Daniel propone leer “Los proverbios del infierno” de William Blake.
Se aborda la puntuación sobre los capítulos XII, XIII, XIV y XV
del Seminario XI dedicados a la puslión. Se propone un esquema para abordar
estos capítulos (se adjunta)
Se ve en el esquema cierta comunidad entre el deseo, la libido, el
vacío y la muerte. Todos conceptos que aparecen sucesivamente en estos
capítulos y que podríamos ubicar con relación al objeto a. Estas relaciones son
a verificar.
La primera idea que propone Lacan como punto nodal es cómo la
pulsación del inconsciente está vinculada con la realidad sexual. En el esquema
aparece esto dividido en dos. Por el lado de arriba donde aparece: Puslión,
Realidad Sexual podemos ubicar allí el cuerpo erógeno, que claramente ya no es
el cuerpo instintual que queda por fuera a la derecha del esquema (Lo orgánico
del instinto: ritmo).
En su parte de abajo el esquema presenta al A, al Inconsciente
sostenido en significantes. Tanto los agujeros del cuerpo como la
inconsistencia del A se anudarán, vía el ocho interior, en “a”. Es decir existe
una comunidad topológica entre los agujeros del cuerpo, zonas erógenas y los
espacios entre significantes que agujerean al A, haciendo de éste un sistema
inconsistente.
Hernán pregunta, en ese punto si: el ocho interior es equivalente
a la banda de Moebius. Si bien la Banda de Moebius dibuja un ocho interios, da
la sensación que este esquema está más emparentado a la Botella de Klein o
figura topológica del Cross Cap. La diferencia es que en la Banda de Moebius se
diferencias dos caras que finalmente termina siendo una sola, en la Botella de
Klein aparece claramente distinguido un adentro y un afuera que, en realidad
están intercomunicados. El Cross Cap, que es el modelo topológico de la Botella
de Klein está constituido por una Banda de Moebius que produce la intervención
del cierre interior y un casquete que caerá representando el objeto a.
(situación que no queda ubicada en la banda de Moebius, que apunta más a la
represenentación del Inconsciente, puntualizando cara y contracara) Es decir,
en la banda de Moebius no está representado el bordeado del vacío, ese núcleo
de vacío que queda circunscripto. Estos son simplemente unos esbozos
cavernícolas de intento de respuesta.
Alrededor de estos capítulos Lacan insistirá con esta división
representada por el esquema. Esquema que fue pensado a partir del párrafo:
“Inscribo en el punto donde el lóbulo definido como campo del
desarrollo del inconsciente recubre y oculta al otro lóbulo, el de la realidad
sexual. La libido pareciera ser, entonces, lo que pertenece a ambos. Pero ese
sector es, en verdad, un vacío”
Vemos, entonces, cómo Lacan propone dos lóbulos que en verdad se
superpones. El esquema los muestra separados en la parte de arriba y abajo. Los
lóbulos representan el Inconsciente y La realidad sexual. Vemos cómo se
conectan a través de algo que pertenece a ambos: la libido, que como dice, no
es otra cosa que un vacío. Ya aparecieron entonces los tres primeros términos: deseo,
libido y vacío. Ambos lóbulos se relacionan a través del vacío.
Todo lo que Lacan está intentando mostrar es cómo la sexualidad no
tiene nada de natural, es decir se aparta de lo orgánico, de lo instintivo; ya
el cuerpo no es el cuerpo como aquellos cuerpos que se aparean sino que va a
tener que ver con un aparejo en relación a la pulsión.
Por ello la pregunta: ¿Pertenece la pulsión al registro de lo
orgánico? Responde: no creo que sea así. Recuerda que ya “Pulsiones y destinos”
es un modo de mostrar que la pulsión no es tan natural. Recuerda los elementos
de la pulsión para afirmar finalmente que “la pulsión no es el empuje” El
empuje que es fuerza constante, a diferencia del ritmo del instinto, está
sostenido en qué? Se propone que una posibilidad es que estuviera sostenido
desde el vacío y allí pulsión y deseo compartirían un punto en común, punto de
comunidad. El instinto a modo de flecha, nace y se extingue.
Entonces, qué le da al
instinto esa característica de fuerza constante? Tiene que haber algo que lo
transforme y lo tergiverse. Podemos ubicar allí el agujero del sistema
simbólico.
