I
Retorna a Lacan
La inversión lacaniana
La fórmula todo el mundo
es loco plantea como radical la inadecuación entre lo real y lo mental, e
implica que de lo real solo se pueda no decir la verdad, solo se pueda mentir.
Lo que Lacan llamó sinthome
es el nombre de lo incurable.
Lo que no puede desaparecer y es
constante.
La inversión que Lacan
aportó al psicoanálisis consistió en elaborar el psicoanálisis puro; desaparece
la preocupación terapéutica y puede entonces darse de lleno la dinámica propia
del análisis.
La lengua del Otro
Se refiere aquí a la
terapeutización orientada al bienestar de la sociedad que pediría el Ministerio
de Salud que sostiene los distintos espacios asistenciales.
Clínica del sgte amo
El discurso del amo supone
una identificación del sujeto por un sgte amo.
Sobre la base de estos sgtes amo
(obesidad, depresión), se pone a trabajar el saber, S2.
El problema es que hay un elemento
que sigue siendo inasimilable, que se ve rechazado por este discurso.
En el discurso del analista
esos sgtes amos son, por el contrario, rechazados, el sujeto está virtualmente
despojado de ellos. Por ello Lacan llamó el reverso del psicoa al discurso del
amo.
Sutilezas
En la última enseñanza lo
real pasó a primer plano porque no puede ser relevado por lo simbólico. El
punto de partida del nudo borromeo es la ruptura, la fractura, entre lo
simbólico y lo real, y lo imaginario tiene como función anudarlos.
En el ¨Prefacio a la
edición inglesa del Seminario XI” Lacan pregunta si hay otra razón que impulse
a ser analista que “recibir lo que comúnmente llaman ´pesos”
Hay un agujero entre los
conceptos fundamentales del psicoa organizados como estructura y lo que es
contingente; así un caso particular es una sutileza analítica.
Propone pragmática, puesto
que en psicoa el saber hacer tiende a suplantar al saber.
II ¿Hacia dónde va el
psicoanálisis?
Pascal sabía que no todo
era geometría, que no todo se deja tratar como matema
No hay salud mental
Toma el texto de Freud “La
sutileza de un acto fallido” para ubicar cómo Freud comete un acto fallido allí
donde va a regalar algo que no quiere ceder. “¿Qué regalo sería aquel que no
nos diese o procurase un poco de pena dar?
El hombre es un animal
enfermo, pertenece a la esencia del hombre ser enfermo.
Nada de lo que haga es
natural porque reflexiona. Su esencia es no coincidir con su ser: su para sí
se aleja de su en sí. Este en sí es su gozar.
La ausencia de relación
sexual invalida toda noción de salud mental y de terapéutica como retorno a la
salud mental.
Se opone a la salud mental, la
erótica; el aparato del deseo, que es singular para cada uno, objeta la salud
mental.
El discurso del amo siempre quiere
lo mismo, quiere el como todo el mundo. El psicoa se sostiene por el
deseo del analista de dar lugar a lo singular del Uno.
El falso psicoanálisis
Si el verdadero psicoa
apunta a la causa del deseo en su singularidad, el falso psicoa es el que se
piensa como terapéutico. La acción analítica es terapéutica en la medida en que
reconcilia con el goce.
Un olvido del acto
El acto analítico consiste
en autorizar el hacer del sujeto; es liberar la asociación, la palabra de lo
que la constriñe, para que discurra libremente.
El acto analítico consiste
en la suspensión de cualquier demanda de ser.
III Posición del analista
Omisión
Freud en una carta a
Hollos, reconoce que no le gustan los enfermos de hospicio (eso, se dice, lo
hace un mal psiquiatra)
Cuando intentamos pensar
como psicoanalistas, resulta con todo muy ventajoso que sigamos en relación con
nuestro yo no quiero saber nada de eso, simplemente porque es algo que
no se agota nunca. Freud está en su vida cotidiana en relación con su yo no
quiero saber nada de eso, así como Lacan decía que lo estaba y que su
enseñanza resultaba de esa relación.
Entusiasmo
El entusiasmo no conviene
al psicoanalista porque es el olvido del inconsciente, es un comprendemos, ¡ya
está! Con el nombre que es posible comprender completamente, con el nombre de
Dios: en theós, en dios.
Mantener la relación con su
yo no quiero saber nada de eso es verdaderamente antinómico con la
cultura del entusiasmo.
Desapego
Si el entusiasmo no le
sienta bien al analista, entonces debería ser apático, frío como un pescado. O
debería funcionar mediante el hastío. El hastío no conviene, porque la
curiosidad es necesaria. Entonces ¿Cuál es el afecto que lo favorece?
De los antónimos de
entusiasmo prefiero: el desapego; Haz lo que hay que hacer, trata de
hacerlo bien, pero con apatía, alejado de las pasiones.
El desapego conviene al
analista dado que el acto consiste en despegar sgdo de sgte; no se sabe lo que
algo quiere decir para el otro, qué significaciones acumuló en su historia.
No hay palabra que no esté
tergiversada por el hecho de que alguien la pronuncia.
Hay una satisfacción
intrínseca a lo que llamamos comprensión –comprender es un efecto de
satisfacción. Lo que produce sentido está siempre determinado por el goce, modo
singular de goce de un sujeto.
¿Por qué se hacen regalos a una
mujer?
Retoma el acto fallido de
Freud y la última interpretación de éste: “No tengo ganas de regalar esta
piedra porque me gusta mucho a mí; las reservas de esta especie sólo aumentan
el valor de un regalo” Estamos en verdad muy cerca del plus de gozar, hay un
suplemento.
IV Todo el mundo es loco
Inconstancia y fijación
La destinataria del regalo
de Freud sería Dorothy Burlingham, amante de su hija. Miller interpreta
entonces que el ser tachado el bis denota el rechazo de Freud por esta situación.
