Acta del 2 de julio de 2011


Empezamos comentando el texto de Miller, cuya reseña ha sido entregada.
El tema es la disyunción cuerpo-goce por la incidencia mortífera del significante. Éste introduce la muerte, pone el cuerpo a disposición de la muerte. Hay tumba, lo hace ser para la muerte. Y prohíbe el goce, expulsa goce del cuerpo, pero también lo genera. Hace las 2 cosas. ¿Qué expulsa? Lo que no había. Es la incidencia significante, que hace que el cuerpo se arme de determinada manera.
En Freud el mito (“las pulsiones son nuestros mitos”) nos sirve para pensar lo real, a diferencia de un capítulo del Seminario 17 “Del mito a la lógica”. Moisés tiene que quedar fuera de la Tierra Prometida. Es la “tumba vacía” que Lacan señala en “Subversión del Sujeto…”, el padre excluído.
Considerando el mito sadismo-masoquismo: en el movimiento pulsional “hacerse pegar por otro” se trata de una pulsión montada en otra cosa, un nuevo sujeto, en un fantasma, efecto del movimiento pulsional. Un nuevo sujeto como concreción del fantasma. Esta asistencia del Otro está fantasmatizado en el otro que me pega. Me hago pegar porque me hago existir por ese Otro. El mito, el fantasma, es ineludible.
Siempre hay una expulsión primordial para sostener lo existente.
El falo es un significante impar, que no hace cadena.
El padre de la horda queda afuera para constituir un orden.
Un sexo tiene que quedar afuera.
Circuncisión-paternidad: es nombrar lo que no estaba, para que haya un nuevo sujeto.

Retomamos la lectura del S.17, capítulo VIII, apartado 2.

Anuncia Lacan que se trata, en la apuesta de Pascal, del Nombre del Padre, bajo una forma singular “Cara o cruz”. (página 114). Es lo que hoy llamamos “cara o ceca”. “Allí está lo que llamaré el real absoluto” (pág.115). ¿Porqué? El “cara o cruz” plantea una encrucijada, hay una indeterminación absoluta en ese punto. Podríamos decir “puro azar”.
“Debemos llegar al punto en que, Cara o cruz, sólo se trata de lo real en la medida en que es un tope”. “La apuesta contiene en su comienzo algo referido a este polo, lo real absoluto, cuanto que, al plantearse la cuestión del acto de la apuesta, se trata de algo de lo que no podemos saber ni si es ni lo que es. Se trata de saber si el partenaire existe o no”. “Pero no sólo el partenaire constituye el interés de la apuesta, también está la postura”(pág.115).
“…Todo descansa en la simple observación de que lo que se apuesta al comienzo está perdido”. Aquí está el punto de la elección forzosa que ya hemos trabajado.
“Ésta es la esencia del juego en lo que implica de logificable porque está reglado” (pág.115).
Lacan señala que la cuestión nos interesa como analistas, ya que nuestra actividad se funda en la asunción de la pérdida, la nuestra, “en la medida en que en el abordaje mismo de toda regla, es decir, de una concatenación significante, se trata de un efecto de pérdida”.(pág.116). Nuestra experiencia, dice, nos enfrenta en todo momento con un efecto de pérdida. En el seminario 11 también ubica al analista como testimonio de una pérdida. “Un paciente me usa para sus fines”. En el seminario 15: “como analista, me ofrezco como instrumento”. Esto podría traducirse: “si sos analista dejate pellizcar las tetas”. Esto es ser semblante.
¿Cómo lo testimonia? “Atribuyéndolo a un daño imaginario [(seminario IV)], refiriéndolo al esquema de una herida narcisista, es decir imputándolo a la relación con el semejante”, al otro (pág.116). Pero no se trata de esto, sino de una herida que depende de un efecto que, para distinguirlo de lo imaginario, califiqué de simbólico”. “Este efecto simbólico se inscribe en el hiato producido entre el cuerpo y su goce, en la medida en que la incidencia del significante o de la marca, lo que llamé el rasgo unario, la determina o la agrava”….”,decimos que la incidencia del rasgo unario le da su consistencia”.
“Se dibuja, pues, una relación entre el efecto de la pérdida, el objeto perdido, a, y ese lugar llamado el Otro, lugar aún desconocido y no medido, sin el cual no podría producirse”. Es decir: entre a y A se dibuja el rasgo unario.
Podríamos decir: mi relación al Otro es a. No hay otra. En el mismo instante de la pérdida se abre un abanico de múltiples posibilidades. El significante en su estructura es cara o cruz, está o no está, ausente o presente. No se necesitan dos, es cara o no cara. Ejemplo del fútbol: para diferenciarse se toma un rasgo, sacarse la camiseta.
Termina este apartado señalando que “la pérdida no carece de relación con la manera en que funcionamos como deseo”.”¿Cómo medir esta relación?”.

