad,
de la unicidad ) ( falta proveniente del
A)
1 1 a (pérdida) condiciona a A
_________________________________________
Goce campo del A
campo del saber
“Es lo que se llama el goce
masoquista y constituye la forma más característica, la más sutil, que dimos de
la función causa del deseo”.
“El goce masoquista es un
goce analógico”. Goce perverso.
“El sujeto asume de manera
analógica la posición de pérdida, de desecho, representada por a en el nivel
del plus de gozar. En su esfuerzo por constituir al Otro como un campo sólo
articulado según el modo de ese contrato que….Deleuze acentuó…..,el sujeto saca
partido de la proporción que se escabulle al acercarse al goce por la vía del
plus de gozar”. Esto es “yo soy tu
objeto”, “yo encarno analógicamente tu desecho” (Masoch- Wanda).
Haciéndose uno objeto del
Otro es reintegrar al Otro. (renegación).
(Pág.124) “El a, como
indiqué, es lo que condiciona la
distinción entre el yo que sustenta al campo del Otro y puede totalizarse como
campo del saber, y el yo del goce”.”…..al totalizarse, el yo del saber no
alcanzará nunca su suficiencia”…”En efecto, en la medida misma de su
perfección, el yo del goce permanece enteramente excluído”.”….esto nos confirma
que ninguna adición entre ambos podría totalizar bajo la forma de una cifra
cualquiera, de un 2 adicionado, a este yo dividido reuniéndolo finalmente
consigo mismo”.
Es decir, no puedo armar un
2. Entre el goce y el campo del Otro, tengo a, que condiciona la distinción.
(Pág.125). Lacan señala que
este acercamiento lógico nos permite situar mejor lo que ocurre con el
misticismo. “Los místicos intentaron por su vía la relación del goce con el
Uno”.”El lugar que tiene en él el yo, el Ich, se relaciona,…,con lo que
constituye nuestro verdadero objetivo,….¿yo existo?”. Esto es ¿el sujeto
existe?. No hablo de mí, entonces más vale decir ¿Existe? (il existe?) hablando
esta vez del yo?. Este “il” es la tercera persona. Es decir: ¿hay algo del yo
que existe?. Utiliza el “il existe” en el sentido de “il pleut [llueve]”, no
del compañero.
¿Existe yo?.
La tercera persona es lo que
dice “él estaba muerto…” El sujeto de la enunciación es un sujeto que no puede
decir yo, no puede coincidir con lo que dice. Es “il”, tercera persona. Es el
je. No es el moi. No se puede hacer un Uno, ni un dos.
El masoquismo también trata
de unir goce y Uno.
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