No invalida la interpretación anterior que implicaba no dar a esta mujer (como
es esperma que se retiene)
Las interpretaciones en
análisis no se sustituyen unas por otras, se agregan, se acumulan, se
estratifican, se sedimentan, lo cual es correlativo de lo que se percibe de la
estructura del inconsciente.
Sobre la base de la
inconstancia se destacan los puntos de fijación. La inconstancia no pone
reparos a la repetición.
El concepto de salud
Canguilhem propone que la
salud es la verdad del cuerpo; quiere decir que no hay Universal de la salud
como verdad del cuerpo, lo único Universal de la salud es la salud social.
La enfermedad es la verdad
del hombre; el síntoma es la verdad del hombre.
El ideal de salud mental
para el sistema de hoy sería llenar el cuestionario que propone la máquina,
para a la salida del programa saber qué tipo de trastorno y medicación es la
conveniente.
Fronteras móviles
La salud como verdad
implica como trasfondo la adecuación de la palabra a la cosa.
En la psicosis, donde lo
real habla, se trata de persuadir al sujeto de que lo real miente para mantener
la verdad a raya.
La inhumanidad del analista
se sostiene en apuntar a: Allí donde sufres tú gozas.
En la última enseñanza la
distinción neurosis-psicosis se refleja como una tipología de dos modos de goce
cuyas fronteras parecen, en este nivel, singularmente móviles. La distinción
neurosis-psicosis es operativa a nivel sgte, pero lo es mucho menos a nivel de
los modos singulares de gozar. En este último nivel todo el mundo está loco
puesto que lo real miente a todo el mundo.
Así el concepto de sinthome
borra las fronteras entre síntoma y fantasma, entre neurosis y psicosis.
Lo terapéutico y lo analítico
Los 4 conceptos se pueden
asociar de a pares: inconsciente transferencial que es el inconsciente de la
interpretación. Por otro lado la pareja repetición-pulsión que prepara lo que
llamará sinthome como modo de gozar.
A partir del sinthome ¿se
sostiene la diferencia entre psicoterapia y psicoa?
El dispositivo analíticoes
intrínsecamente un empuje a la verdad, está en su naturaleza hacer vacilar los
semblantes a su paso, los sacude, y apunta al deser, que se escribe $, a la
desidentificación; es decir, el punto en que el sujeto puede probar su propia
contingencia, lo que él mismo tiene de azaroso. La psicoterapia tiende a
respetar los semblantes en la medida que éstos le permiten al sujeto circular,
llegando al punto de inventar semblantes a medida.
V Clínica del sinthome
¿Qué es la clínica?
La clínica tiene lugar
clásicamente a los pies del lecho del paciente y es esencialmente un arte de
clasificar los fenómenosa partir de signos e índices previamente catalogados.
Consiste en un ejercicio de planificación, de clasificación y de objetivación.
Las estructuras clínicas,
en el sentido clásico de Lacan agregan a las clases la causa, y de este modo se
desprende de la descripción que yo llamaba objetivante.
Respecto de la estructura,
los síntomas tienen el sentido de lo que aparece, lo que se manifiesta. El
concepto de estructura fue depurado, simplificado cuando Lacan promovió el
concepto de discurso, con el que redujo a 4 los elementos articulados.
De la contingencia a la
articulación
La práctica del
psicoanálisis cambia de acento. Se trata de conducir la trama de destino del
sujeto de la estructura a los elementos primordiales, fuera de la articulación,
es decir, fuera del sentido. Se trata de conducir al sujeto a los elementos
absolutos de su existencia contingente. La función de la interpretación cambió,
y ya no consiste en proponer otro sentido, en dar vuelta el sentido manifiesto
para revelar en este otro escondido. La interpretación se propone deshacer la
articulación de destino para apuntar al fuera de sentido. De modo que es una operación
de desarticulación.
Desabonado del inconsciente
Por no haber tenido ningún
testimonio de su inconsciente, Lacan infirió que Joyce no tenía relación con el
inconsciente.
Lacan entonces inventa para decir
lo que hay: el sinthome.
Desabonado del inconsciente
quiere decir simplemente que Lacan se dio cuenta de que no conmueve a nadie, no
hace llorar a nadie, no hace palpitar el corazón de nadie, no concierne a nadie
en nada, no los toca, no les mueve su objeto a. Lacan sostiene entonces que no
juega con ningún equívoco capaz de conmover el inconsciente de nadie.
Esto lleva a decir: aquí no
hay incosciente!
En su obra tenemos un
producto que no vale más que para uno solo. Y en ese sentido, Lacan inventó el
concepto de sinthome para designar lo singular, podemos decir, fuera de la
clínica, fuera de la clasificación, lo singular en su carácter absoluto.
Lo que creyó percibir Lacan
es que hay sinthome en cada uno.
Joyce encarnó lo singular donde el
común de la gente lo borra, se apresura a abonarse al inconsciente, y es ese
momento se pone en marcha la máquina de fabricar sentido común, la máquina de
fabricar equívocos capaces de perturbarlos profundamente en una multitud.
Lo que no cambiará
Llega el momento en que
Lacan renuncia a esta lógica del más allá, cuando la trascendencia que anima la
lógica del deseo es reemplazada por un plan de inmanencia; es decir, una
perspectiva donde el concepto de placer es reabsorbido en el goce, donde se
opone a nivel del sgte, el de la sustancia gozante, y donde Lacan puede decir
que la significancia, el orden del sgte, encuentra su razón de ser en el goce
del cuerpo, que el sinthome está condicionado no por el lenguaje sino por
lalengua, más acá de toda articulación. Esa puerta que Lacan entreabre en su
seminario Aun culmina en su concepto de sinthome, que designa en su
singularidad la sustancia gozante. El modo de gozar absolutamente singular es
como tal irreductible.