Surge que la tergiversación ya es una versión, para vincularlo a
lo simbólico. Hay algunos términos de la pulsión que están muy naturalizados,
hay cierto de modo de contar la pulsión de Freud que van en esa dirección. Por
ejemplo el empuje podría ser: el esfuerzo de trabajo que el soma le impone a lo
psíquico.
El mismo vacío podría ser, al mismo tiempo, lo que hace que el
inconsciente siga trabajando, siga pensando; de hecho Freud propone al
inconsciente como pensamientos. Se precipita una idea que reúne todo esto
último discutido: lo Activo del vacío y no la carne.
Lacan propone para la pulsión, a diferencia de mito desarrollado
por Freud, la idea de ficción tomada de Bentham.
Los cuatro términos de la pulsión aparecen como disyuntos. Se
propone que a partir de la incidencia de lo simbólico existe una tergiversación
de los términos que podríamos ubicar en el instinto. Disyuntos, implica aquí no
complementarios. Lacan toma para ilustrar esto: montaje absurdo, surrealista.
Aparece la idea de estímulo interno, y entonces Lacan se pregunta:
“¿Se trata de la irrupción de lo real en su estado de conjunto? ¿Está en este
caso involucrado el ser viviente?” Responde: “No”. Y agrega que la constancia,
característica de la pulsión, hace imposible que la asimilemos a una función
biológica.
Lacan dice: “se trata del Real Ich”. Aquí aparecen las
posibilidades: aquello que sería equivalente al sujeto, como aquel primer yo
del proyecto: conjunto de neuronas (que podríamos hacer equivaler a sgtes), es
decir el sujeto entre los sgtes. Se propone como algo mítico, el sujeto antes
de la pulsión, en el seminario II aparece como la cámara puesta filmando el
lago, sin sujeto.
En el esquema aparece el Yo, moi. Aparece enlazado pero por fuera
del esquema, con otra lógica, en una nueva Banda de Moebius. También se
circunscribe el ritmo, lo orgánico, los cuerpos que se aparean.
El ritmo, una vez que se constituye la pulsión aparece como la síncopa
del sujeto, que es la repetición.
“¿Qué quiere decir la satisfacción de la pulsión? … una de las
vicisitudes de la pulsión es la sublimación” Es una posibilidad de camino, una
deriva posible. La pulsión no se puede reprimir, solamente su representante.
Daniel desaforado: Muy bien! Muy bien! ;) Se trata de lo que se
hace con las representaciones pulsionales. En Lacan también es así porque
cuando se habla de fijación pulsional, es una pulsión fijada a un sgte, con lo
cual pulsión y sgte están entrelazados y si hablamos de una economía de la
pulsión y de una dinámica de la pulsión tenemos que pensar en qué les pasa a
los sgtes pulsionales. La fórmula de la pulsión tiene sgtes: D ◊ $.
Aparece un párrafo, importantísimo: “Es evidente que los pacientes
no están satisfechos con lo que son. No obstante sus síntomas tienen que ver
con la satisfacción. Satisfacen a algo que sin duda va en contra de lo que
podría satisfacerlos, lo satisfacen en el sentido de que cumplen con lo que ese
algo exige. El asunto está en saber qué es ese Se que queda allí contentado”
Aquí es donde comienza a ser operativo el hecho de representar el
yo moi anudado en este esquema y con una lógica distinta a la del recorrido de
la pulsión y el inconsciente, que queda ubicado del lado izquierdo. El yo
tendrá una lógica relativa al narcisismo, una lógica que tendrá que ver con la
imagen y la completud, en contraste con la lógica del lado izquierdo que
implica lo parcial de la pulsión (incluyendo el recorrido del vacío). La
propuesta, entonces, es que ese “no satisfechos con lo que son” es visto desde
la lógica del yo, que es quien pena de más con relación a ese Se satisface,
paradójico. Lacan rubrica esto diciendo:
“Sabemos que la forma de acomodo entre lo que anda mal y lo que
anda bien constituyen una serie continua. En el análisis tenemos ante nosotros
un sistema donde todo se acomoda y que alcanza su propio tipo de satisfacción”
Esto habilita de alguna manera a conectar el yo moi, en
continuidad con el equema propuesto, del lado derecho y con una lógica
diferente.
Comienza a surgir a continuación el estatuto del objeto de la
pulsión. Es decir, que no se trata de este o de este otro objeto sino más bien
del recorrido de un vacío; y si es que aparecen distintos objeto contingentes
es para ubicarse en ese lugar dando lugar a la afirmación de Freud: el objeto
es indiferente, no tiene ninguna importancia.