Apartado 3 (pág.117)

“En las cifras,…, en los signos escritos con los que se articula la idea misma de la medida, ya hay una proporción”.
“…no sabemos nada de la naturaleza de la pérdida”.
“ Por un lado, sólo sabemos que está simplemente a, la función de la pérdida. Por el otro, está el Uno, y no sabemos qué ocurre con él, puesto que no es más que el rasgo unario”.
 Escribe la relación del 1 determinante con el efecto de pérdida: 1/a
A partir de esto plantea dos tipos de series: decrecientes y crecientes. (pág.118-119).
Las series  tienden hacia el límite, pero no se llega.
Texto de Borges “Aquiles y la tortuga”. Nunca se llega al 1.
Todo el desarrollo de las series es para mostrar la imposibilidad del Uno (lo llama Uniano en “Ou pire”.
Es importante distinguir lo unario (trazo que no hace uno) de lo uniano ( el uno de Plotino, el uno que es Todo).
a se sustrae para llegar al 1 uniano.
“El interés, el único motivo para partir de estos dos términos es que a partir de ellos escribimos” (pág.120).
Plantea el número de oro a partir de otra escritura de 1/a,
                                                                                                      
Como 1+a/1   =        a__|_____1      a= 0,618     es infinito                               
                          pérdida     Campo del Otro=rasgo unario

semejante a Pi x r2 = 3,14….(Pi por radio al cuadrado). No termina de llegar a 15.
En pintura y música se utiliza esta divina proporción.

Luego (pág.121) toma: a2 (suma de todas las potencias impares de a) + a (total de todas las potencias pares) = 1. Haciendo esta suma encontramos la medida del campo del Otro como 1, “que es algo distinto de su pura y simple inscripción como rasgo unario”.
Está tratando de logicizar la pérdida y la marca?.
(Pág.122). Le interesa mostrar que hay un límite al que la serie se acercará lo más posible.
(Pág.123). “¿Qué ocurre con la génesis de este Otro?. Lo distinguimos de este Uno que está antes del 1, a saber, el goce. ¿Cómo medirlo?”.
“Ilustremos como sigue la relación de a como la falta proveniente del Otro, con el 1 como el campo completado del Otro que podríamos edificar”:

(desde S.9 es 1 de la mismidad,
  de la unicidad )                                                  ( falta proveniente del A)
                     1                               1                 a  (pérdida) condiciona a A
     _________________________________________
               Goce                      campo del A
                                             campo del saber

“Es lo que se llama el goce masoquista y constituye la forma más característica, la más sutil, que dimos de la función causa del deseo”.
“El goce masoquista es un goce analógico”. Goce perverso.
“El sujeto asume de manera analógica la posición de pérdida, de desecho, representada por a en el nivel del plus de gozar. En su esfuerzo por constituir al Otro como un campo sólo articulado según el modo de ese contrato que….Deleuze acentuó…..,el sujeto saca partido de la proporción que se escabulle al acercarse al goce por la vía del plus de gozar”.  Esto es “yo soy tu objeto”, “yo encarno analógicamente tu desecho” (Masoch- Wanda).
Haciéndose uno objeto del Otro es reintegrar al Otro. (renegación).

(Pág.124) “El a, como indiqué,  es lo que condiciona la distinción entre el yo que sustenta al campo del Otro y puede totalizarse como campo del saber, y el yo del goce”.”…..al totalizarse, el yo del saber no alcanzará nunca su suficiencia”…”En efecto, en la medida misma de su perfección, el yo del goce permanece enteramente excluído”.”….esto nos confirma que ninguna adición entre ambos podría totalizar bajo la forma de una cifra cualquiera, de un 2 adicionado, a este yo dividido reuniéndolo finalmente consigo mismo”.
Es decir, no puedo armar un 2. Entre el goce y el campo del Otro, tengo a, que condiciona la distinción.

(Pág.125). Lacan señala que este acercamiento lógico nos permite situar mejor lo que ocurre con el misticismo. “Los místicos intentaron por su vía la relación del goce con el Uno”.”El lugar que tiene en él el yo, el Ich, se relaciona,…,con lo que constituye nuestro verdadero objetivo,….¿yo existo?”. Esto es ¿el sujeto existe?. No hablo de mí, entonces más vale decir ¿Existe? (il existe?) hablando esta vez del yo?. Este “il” es la tercera persona. Es decir: ¿hay algo del yo que existe?. Utiliza el “il existe” en el sentido de “il pleut [llueve]”, no del compañero.
¿Existe yo?.
La tercera persona es lo que dice “él estaba muerto…” El sujeto de la enunciación es un sujeto que no puede decir yo, no puede coincidir con lo que dice. Es “il”, tercera persona. Es el je. No es el moi. No se puede hacer un Uno, ni un dos.
El masoquismo también trata de unir goce y Uno.
                                                      

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