Adoptar el punto de vista
del sinthome es saber que hay, que habrá lo que no cambiará, es un límite
inaugural aportado al furor sanandi.
VI Singularidad
Tautología de lo singular
El sinthome es lo que hay
de singular en cada individuo.
La singularidad es una
categoría lógica, aunque es también una categoría de los límites de la lógica.
Y es que, más allá de designarlo, ¿podemos hablar de los singular? Como tal, lo
singular no se parece a nada.
La pertenencia de un
singular es un problema que atormenta a la clínica en relación con el
diagnóstico, es lo que pone fácilmente en aprietos –si lo dejamos- al clínico
en el control, y suele constituir lo más importante que se plantea ¿se trata de
una psicosis o de una neurosis?
Según el punto de vista
diagnóstico Sócrates pertenece a una clase, pero según el punto de vista de lo
singular, Sócrates es Sócrates, no se parece a ningún otro.
Todo en un análisis está
por obtenerse, como si nada por otra parte se hubiera establecido. Veo entonces
aquí presente lo que para mí es la orientación hacia lo singular.
Bion está es esta misma línea, que
lleva al límite cuando profesa en sus seminarios que el analista, en cada
sesión, debe haber olvidado todo; no solo –como predica Freud- tiene que
olvidar, dejar en suspenso los otros casos, sino incluso la sesión precedente
de tal modo que cada encuentro, cada sesión, valga por sí misma. Se trata de
una ruptura, una discontinuidad, llevada al extremo, que quiere sin duda
acentuar el aspecto de acontecimiento, en el sentido del happening, de cada
encuentro con el analista.
Pero no solo hay esto en la
práctica del psicoanálisis. En otra vertiente, en efecto, el analista es una
memoria: recuerda los significantes que aparecieron, establece correlaciones,
los articula, localiza repeticiones. Este trabajo de memorialista, de
secretario del paciente, le permite identificar la zona donde podrá llevar su
interpretación.
El concepto singular no
posee extensión. Su extensión, si se quiere, es un punto. Hay en verdad
extensión cuando existen como mínimo dos puntos:
Lo que Lacan llama Sinthome
es por excelencia el concepto singular, ese que no tiene más extensión que el
individuo. …es la tautología de lo singular.
Lo incomparable
Lo singular es como tal lo
incomparable, no es el ejemplo, puede ser el paradigma –palabra que Lacan usa
una vez y que nosotros promovimos a la categoría de lugar común- cuando lo
desplazamos en una clase particular, la de los casos que se ordenan con este
caso-faro, el caso referencia.
Cuando se trata de lo
singular, para captarlo, es imposible partir de definiciones y de principios o
de estructuras que demuestren el caso por orden …hay que
sentir y juzgar con precisión, no se procede por la sucesión de razones, sino
que es necesario, en términos de Pascal, ver súbitamente la cosa.
…lo singular requiere el instante
de ver
Desde el punto de vista de
lo singular, la sesión analítica tiende en efecto a reducirse al instante, lo
cual no se adecua al principio del time is money, y puede ser tachado de
impostura por los que rechazan lo que atañe a la verdad. La verdad es que, para
el parletre, el efecto de encuentro es instantáneo. Todo responde al
acontecimiento, que debe ser encarnado, que es un acontecimiento corporal.
El discurso analítico, la
institución del psicoanálisis, confronta al analista con lo singular, y ¡cómo
es insostenible! Se refugia en lo particular.
…la verdad es el abismo de lo
singular.
Un caso, es lo que cae, y
en particular, lo que cae fuera de los sistemas y fuera del matema.
Lo esencial es que esto no
desmienta la teoría. Lo esncial es que se parezca a algo. Mientras
que la virtud del caso, tal como lo entiendo, es precisamente no parecerse a
nada.
Fuera de sentido
El inconsciente mismo es
una defensa contra el goce en su estatuto más profundo, que es su estatuto
fuera de sentido.
La metáfora paterna da
cuenta de esto, de cómo el espíritu adviene al goce, cómo el sentido llega al
goce.
…traduce el modo en que el
goce cobra sentido fálico, y el Nombre del Padre es esencialmente el operador
que permite al goce adquirir sentido.
La metáfora paterna
resuelve el goce por el sentido común: cada vez que nos emocionamos, que algo
nos conmueve, que eso nos dice algo, el falo está en el asunto, es el emblema
del sentido común.
El goce propio del sinthome
es por el contrario, un goce que excluye el sentido, es el goce que no se deja
resolver en la significación fálica y que conserva de este modo una opacidad
fundamental. Sin duda Lacan intentó acercarlo, domesticarlo en forma de objeto
a.
Su última enseñanza
distingue como dos órdenes no homogéneos el inconsciente y el sínthome. Sin
duda él busca ahí la articulación en forma de nudo, que fue lo que exploró en
El seminario 23, y lo que dio como programa justo antes cuando dice “El
inconsciente se anuda con el sinthome”
La orientación hacia lo
singular no quiere decir que no se descifre el inconsciente, sino que esta
exploración encuentra necesariamente un tope, que el desciframiento se detiene
en lo fuera de sentido del goce, y que, al lado del inconsciente, donde eso
habla, está lo singular del sinthome, donde eso no le habla a nadie.
Por eso Lacan lo califica
de acontecimiento en el cuerpo. No es un acontecimiento del pensamiento, no es
un acontecimiento del lenguaje, es un acontecimiento del cuerpo. Falta aún
saber de qué cuerpo. No es un acontecimiento del cuerpo especular, sino un
acontecimiento del cuerpo sustancial, ese que tiene consistencia de goce.
VII
Tres modalidades del análisis
Un análisis que comienza
Propone que la conciencia
no es un lugar transparente y que para un análisis que comienza la intención es
ubicar cómo aquello amorfo va tomando cierta morfología a través de lo que
plantea como acontecimiento del pensamiento. Se pregunta allí cómo el
acontecimiento del pensamiento se relaciona con el acontecimiento del cuerpo.
