Comenzamos
leyendo el acta del 3/11/12, en la cita de la Pág.211 del S.16, donde Lacan
afirma que “la Cosa seguramente no es sexuada”. ¿Y la Cosa es La mujer? No es,
pero parece la Cosa.
También
empezamos a cuestionar qué significa “sublimar es elevar el objeto a la
dignidad de Cosa”. La pregunta que surge es si puede separarse sublimación e
idealización. Ritvo en su artículo La Sublimación viene a problematizar esto.
Se pregunta si la sublimación es una continuación o es un salto. Hasta ahora
era que la sublimación está en relación a uno de los 4 destinos pulsionales, y
la idealización en relación a otro destino que es la represión. También
una cosa es la pulsión y otra es el objeto, señala Freud en Introducción del
Narcisismo; la idealización tiene que
ver con el objeto y la sublimación con la pulsión. Pero se nos
mezcla, porque el recorrido de la idealización genera un efecto Cosa. Por
ejemplo idealizar y no tocar a una mujer parece que no entra en la lógica
falo/castración. Al estar tan ligada al objeto perdido puede representar al
objeto, porque cualquier cosa lo puede representar. Toda la cuestión de la
degradación sexual que plantea Freud tiene que ver con falo/castración.
Pareciera ser que la relación de la Cosa es que quede fuera de esta lógica,
como que el das Ding no entra en esta economía del deseo, en el sentido del
armado fantasmático.
Con Recalcati
la idealización se nos mezcló. Al provocar la idealización e inaccesibilidad de
la mujer, eso parece que la transformaría en algo más ligada a la Cosa, a la
Cosa materna; la madre ligada a la Cosa.
También
se puede pensar que es una operación del
significante mismo, que implica por un lado sacarle el estatuto de Cosa a la cosa
y por otro idealizarla al mismo tiempo, porque siempre el significante lleva a
imaginar algo ideal.
El
significante le quita la cosidad de la cosa, y se la da también, se la agrega.
Sino habría una Cosa ontológica previa.
Antes del significante no hay Cosa. La tensión Cosa-significante surge con el
significante.
Respecto de la
Cosa, planteando la lógica falo/castración, que tiene que ver con la presencia
sexual de los cuerpos, ahí la Cosa pierde su presencia (entre comillas), porque
lo que aparece determinando y como ancla de esta dinámica de los cuerpos es el
objeto a. Dejo de hablar de la Cosa y hablo del objeto a, ya sea en la
constitución fantasmática, como objeto a siendo bordeado por la pulsión.
Entonces podemos plantear al objeto a heredero de La Cosa en la lógica
falo/castración. Sino ¿cuál es el valor de plantear La Cosa en el seminario 7?
Toda la dinámica de la Cosa queda
heredada en el objeto a como perdido.
Volviendo a la
separación idealización-sublimación, Ritvo y Recalcati vienen a problematizar
esta separación tan tajante, porque al hacer a una mujer idealizada tan
inaccesible, se parece a eso de la Cosa, que se bordea pero no se toca, porque
está perdida para siempre. Y al intentar representarla no tiene valor como
objeto a causa del deseo, porque es pura idealización. Es un enamoramiento sin
deseo, porque el deseo es sucio, es chancho, es horrible, es infernal,
inmundicia, degradación. El deseo no es fantasmático.
El
enamoramiento sin deseo es un velamiento, que es justamente la función de
idealización e intenta ocupar el lugar del todo. Al idealizar al objeto hace
desaparecer ese costado sucio del deseo. Nuevamente la tensión entre La Cosa y
el objeto a.
En el debate
se plantea que idealización y degradación son continuas, en el mismo eje, que
no habría corte, ya que la castración, el agujero tiende a cubrirse con un
ideal. A diferencia de esto Ritvo plantea en su texto de la sublimación, la
idea de un salto, no de continuidades:
“…el
salto que tiene sus condiciones de posibilidad pero no de existencia. Por
ejemplo no hay continuidad entre la oreja de Van Gogh y su rostro vendado
pintado en el cuadro. No se puede deducir de la obra de Joyce su supuesta
locura ni de su chifladura su obra”
Ritvo habla de
acto sublimatorio. Toda la continuidad semántica de su texto está determinada
por el seminario 15 (El acto psicoanalítico), porque cuando Lacan habla de acto
lo plantea como un salto, sin red.