Se centra a continuación en las zonas erógenas con su estructura
de borde. Lo que veíamos como la comunidad topológica respecto de la cadena
sgte y sus agujeros.
Lacan va a tomar a Freud, respecto del exhibicionismo como
contrario del voyerismo para diferenciarse de él. Lo critica diciendo que éste
los piensa como funciones reales y recíprocas para proponer, a diferencia de éste
que la esencia de la pulsión la definirá como: “el trazado de un acto” Esto
anticipa el “hacerse” de capítulos posteriores.
Una posibilidad es pensar en la constitución de un nuevo sujeto en
ese recorrido. En vez de se constituye el sujeto se plantea el gerundio:
consituyendo, constituciendo. Es decir, que en cada circuito repetitivo. Esa
repetición, diferente, ahí se va constituciendo el sujeto. No es que se
constituyó. Amalgama entre: constituir y cosiendo.
El capítulo 14 inaugura mostrando que hay dos lógicas: la lógica
de lo parcial, de la pulsión (la tendencia) que queda a la izquierda del
esquema y la lógica del amor, del lado derecho (lógica del todo, del yo moi, de
la totalidad, de la ilusión del amor. Ganze=todo)
Una vez más un párrafo que describe bien el esquema propuesto: “La
pulsión es el montaje a través del cual la sexualidad participa en la vida
psíquica, y de una manera que tiene que conformarse con la estructura de
hiancia característica del inconsciente”
A partir de “Respecto de la reproducción las pulsiones son
pulsiones parciales” se recuerda que Freud propone que la pulsión se vuelve
altruista, al servicio de la reproducción en la pubertad. Esto nos sirve para
remarcar que la satisfacción paradojal de la pulsión, es parcial y se agrega,
sustitutiva (como suplencia de una titularidad que no hay).
Nuevamente un párrafo que integra al esquema:
“La pulsión es el montaje a través del cual la sexualidad
participa en la vida psíquica, y de una manera que tiene que conformarse con la
estructura de hiancia característica del inconsciente”
Participa, como formando parte, parcial. “la integración de la
sexualidad a la dialéctica del deseo…” ¿Qué es lo que hace que el ser humano se
reproduzca una vez que el ser humano ha perdido su instintualidad? Una vez que
ha perdido cómo orientarse respecto de su partenaire sexual, lo que hace que la
especie siga adelante es el deseo, como proponía Freud en relación a la
transmisión del plasma germinal. Ese plasma germinal, como motor que empuja a
las generaciones hacia adelante, no seria otro que el deseo que viene al lugar
de aquel instinto que no hay.
Introduce la idea de aparejo en contraste con el hecho de
aparearse.
Entonces
podemos resumir la idea de aparejo como mecanismo construido con distintos
elementos heterogéneos. El apareamiento aparece entonces en términos biológicos
mientras que la sexualidad aparece bajo la modalidad de un aparejo, de un
montaje, de un artificio. Así pulsión es sinónimo de montaje. La sexualidad
participa de la vida psíquica a través del montaje pulsional.
Se hace incapié a la idea
de conformarse: confórmate con la conforma, con la forma del sgte. No se puede
gozar de una manera que no sea esta. La sexualidad está destinada a recorrer
estos caminos, es una conformación sustitutiva. La única sexualidad es la que
ha sido transformada en este montaje. Se propone descartar la idea de
sexualidad en sí para arribar a un amoldamiento a la estructura sgte. La única
sexualidad es la que ha sido transformada, generada de entrada en este montaje.
La pulsión tiene que conformarse con la hiancia del Inconsciente. La fórmula de
la puslión, de hecho incluye la D, de demanda. La demanda es del sgte. El
fantasma aparece aquí como una promesa de goce total. En el texto Sutilezas
analíticas, Miller desarrolla este aspecto claramente.
El sgte toca el cuerpo,
introduciéndole aparejos. El sgte enferma el cuerpo. El aparejo le impide aparearse.
Lacan destaca las tres
voces de la pulsión propuestas por Freud, pero para agregarle el “hacerse”,
como función activa. Este “hacerse” deberá incluir al Otro para volver a la
fuente. En la imagen freudiana de los labios besándose a sí mismos, no queda
del todo incluida la función del vacío que es necesario que la pulsión recorra.