Ubica como una operación
fundamental del analista suspender su juicio moral para dar lugar a otro
superyó, que sería aquel que impone decir la verdad. Propone que sostener
cierto lugar de juicio moral retarda la confesión de las faltas del paciente,
más bien les da el lugar de falta.
Transmutación de lo amorfo
Un análisis que comienza
está signado por la revelación de aquello que siempre se supo y se
individualiza (idea de inconsciente como lo éxtimo). En un análisis que dura la
revelación se hace escasa y da lugar a la repetición. Una repetición que
confluye en el estancamiento. Lo que se espera, en realidad, es la retirada de
la libido de algunos elementos ya revelados.
Un análisis que dura
La pregunta preponderante
del análisis que comienza (¿qué quiere decir eso?) palidece, tiende a borrarse,
cuando el análisis dura ¿qué pregunta la reemplaza?: ¿qué satisface eso, de qué
modo satisface?
En un análisis que dura, el
estatuto conceptual del goce se modifica. Hay un estatuto del goce que es el
del exceso, el goce exceso. En este nivel, se aprende clásicamente a distinguir
el placer y el goce. El placer traduce un estado de homeostasis que se rompe
por un elemento, a, que sobrepasa los límites del bienestar y que realiza la
confluencia del goce y el sufrimiento, de lo sublime y lo horrible. Lacan lo
destacó en El seminario 11 y lo despejó en El seminario 16 con el nombre de
plus de gozar.
Pero hay un segundo
estatuto del goce, que comienza con El seminario 20: el goce-satisfacción, se
trata del restablecimiento de una homeostasis superior. Hay un funcionamiento
que incluye el exceso, que lo vuelve rutina, y es eso lo que Lacan llama
sinthome.
Si el inconsciente
transferencial es ficcional, relativo a la transferencia con el analista ¿Cómo
se orienta un análisis, con qué articulación entre ficción y goce?
Lo que surge al final como una
indicación de lo que puede ser un análisis que termina es cómo puede asociarse
el testimonio de historia con el de satisfacción del final del análisis.
VIII
El pase del parletre
Doctrina clásica del pase
Propone que el objeto a
deber permitir llevar el análisis más allá de las conclusiones de Freud en
Análisis terminable e interminable. Recuerda la crítica que Lacan le hace a
Freud en el Seminario 11, respecto de que con su deseo impidió pensar el
análisis más allá de la envidia del pene.
Ubica al deseo del analista
como una x que estando en el lugar de la significación última sostiene el
análisis. Es como si el deseo del analista tradujera la pregunta: ¿Qué quiere
decir todo esto?
Recuerda que en la proposición
Lacan ubica como respuesta a esta pregunta en un fin de análisis:
1.
No hay nada más que un vacío en ese
lugar (subjetivación de la castración, o más delante del No hay relación
sexual)
2.
La solución positiva sería el
aislamiento de la función a minúscula
Al final del análisis el analizante está situado como sabiendo, es
un sabio de su deseo: sabe lo que
causa su deseo, conoce la falta en que se enraíza su deseo y conoce el plus de
gozar que obtura esta falta.
La satisfacción del final del
análisis
Avanzada la enseñanza de Lacan va dejando de lado el
concepto de saber. En el Seminario
XX propone el lenguaje como una elucubración de saber sobre la lengua.
Progresivamente toma un lugar principal la idea de verdad mentirosa.
En el fin del análisis hay
satisfacción. La satisfacción es lo que debe orientar ya que todo el curso del
análisis se despliega en el mal estar, en la incomodidad.
La operación analítica se
nos aparece como jugando contra el inconsciente, como ocupándose de restituir
sentido a lo que ,en primera instancia no lo tiene. Si limpiamos el
inconsciente de la atención que circula a su alrededor, éste es real. Se trata
del inconsciente a ras de las formaciones del inconsciente.
Imposibilidad de hysterización
Que el inconsciente sea
real significa que no es simbólico o que, incluso, cuando se vuelve simbólico,
se vuelve otro. Por eso sostenemos que la operación analítica hace pasar el
inconsciente de lo real a lo simbólico, lo hacer pasar de la verdad a la
mentira.
Ubica a la transferencia
emparentada con la histeria en el punto en que el sujeto responde al deseo del
Otro de que se diga la verdad. Allí el sujeto cuenta una hystoria: una
elucubración que pertenece al registro de la verdad por cuanto tiene estructura
de ficción.
Pero no solo se trata de
una buena historia. El criterio de este bien decir frente a lo real es en
definitiva saber lo que se satisface.
Un analista sería alguien
que sabría medir la distancia entre verdad y real, y de este modo sabría
instituir la experiencia analítica, esto es, la histerización del discurso.
Simplemente ya no es el pase del sujeto supuesto del saber, es el pase del
parletre. Y el pase del parlêtre no es el testimonio de un éxito, sino de
cierto modo del fracaso.
IX La verdad mentirosa
Efecto de verdad
La noción de que la verdad
es mentirosa implica la idea de efectos de verdad, cuya causa es la
articulación de significantes.
Lacan traducía la necesidad
como un no cesa de no escribirse, de allí su definición de real. Miller hace
una diferencia con la contingencia, proponiendo lo real como lo contingente: lo
que cesa de ser imposible. O sea lo que cesa de no escribirse y no se sabe
cuando. Como ejemplo ubica aquí la emergencia sorpresiva del inconsciente
(real).
En ese lugar, en la
transmutación de la contingencia en necesidad, se insinúa la verdad mentirosa.
En el fondo, esto es lo que siempre se llamó en psicoanálisis: racionalización,
recargar lo descabellado con una mentira racional, una mentira que produce
sentido.