Discutimos si
un acto, “sin red” implica “sin A”. Hay un encuentro entre la falta del sujeto
y la falta del A. Es un A que tiene agujero. Lo que está en juego es la
superposición de la opacidad del sujeto en relación a la opacidad del A, y ahí
en esa opacidad hay lugar para la invención. Pero también si ese A es con
agujero, es un A tachado, implica que “el A no existe”, por eso “sin red” puede
pensarse como “sin A”.
Entonces se
trata de salto e invención. Salto, acto, e invención.
Por otro lado,
tal vez habría que pensar la sublimación por fuera del análisis. En el sentido,
tomando a Freud, de que lo que está dentro del análisis es la neurosis de
transferencia. Si esto es así, la sublimación no se analiza. Es un campo por
fuera. Alguien puede venir y decir que escribió una poesía, pintó un cuadro o
escribió una novela. ¿Qué relación tiene eso con el análisis? Puede no tener
ninguno. Puede tal vez ser un efecto del análisis, pero nosotros no hacemos una
lógica causa-efecto de “escribió por tal cosa”. Tal vez el acto sublimatorio
entonces, no tenga que ver con el análisis. Ritvo lo escribe en el texto así,
pero luego lo ubica dentro del análisis, lo modula. Él lo plantea en relación al recorrido de un
análisis, porque repetición y sublimación en el seminario del acto están del
mismo lado, con lo cual tiene que ver con el análisis. (Quedamos en recortar 2
o 3 tesis de Ritvo)
Pasamos a
continuación a leer el acta del 1°/12/12, en el punto en que Lacan trabaja, en
la clase XVI, la obra de arte con fin sublimatorio y el objeto a como
equivalente de goce, en tanto “valor de goce”.
Cuestionamos
la idea de que el objeto a se “verifique” en la clínica como equivalente de
goce. Sí destacamos el objeto a como el que “captura el goce”. Es el que se va
perdiendo en el circuito pulsional, bien trabajado en el seminario 11 y que
ejemplifica aquí con el chiste.
Lacan retoma
el circuito del chiste en el grafo del deseo y ubica la fórmula de la pulsión: $ <> D. La demanda en la fórmula
de la pulsión es un detalle importante, porque pone en juego: 1) la dependencia
del sujeto respecto del significante; 2) la dependencia del sujeto respecto de
la repetición significante y 3) distingue la palabra deseo con minúscula y la
demanda con mayúscula en el grafo. Parecería más importante el lugar de la
demanda, por esto que leemos acá: el deseo queda reducido o subrayado, en la
relación al fantasma, a su valor imaginario, mientras que la demanda, lo que
queda subrayado es su relación al significante. Es decir pulsión-significante.
Éste es el valor de poner la demanda con mayúscula, la relación del sujeto al
significante, la relación del cuerpo al significante, por lo tanto a la
pulsión. Destacamos que “los significantes dan cualidad a la demanda”. Esto
implica que la demanda es significante, cualidad, porque siempre se habla del
valor cuantitativo, por lo inagotable de la demanda.
Leemos “la
demanda es sexual”. Por ejemplo, si un paciente viene diciendo “no puedo parar de comer”, se puede tomar como:
1) una pulsión no anudada; o 2) como una demanda sexual. Es decir, considerar a
esta actividad compulsiva como una demanda sexual, porque la cualidad pulsional
hace que sea de otro nivel de lo que estamos hablando. La adicción. Otro
ejemplo que surgió es el de un paciente en problemas con la bebida. Llegaba la
noche y tomaba y armaba un personaje víctima de no poder parar de tomar, pero
resulta que no tomaba cualquier cosa, tomaba cerveza, y no cualquier marca.
Parecía hablar de algo cuantitativo que lo desbordaba y no era tan así. Aquí
también se anudan, en el grafo, la significación absoluta del fantasma con el
matema de la demanda. Se anudan 2 cosas, porque el paciente viene con una
significación. Entonces ¿cuál es nuestra accesibilidad? Está cuestionada. Salvo
que digamos “acotar el goce”, limitando y prohibiendo. Es creer que por
sugestión o prohibición podemos acotar el goce. Es importante lo de la
cualidad. Lo perentorio de la pulsión es un rasgo. Freud lo recortó escuchando
fantasías.
