Acta noviembre de 2013

        Se propone para esta clase un capítulo de Conjetural 59, de Sara Glassman,  Un Otro vacío.
Un párrafo:
        “Es necesario reunir las reflexiones de las que veníamos hablando con el Proyecto (es decir, juntar el Proyecto con Más allá…). El aparato se va construyendo a partir de una tendencia cuyo fin es repetir una primera experiencia de satisfacción, pero, como desea reproducirla en su mismidad, en igual momento idénticamente idéntica, no puede sino perder el objeto de la primera experiencia y encontrar uno nuevo, diferente, aunque sea el mismo para el poder percepción conciencia. Lo esencial es que la repetición agujerea el aparato desde los inicios pues introduce la pérdida de objeto alrededor de la cual se organizará la superficie que dibujan las representaciones”

Toma el proyecto para plantear en el origen la repetición.

        Lacan nos presenta un Otro evacuado de goce. En términos conjuntistas define al Otro como conjunto vacío, un conjunto que no contiene ningún elemento.

        Se ubica el falo como el significante del goce absoluto, del goce sexual que está perdido. Se orienta a que la relación sexual no existe y el falo como siendo el índice de eso.

        “El falo es el significante fuera del sistema, y, para decirlo todo, el significante convencional para designar lo que del goce sexual está radicalmente forcluido” p. 292

        El rasgo unario es un significante que al auto-repetirse se diferencia consigo mismo. Habría que distinguir el S1 en tanto remite o no remite al S2.
Glassman plantea rasgo unario, conjunto vacío como segundo en alteridad. La teoría de conjuntos incluye el conjunto vacío como elemento de cualquier conjunto.
Al “a” se lo escribe como el 1 en más, equivalente al conjunto vacío. Es necesario partir no del Otro, sino de un Otro. Este uno inscripto en el Otro es la condición para la constitución del sujeto al mismo tiempo que la condición para la constitución del Otro.

        “el término Otro designa la alteridad del significante consigo mismo”

Por esa razón el título del seminario es de Otro al otro. No hay Otro del Otro, sino que hay otro del Otro.

No se trata que el sujeto goza o desea, más bien el falo goza y no su portador. Hablamos del goce que permanece problemático.

        “Ya escribimos esto aquí lo suficiente como para que no tenga que construirlo ni volver a comentarlo. Se trata de la relación primera, pero más fuerte que las demás, de S1 con S2, del significante que representa al sujeto para otro significante.
        Ya intentamos delimitar de qué se trata en cuanto al segundo significante, S2, el otro de estos dos significantes, ese en cuyo nivel el sujeto será representado por un significante. Ya despejamos el campo donde inscribir el lugar del A, ese lugar que es el Otro con mayúscula, es decir, aquí, el cuerpo. 
…lo vemos así, en suma, ahuecarse por lo que llamé la última vez el en-forma de A, a saber, ese a que lo agujerea.” p. 283

El cuerpo es el lugar de la inscripción, la tabla donde se inscribe. Las inscripciones del sgte son la pulsión. Ya lo dijo en La lógica del fantasma: el Otro es el cuerpo, la carne letrada.

        “La fórmula está destinada a mostrar lo que ocurre verdaderamente con el a, a saber, con la estructura topológica del propio A, con lo que hace que el A no esté completo, no sea identificable con el 1 ni, en ningún caso, con el todo” p. 283

        La estructura topológica del A está anticipada en el seminario IX, el a es la horma del Otro.

        “Si el Otro con mayúscula presenta el carácter topológico que decimos, que hace que su enforma sea el a, palparemos muy directamente que significa esto en cuanto al estatuto del significante. Basta plantear que, sea cual fuere el uso convencional que se haga de este en la matemática, en ningún caso se puede considerar que el significante sea capaz de designarse a sí mismo. S1 o S2 en sí mismos no pueden de ninguna manera ser los representantes de ellos mismos, salvo distinguiéndose de ellos mismos” p. 284

Daniel propone que la frase que sigue es la clave de todo el seminario XVI

        “Esta alteridad del significante respecto de sí mismo es lo que designa precisamente el término del Otro con mayúscula marcado por una A. Si inscribimos este Otro con mayúscula marcado por A, si hacemos de él un significante, lo que él designa es el significante como Otro. El primer Otro, cualquiera que sea, el primero encontrado en el campo del significante, es Otro, radicalmente, es decir, Otro distinto de sí mismo, es decir, que introduce el Otro como tal en su inscripción, en la medida en que está separado de esta inscripción misma” p. 284

Aparece un significante, su auto diferencia y en ese intervalo ubicamos al a.