Puesto que el deseo del
analista toma la forma del ¿Che vuoi? podría pensarse que esto traduce un:
quiero sentido (que tenga sentido, que se organice, que se cuente, que se
verifique)
Por el Goce
Pero como respuesta no se
puede nombrar el deseo, más bien se obtiene un Aquí hay goce, en todo caso un
goce articulado. De ese modo el sinthome está allí para producir goce.
El pase es lo que responde
a la urgencia, es el antónimo de la urgencia. El pase tiene lugar cuando no hay
más urgencia, cuando de mi modo de gozar, como tal invariable, que no puedo
atravesar –a diferencia del fantasma-, logré extraer una satisfacción que
apacigua mi urgencia, mi preocupación, mi lo que me fuerza a analizarme. Así el
lenguaje no está hecho para el sentido y la verdad, el lenguaje e Por el Goce.
Entonces cuando Lacan lo
inventó, el sujeto del pase era supuestamente el sujeto separado de su goce, el
sujeto que pudo objetivarlo, distanciarse de él. El pase del parlêtre no es,
pues, el testimonio de una travesía del fantasma, sino la elucidación de la
relación con el goce, de cómo el sujeto cambió respecto de lo que no cambia, su
modo de gozar, y cómo se elaboraron par él las variaciones de su verdad, su
camino de mentira.
X La prisión del parlêtre
Nuestro sputnik
Seminario I-VI: exclusión de lo
real
Seminario VII: reintroduce
lo real
Subversión del sujeto: acomoda lo
real de la pulsión, como cadena sgte superior
Si en Freud vemos su punto
de retroceso a partir de Más allá del ppio del placer, develando la función del
goce y cuestionando el desciframiento del inconsciente y su potencia, vemos en
Lacan que este punto de inflexión se evidencia entre los Sem XIV y XV,
precisamenente en La proposición del 9 de Octubre.
Centra la operación
analítica en el fantasma y la posible separación entre el efecto de sentido y
el efecto de goce. El fantasma se vuelve la morada electiva de la Cosa, la
morada electiva del goce, encerrado, soportado por una frase con su cortejo de
imágenes.
Lacan hablará más tarde de
parlêtre destituyendo al sujeto.
XI Mutaciones de goce
Opacidades
El paciente se apega al
análisis, es decir se apega al inconsciente. Llama inconsciente a la palabra
irreflexiva de la asociación libre. Pero a través de lo que el analista puntua,
escande, subraya hay un llamado a reflexionar sobre la palabra irreflexiva.
El yo no se del analizante
implica esa opacidad necesaria para el trabajo analítico. De esta manera
aparecen para él, revelaciones que hacen que en su vida algo cambie.
¿Dónde se hace la teoría?
Si, a partir del seminario
XIV, La lógica del fantasma, elabora el fin de análisis como pase, es porque
seleccionó de Freud el concepto de fantasma como el lugar de elección donde se
cruzan el lenguaje y el goce. El atravesamiento implicaría cierta desconexión
entre el sgte y el goce.
Andar bastante mejor
La última enseñanza de
Lacan extiende al síntoma ese privilegio del fantasma. La conexión del sgte y
el goce no es solo verdadera para el fantasma. Freud en Inhibición, síntoma y
angustia destaca el carácter de satisfacción incluido en el síntoma a propósito
del síntoma obsesivo.
En el Seminario XX, Aun,
Lacan propone que el goce no es trascendente, sino que el gozar está en el
decir.
En resumen, no trascendencia del
goce, sino inmanencia, que es la extensión conceptual del fantasma que Lacan
llamó sinthome.
Ya no se trata de levantar
el síntoma, porque el sinthome aparece como una positividad, que hace perder al
desciframiento freudiano su privilegio. Proponemos que ocurren mutaciones de
goce que ocurren en la positividad del sinthome.
¿Basta decirlo en términos
de lucidez? Lacan concibió el atravesamiento del fantasma como un revelación,
la del objeto causa ¡ah!¡Ya lo veo! Como no hay verdad del goce, es en vano que
se busque el objeto causa, el a como la verdad de su goce. El goce está también
fuera de la verdad. El fin del análisis implica, entonces, simplemente un andar
bastante mejor.
XII
Lo real que escapa a la verdad
No hay verdad del goce, lo
que hay es lo que Lacan llamó verdad mentirosa sobre el goce.
Revelación
No se está en análisis
mientras no se haya tenido al menos una revelación, para designar la relación
del sujeto con la verdad a la que accede en un instante de ver.
Hay un modo que es saber
sin saber, saber sin conocer, que Lacan prefería llamar lo no sabido, lo no
sabido que sabe.
Hay un obstáculo
La interpretación por parte
del analista ayuda a la revelación. La verdad forma pareja con sentido, y ambas
forman trío con ficción.
Para cada quien su manera
de dar sentido se llamará fantasma. Pero si se sustrae al fantasma el escenario
y el sentido lo que queda es un modo de gozar.
En el esquema Z aparecía el
fantasma desplegado en el eje imaginario como obstáculo para ubicar las
determinaciones del sujeto por el Otro.
Reengineering
El sinthome funciona, no es
susceptible de atravesamiento o de levantarse, sino de reengineering, de una
reconfiguración.
XIII
Se terminó, entonces, el pase
Texto para Le Point
Si el discurso religioso
apunta a dividir al sujeto para obtener un sentimiento de culpa, el
psicoanálisis en su relación con el goce, por el contrario, intenta llevar al
sujeto a un culpable, a un cierto permiso para el goce.
En el análisis se trata de
cierta “liberación” del goce –en el sentido de que está fijado, condensado, y
en particular como lo que Lacan llamaba objeto a-, y, más bien, de su
fluidificación, si me permiten, de descondensarlo.