Otro ejemplo que surge es el de un paciente
hebefrénico que no puede parar de masturbarse, y sino se iba en seco, siempre con el pantalón manchado.
Esa actividad en un psicótico, no ligada del todo a un fantasma, que no le daba
placer, marcaba una compulsión sin placer, o sea sufrimiento, siempre mojado.
Aquí está la diferencia con la neurosis, el fantasma ligado al yo da la ilusión
de que uno domina. En este acaso está tomado por el A. Ese pene no es de él.
Retomando el
acta, en el punto de la demanda como sexual, para decir que la demanda es
sexual es necesario introducir la función del falo. Para que sea sexual tiene
que estar en juego falo/castración, sino es “pre”sexual.
Discutimos la
cita de Lacan donde trabaja el matema S
(A/):
“El lugar del A…evacuado del goce….es algo que en sí
mismo está estructurado por la incidencia significante. Esto es precisamente lo
que introduce esta falta, esta barra, este hiato, este agujero, que se
distingue con el título de objeto a”.
Debatimos, por
lo ambiguo de la frase, si es que la incidencia significante es la que
introduce la falta, la falla, o es el objeto a lo que barra. Es decir la barra como objeto a, no como falo. La
barra como Falo es diferente que la barra como objeto a. Algunos leen “Esto...” en la cita, como la incidencia significante. Es lo que
armaría la función señuelo, el objeto a. Para pensar el objeto a hay que pensar
que la falta, el hiato, la barra, el agujero, es producido por la incidencia
significante, no por el objeto a. La
barra es significante. Algunos objetamos esto a partir del planteo de Lacan del
seminario 9, donde el sujeto es “cortado por el a”, por el objeto, es tomado.
Si el significante introduce la falta, el lenguaje dominaría el azar,
tendríamos eficacia. El lenguaje sí es condición de posibilidad para pensar un
espacio que viene a romper el lenguaje, pero no domina.
Volviendo al
acta, retomamos cita del libro “La extimidad” de Miller, donde señala:
“Solamente un cuerpo vivo goza” [los zombies]. “Goce como función vital”. “El
goce es sólo de los cuerpos vivos”. “¿Cómo se introduce la incorporación de la
estructura sino por un vaciado del goce….?”
Esto parece
contradecir la última teoría en Lacan. Dice “vaciado de goce”, pero del lenguaje
¿no se goza también? como conmemoración de goce, el encuentro del significante
con el cuerpo?
¿Qué es
“vaciado de goce”? Una falla, por eso habla de objeto a, de captura de goce.
¿Entonces no hay un A que goce? No es así. Por eso viene diciendo desde el
seminario 11 que la relación al A es sólo a través del objeto, de lo que hay de
pérdida respecto del A.
El A tiene 2
funciones: introduce y a la vez expulsa el goce, señala Miller.
Cuerpo vivo
que goza es que carece, que padece pérdida, y que tiene que tener lugares de
captura de goce.
La única
reserva, el padre, ya se llevó todo el goce. Freud habla de lugares de reserva
libidinal: el síntoma, el narcisismo, lo estancado, etc. La idea de reserva ya
supone que algo se perdió. Pero también la idea de goce es como llenado, como
acumulación. Por eso es acumulación en pérdida. Por eso la idea de entropía que
habíamos trabajado.
Justamente
¿qué vaciado si hay un A que goza? Pero el A no goza, se lo suponemos en
relación al objeto a, a los lugares de captura de goce.
“El Otro del
significante lleva en sí lo que a su vez no es significante”. Expulsa lo que no
es significante y le retorna como objeto a, es “la limpieza pura de goce”. “El
Otro, lugar limpio de goce” dice Lacan, pero es una limpieza sucia, sino no habría
objeto a como resto. Otro limpio de goce puro no existe. Por ejemplo la tumba.
“Goce” es
siempre ambiguo: en términos de cualidad de satisfacción de un sujeto, y en
términos de pérdida de goce. Por eso nuestra pregunta: ¿de qué se satisface
alguien que cuando se satisface la pasa mal? ¿Cuál es la relación del sujeto a
la satisfacción?
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