        “Ahora bien, como sabemos, esta a es el sujeto mismo en la medida en que solo puede ser representado por un representante, que en este caso es S1” p. 284

        “Todo da lugar a lo que es del registro del sujeto definido como el que borra sus huellas. Para que se perciba mejor la dimensión original de lo que está en juego, lo llamaré en última instancia el que reemplaza sus huellas por su firmap. 286

        Hay una equivalencia entre el A, a, el sujeto y el sgte. De cada uno de ellos se puede predicar lo mismo. Se le escapa a Lacan en algún momento querer diferenciarlos a rajatabla. El único ordenador de todo esto es el falo, que indica que hay un goce absoluto que queda perdido.
        Daría la sensación que todo esto se conecta con lo que más adelante Lacan postula respecto del síntoma como acontecimiento de cuerpo, Seminario XXIII. El cuerpo es como una caja de resonancia, que implica una frecuencia  privilegiada en función de lo que resuena. La definición de Pulsión como: ecos en el cuerpo de que hay un decir.

        Se propone la idea de híbrido, allí donde no están claramente separados, y que incluye la idea de exceso. El problema de los heterogéneos: ¿cómo hace el significante para tocar el cuerpo? Ej: cómo hacen el agua y el aceite para mezclarse. ¿Son dos o es uno?
Bapereau, tiene un libro donde trabaja este tema.
Otro modo de decir heterogeneidad es decir: alteridad. La alteridad mayor es la del significante consigo mismo. Esa es la clave de las claves.
El significante es auto diferente, con lo cual no hay ser identitario.
        Una pregunta que surge a partir de esto es: ¿qué es lo que permanece a lo largo de la vida de un sujeto? Es uno de los temas de la película de Almodovar: la piel que habito. Un tipo al que le cambian el cuerpo, la piel, y sin embargo: de repente… “Soy el que era!”
Lo imaginario va cambiando, la foto cambia. Uno de los temas que se pone en juego para interrogar el cambio es el tema de los gustos: éstos también van cambiando, cuando se podría decir que es lo más singular de un sujeto. En: El secreto de tus ojos, lo que permanece es la pasión. Cómo se encuentra en un momento al sujeto, en la cancha de Racing (el sujeto mantenía su pasión)
Se propone como aquello que no cambia: el carácter de las personas.

        Glassman plantea que se considera como una manifestación del  goce como una resistencia al análisis. Critica a los analistas que consideran que el sujeto goza con su síntoma. En todo caso el síntoma goza de ese sujeto, el sujeto es gozado.
        Cuando se dice: el sujeto desea, el punto es la alteridad: es en tanto otro que se desea. Surge el término de: extrañeza.
En la última enseñanza de Lacan se plantea el fin de análisis como: identificación al síntoma. Los postfreudianos tenían una idea de identificación con el yo, con el ideal, con el Super Yo del analista. Para Lacan sería: quieren hablar de identificación, entonces sería identificación con el síntoma.

Volviendo a lo más esencial, el cuerpo no podría ser, en función de su cambio, de la alteridad de la dimensión imaginaria del cuerpo. Quizás lo más esencial entonces podría pensarse como el vacío.

Vamos a la idea de que: el sujeto son estas maneras mismas en que la huella como impresión se encuentra borrada. El que las borra es el sujeto, puesto que las huellas no se borran solas. La firma siempre es a posteriori, en general siempre se firma después. Por eso el sujeto está allí en el acta de nacimiento y el acta de defunción. ¿Es el sujeto el que es agente del borramiento?
Hay modos de borrar, en función de los distintos objetos. Podría pensarse de qué manera se desnaturaliza ese cuerpo en función de la prevalencia de un objeto sobre otro, como manera de arrancar al ser de la naturalidad.  La huella es una forma de mirada, quiere decir un objeto pulsional.
        “El sujeto es quien borra la huella transformándolo en mirada, que debe entenderse como hendidura, vislumbre. De este modo aborda el sujeto lo que ocurre con el otro que dejó la huella, que pasó por allí, que está más allá” p.285

        El Otro que preexiste no es Otro sin cuerpo, es Otro que desea y goza. En el párrafo siguiente habla de sus huellas, se podría decir que se transforman en propias al momento de borrarlas.
Se trata de la represión primaria? La huella no sería eso?


Marcelo Lavalle

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