Comienza a abordar el objeto como
hueco, vacío que cualquier objeto puede venir a ocupar. Allí agrega que el paso
de la pulsión oral a la pulsión anal no se trata de un proceso natural
madurativo, sino que implica una inversión. Inversión que tendrá que ver con la
demanda, demanda al Otro y demanda del Otro. Se hace la diferencia entre el
hacerse chupar y el hacerse cagar, se trata de dos fuentes distintas en juego, implicando
zonas erógenas distintas.
Con esta idea de que “la
pulsión desempeña su papel en el funcionamiento del inconsciente” se ve
claramente como en el esquema es posible plegar la parte de arriba junto con la
de abajo. Así quedan íntimamente ligados: inconsciente y realidad sexual,
siendo el agujero central lo que estará en la base de todo este constructo.
Una pregunta de Lacán
aparece como fundamental: “¿en qué momento vemos introducirse la posibilidad
del dolor en la pulsión sado-masoquista?” Daría la sensación que el dolor
aparece allí donde el sujeto queda como objeto de ese se satisface. El sujeto
como objeto encarnado en su yo, queriendo controlar lo incontrolable. Cuanto
más se quiera controlar ese “se satisface” más dolor se sentirá. El dolor
aparece como el desgarro entre dos lógicas distintas, la lógica de la pulsión,
del lado izquierdo del esquema, y la lógica del yo, del lado derecho. El dolor
como la traducción subjetiva a nivel yoico.
Se propone que la pulsión
en sí misma no duele, es decir fumar un cigarrillo sería disfrutable en sí. El
tema que hace al dolor aparece con la repetición misma: un cigarrillo, otro
cigarrillo, y otro cigarrillo.
Cuando se habla de impulsiones o
de compulsión, el punto es subrayar un circuito pulsional enloquecido,
indominable. Más bien la pulsión es la impulsión misma. Es la estabilidad de un
circuito que se relanza permanentemente. El fantasma hace a la estabilización
de un síntoma, que será siempre el mismo, síntoma que estará sustentado por la
misma satisfacción. De hecho Miller, con relación a la idea de Sinthome (vaya a
saber dónde) propone que se trata de la conjunción entre síntoma y fantasma. Es
decir que no se trata de dos cuestiones distintas, sino de la misma.
“El problema de la meta, de
las metas sexuales, nos obliga a retomar algunos conceptos inherentes al de
pulsión. En cierto sentido toda pulsión puede considerarse como de meta
inhibida si se entiende la pulsión genital como el colmo de la satisfacción,
como la meta sexual por excelencia. Podemos concluir que desde esta perspectiva
toda pulsión falla en la meta porque ésta, la meta, no hay (como no hay
relación sexual). Vale decir, en relación a lo real de la reproducción sexuada
la pulsión es parcial. Y en relación a lo imaginario de la relación sexual
posible la pulsión, toda pulsión es de meta inhibida en razón de su propia
imposibilidad interna. Dicho de otro modo, si la inhibición presupone un
obstáculo al cumplimiento de la meta, éste, no es externo ni accidental sino
necesario e intrínseco a la pulsión, pudiéndose situar dicho obstáculo en algo
esencial de la función que rehúsa la satisfacción total y lleva a buscar otros
caminos” S. Freud
Enfoquemos
entonces el problema de la relación entre pulsión y meta desde el siguiente
ángulo. Una pulsión se distingue de un estímulo, pues, en que proviene de
fuentes situadas en el interior del cuerpo. Actúa como una fuerza constante y
la persona no puede sustraérsele mediante la huida. En la pulsión pueden
distinguirse fuente, objeto y meta. La fuente es un estado de excitación en lo
corporal. La meta es la cancelación de esa excitación. Y en el camino que va de
la fuente a la meta la pulsión adquiere eficacia psíquica; la representamos
como cierto monto de energía que esfuerza en determinada dirección. De este
esforzar, drang, recibe su nombre: pulsión. Detengámonos un instante en este
punto. Los cuatro términos que se usan en conexión con el concepto de pulsión
tal como se formulan en “Pulsiones y sus destinos” se reducen al tres: fuente, objeto
y meta. Es que el cuarto: el esfuerzo, la perentoriedad, el drang, es en este
texto lo que define propiamente a la pulsión; y esto en tanto la pulsión
adquiere eficacia psíquica y en tanto se define como una fuerza constante. En
resumen, el cuarto término más que un término aparece como el carozo del
concepto mismo de pulsión. Qué quiere decir que la pulsión adquiere eficacia
psíquica sino que es como merced a un proceso de metaforización de pérdida y
sustitución o mejor dicho de…”
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