XIV
Una nueva alianza
Lenguaje causal
¿Por qué y cómo la verdad
puede ser causa de efecto sobre el goce, cuando verdad y goce no están hechos
de la misma madera, son heterogéneos, si me permiten, son heteróclitos?
Progreso de la verdad
Lacan nunca abandonó esta
referencia, concibe la verdad como una especie del sentido, como un sentido
afectado por el coeficiente verdad.
Si la verdad es
completamente exterior a la mentira y la mentira es uno de los nombres de la
represión, la verdad es lo que sanciona su levantamiento. Esta configuración es
opuesta a su último escrito donde figura la verdad como mentirosa, a partir de
la cual la historia se vuelve hystoria. De este modo la verdad podría ponerse
en plural. Lacan formula en su muy última enseñanza la varidad, la verdad
variable.
No podemos decir que no
saber sea lo contrario de saber, ya que está implicado también el no querer
saber, el saber pero no prestar atención, el saber pero no querer extraer de
esto consecuencias, el saber y pensar en otra cosa, el saber así pero no el
saber asá. En esta relación compleja se producen sin embargo efectos de
revelación, momentos donde se ve de otro modo, se asume otra perspectiva, o
esta perspectiva se impone.
Acontecimiento del goce
En el Seminario XI Lacan
propone el binario placer vs goce con relación al binario homeostasis y
repetición. A la ruptura del equilibrio la podemos llamar goce, experiencia de
goce o acontecimiento de goce: puntos de exceso que pueden llamarse de placer
extremo, de placer desequilibrante, pero que son próximos a una experiencia de
dolor.
Referencia fálica
Tenemos el falo, imagen del
flujo vital, pero que funciona a partir de la castración, con un menos.
Entonces, siendo el índice de una falta, tiene sustitutos que son objetos a, y
así el goce se encuentra repartido sobre la base de esta castración.
En subversión del sujeto
introduce el Ф, falo simbólico imposible de negativizar, y agrega como
aposición: significante del goce (única vez que aparece esta expresión en sus
escritos)
Pero el goce como infinito
sería mortal si no encontrara un menos, el complejo de castración, y para dar
cuenta de este complejo, se inventa el Edipo.
Pero ¿Cómo el goce imposible de
negativizar estaría marcado por un menos? Aquí sentimos que se desdoblan dos
planos: uno donde en está el falo, el objeto a, el menos, el Edipo, etc, donde
no se trata sino de negativización; y otro plano donde está lo imposible de
negativizar (Ф). En el fondo, poco a poco, Lacan despejará lo que escribo con
una J mayúscula.
El Otro que no existe es el
Otro de la verdad, el Otro del sentido. Allí se destaca que el lugar del Otro
hay que tomarlo en el cuerpo y no en el lenguaje.
La revelación del fantasma
podría tener como consecuencias que el sujeto no esté obligado a robar el goce
a escondidas, que ya no esté separado sino que pueda hacer con él una nueva
alianza.
XV Lo imposible de negativizar
Más o menos
El deseo implica una
negatividad mientras que el goce una positividad. Las variaciones cualitativas
del deseo, a diferencia de las cualitativas, se hacen por ruptura, salto, corte
como sucede con la verdad donde se pasa de un no hay a un hay sin transición.
Lacan atribuyó al deseo un
régimen igual al de la verdad. Su famoso símbolo $ designa tanto al sujeto de
la enunciación como al sujeto del deseo. Podemos agregar la equivalencia que a
veces presenta Lacan entre $ y el emblema de la castración (-)
Aquí verdad, deseo,
castración, constituyen una serie.
Verdad del deseo
Lacan modeló el régimen del
deseo sobre el del sgte, sobre lo que llamamos estructura, que está hecha de
unidades discretas. Si volvemos al deseo articulado, este se articula en el
sgte, y es capaz de estas variaciones súbitas: allí el goce es problemático.
El régimen del goce
1-Lacan subrayó que el goce no
puede decirse. Desde ese punto es como el deseo, inarticulable, sólo se dice
entre líneas.
2-El goce falta en el Otro del
discurso. Por eso escribirá el sgte del goce (Ф) del que habló en La
Transferencia y en Subversión.
3-Allí donde no hay goce, no hay
verdad. Es que la verdad de alguna manera los hace gozar.
4-Lo que Lacan llamó plus de gozar
consiste en regimentar el goce en la misma línea que la verdad. El objeto a es
resultado del esfuerzo de Lacan de introducir el régimen del goce en el deseo.
a como sustituto de -, apuntando el final del análisis a la separación entre
ambos. Quiso hacer una unidad de goce, manipulada, arreglada. Finalmente el
objeto a será semblante de ser.
XVI Cogito lacaniano
Sustancia gozante
Ф hay para
el sujeto, y más exactamente para el parlêtre, lo imposible de negativizar, un
positivo absoluto, que designamos goce, y que se asemeja a la libido freudiana,
pero a diferencia de esta, que se desplaza, permanece.
Si no estuviera la
sustancia del goce, seríamos todos lógicos, una palabra valdría como otra, no
habría nada parecido a la palabra justa, la palabra que ilumina, la palabra que
lastima, solo habría palabras que demuestran.
No se trata de un cuerpo
extenso. La entidad cuerpo, es lo que hay que suponer para que el goce tenga un
soporte.
Soy, luego, se goza
En Aun, Lacan destaca que
el cuerpo no se goza sino con la condición de corporizarlo de manera sgte. La
marca es allí un sgte paradójico, no entra en un sistema; vale como insignia,
solitaria, absoluta, que identifica un cuerpo como objeto de goce. Esta marca,
S1, produce una falta que un tapón que es el objeto a colma.
El fin de análisis implica
reconciliación, alianza con ese goce, al que no preside el no, sino el sí (el
sí de la contingencia que me hizo lo que soy)
Lo que soy no es más que la
manera en que se goza. Eso es el cogito lacaniano: soy, luego, se goza.
XVII El goce no miente
El cogito lacaniano no nos
da un yo soy sino un se goza.
Se jouit
En el goce pulsional se descabeza
el yo, pero también se desvanece el sujeto; hay un se goza.
Las variaciones del goce
son variaciones en intensidad, que continúan en lo positivo.
Hay una verdad mentirosa
del deseo que hace que nos interroguemos sobre ella. El deseo está marcado por
la pregunta ¿qué es lo que en verdad deseo?
El goce no miente, y no está, en
ese sentido, marcado de negatividad.
¿Cómo inventamos el objeto a?
El objeto a es amboceptivo
entre deso y goce. Se lo define como plus de gozar pero también como causa de
goce.
Lacan lo inventa a partir de
transferir, exportar la estructura del lenguaje al goce.
La pulsión es una demanda
que no se puede rechazar, una demanda acéfala, que es una exigencia del cuerpo;
demanda cuyos elementos no son los sgtes de la lengua, sino, los sgtes del
cuerpo. También desaparece el sujeto y se desvanece la demanda como demanda
hablada o sea que entre $ y D lo que permanece es el corte. El corte es lo que
articula el goce con la estructura del lenguaje.
Dar cuerpo al goce
Lacan necesitaba localiza
el goce, sin lo cual es imposible operar con él. Lo localizó en los fantasmas,
inventó el fantasma fundamental: un átomo de significancia, un átomo de goce.
Así la interpretación se la
mide no por sus efectos de sentido sino de goce. Por eso Lacan pudo decir que
la interpretación eficaz era del orden de la jaculación, un uso de sgte que no
tiene fines de significación, sino donde el sonido podría hacer sonar la
campana del goce.
Nosotros estamos obligados
a separar goce y satisfacción. No habría experiencia analítica sin el goce
fuera satisfactorio.
Un análisis es concebible donde
una jaculación puede rectificar el goce, es es, que puede ser concebido como
satisfactorio.
XVIII Filosofía del goce
Goce antepredicativo
Pensar y hablar son dos
cosas distintas. En gral. en una sesión analítica, el sujeto que piensa, la
cierra.
Lo que llamamos sujeto no es una
sustancia, sino solo un supuesto; es lo que está supuesto en la articulación de
una pareja de significantes, nada más.
La sustancia gozante
reintroduce el cuerpo cuyo atributo principal sería el goce como afección de
ese cuerpo.
Durante mucho tiempo, a
partir de Aun y en su última enseñanza, intentará una especie de
intersubjetividad del goce, es decir, implicar al Otro en su economía (gozar
del cuerpo del Otro) y por lo tanto insinuar el proceso dialéctico en este. Su
elaboración concluye en la línea de que no hay goce del Otro, que es
esencialmente imaginario, de ninguna manera del mismo registro que el goce del
cuerpo propio.
Lebenswelt
El goce pertenecería a algo que
fascinaba mucho hacia mediados del siglo XX, al Lebenswelt (el mundo de la
vida), según lo definió Husserl. El mundo de la vida escaparía pues a toda
predicación, no se puede decir, solo se puede sentir, lo que muestra su
estatuto de experiencia primera del ser. Estaría emparentado, entonces, con el
real de Lacan.
La vida, su reproducción en
la especie humana está curiosamente condicionada por el significante y no está
marcada por ninguna automaticidad, como prueba el rechazo de la reproducción,
ya sea consciente o inconsciente.
Por eso, Lacan decía que en la
especie humana la letra es análoga al germen, que para que este se transmita a
lo largo de las generaciones hace falta que un tipo de significante que él
denominaba letra se transmita. Insiste, pues, en la materialidad de ese sgte.
Por lo tanto, aun cuando haya goce
equivalente a la vida, incluso si toda vida implica goce, este se diferencia
por la incidencia del sgte, otro goce, en la especie humana.
Goce bis
Distingue entre el goce
antepredicativo de todo cuerpo viviente y el goce bis, un goce traumatizado por
la palabra. Este último es un goce que no haría falta, en Lacan non decet (no
conviene) no es decente. Por eso su confesión en general encuentra obstáculos
En la experiencia
analítica, el goce se presenta ante todo por el lado de la fijación, siempre se
vuelve allí. Y habrá que ver si ese siempre se vuelve allí se detiene o no por
el atravesamiento del fantasma.
Ou pire (en Otros escritos,
pag. 550): “el saber afecta el cuerpo del ser hablante por fragmentar su goce,
por recortarlo, hasta producir en él las caídas con las que hago el a”
Entonces, el sgte afecta el cuerpo del parlêtre porque fragmenta el goce del
cuerpo, y estos pedazos son los objetos a.
El sgte tiene efectos de
sgdo, pero también tiene efectos de goce. Antes que efecto, diremos producto;
si pensamos en los 4 discursos ubica el objeto a en el rango de producto
simétrico del efecto de significado.
Más adelante Lacan lo llamará
sentido gozado que en el fondo supera el binarismo (coalescencia entre sgte y
goce)
Aquí la interpretación se hace
jaculación; es decir que apunta a la sustancia gozante, y solo alcanza el
blanco renunciando a las facilidades del desciframiento bajo la égida del
padre.
XIX Nada es sin goce
En la perspectiva de la
última enseñanza de Lacan –y a diferencia de lo que se expone en La ética del
psicoanálisis-, el goce no es una transgresión. Incluso podría decir que es,
por el contrario, un funcionamiento normal, y no raro o excepcional.
Regulación del placer
El modelo del deseo
funciona en relación a la ley: deseo lo que está prohibido. Antes que existiera
la ley no había lo deseable. De allí que: La ley es el deseo.
Pero el goce no funciona
así, el goce se halla en los dos lados.
¿Puede uno imaginarse que el deseo
se sostendría como prohibición si no tuviera un goce del deseo prohibido?
En ese parlêtre, el cuerpo
mismo, su cuerpo, no está antes del sgte, no es una realidad anterior al sgte.
Por eso, además, el parlêtre no es su cuerpo. Tiene su cuerpo como un bien, una
propiedad, un objeto que se trata bien o mal, que se desdeña, se abandona o se
arregla. Los cuidados prodigados o no a ese cuerpo denotan el valor
inconsciente que se le atribuye.
Sustituciones
Para Freud hay dos
vertientes en el síntoma, la vertiente del sentido a desocultar, y la vertiente
de la satisfacción (como sustituto de la satisfacción sexual). Ambas vertientes
están incluidas en la idea de sinthome.
El goce sustitutivo está
también presente en la neurosis, especialmente en la histeria, y es capaz de
alterar las funciones del cuerpo. Como se tradujo, los órganos se conducen como
órganos genitales de sustitución.
La ilusión de la relación sexual
Si para Freud en un momento
las pulsiones parciales se someten al primado genital concetrandose en la
sexualidad procreadora, la relación sexual existe.
La relación sexual no
existe implica que no hay pulsión sexual total como lo niega Lacan ya en el
Seminario XI.
La teoría freudiana de las
pulsiones es completamente edípica, responde a la lógica de la sexuación
masculina, mientras que la teoría lacaniana del goce responde al régimen del no
todo. Hay una serie que es la del goce sustitutivo respecto de la relación
sexual que no existe.
XX El reverso de la enseñanza de
Lacan
Abyección
Los antónimos de esta
palabra son La dignidad, el honor.
Cuando indicamos que el objeto a
es un desecho, lo estamos calificando de abyecto, objeto de aversión, de asco y
repulsión, que al mismo tiempo constituye el plus de gozar.
La abyección es el grado máximo de
rebajamiento.
El sujeto del sgte solo lo
alcanza, solo se confiesa su relación con testimoniando que la
repulsión es inseparable de la atracción irresistible que experimenta en dicha
relación.
Recurre a un fragmento de
Marcel Jouhandeau para dar cuenta de cómo este se las arregló con su
inclinación monstruosa, a nivel del sinthome.
Primera vuelta de la enseñanza de
Lacan
Lacan invirtió su pregunta
contra sí mismo. Pasó de la pregunta ¿qué significa? a la pregunta ¿qué
satisface? No solo existe el cuerpo que goza, está también el goce de la
palabra, el goce del pensamiento.
Llegamos a un estado del
lenguaje anterior al sgte, previo a los efectos de significación: lalengua.
Para el primer Lacan la
supuesta inercia de los factores imaginarios se opone, a la dinámica de los
factores simbólicos. Toda su atención se centró en destacar los mecanismos que
soportan estos factores simbólicos, que Lacan reformuló: Verwerfung, Verdrängung,
Verneinung.
En su punto de partida lo
imaginario es inerte puesto que es el lugar del goce; el sujeto goza de lo
imaginario. Este imaginario es primordialmente escópico, depende de la visión.
Para el primer Lacan el cuerpo es ante todo la forma del cuerpo y no la
sustancia gozante. Con el estadio del espejo intentó dar cuenta de lo que hace
gozar de la imagen.
En La dirección de la cura
propone el concepto de rectificación subjetiva. La crítica es hacia la práctica
inspirada en la relación de objeto cuyo objetivo es rectificar lo imaginario.
En Intervención sobre la
transferencia, la trasnferencia misma se piensa como una formación imaginaria
y, por lo tanto, como emergiendo en un momento de estancamiento de la
dialéctica psicoanalítica, que se desarrolla en el eje A-S.
Pasaje al reverso
En el Seminario 20, pag.
134, encontramos también el término inercia, que esta vez califica al
lenguaje mismo y no a lo imaginario. El opone esta inercia a la velocidad de
los signos matemáticos, que se transmiten fácil, puesto que están aligerados
del significado, no tienen la inercia que presenta el lenguaje. Pag.55
“Lo que permanece en el
centro es esa vieja rutina según la cual el significado conserva siempre, a fin
de cuentas el mismo sentido. Este sentido se lo da el sentimiento que tiene
cada quien de formar parte del su mundo, es decir, de su pequeña familia y de
todo lo que gira alrededor”
Llegado al Seminario 6
donde Lacan había reabsorbido lo imaginario en lo simbólico, llega el Seminario
7 donde hay un pasaje al reverso introduciendo el das Ding, que tratará
dos seminarios después como el objeto a. A este a también le impuso la
estructura del lenguaje.
Lo que en su primera
enseñanza era la pantalla imaginaria inercial, lo redujo a la estructura del
fantasma (a-a, $-a). Así comprendemos bien la expresión atravesamiento del
fantasma.
En el fondo, la idea del
pase descansa en la noción de que el fantasma es el aparto de goce, con el que
el sujeto aborda la realidad. Pero en la inversión será el lenguaje mismo el
que aparece como este aparato. Y un paso más el lalengua, que es el sgte
despojado de la estructura del lenguaje. Por lo tanto, en el pasaje al reverso,
en el lugar del fantasma aparece el sinthome.
Lacan se diferencia de
Freud, quien piensa la libido como susceptible de una energética. El goce, en
cambio, si es consustancial con el sgte, se descifra. De allí la noción que se
impone, de la interpretación de goce, elucubración de saber sobre el goce y
sobre por qué no conviene.
Si no se juega en relación
con el fantasma sino respecto del sinthome, el pase no es la revelación de la
verdad. Revela que la verdad es mentirosa, que el sentido es semblante, y que
lo que se lucida es cómo, el goce es interpelado por el semblante, por el
significado.
Se trata de un parlêtre que
ya no estaría atormentado por la verdad. Ese final sin duda es él mismo
contingente. Quizás el final del análisis tenga la estructura del encuentro.
Marcelo La Valle