EL “WITZ”,
UN INTENTO DE RECUPERACIÓN DE GOCE
The “joke”, an attempt recovery of enjoyment
Resumen
La idea central de este trabajo es mostrar cómo, en
el chiste, se destacan dos aspectos: por un lado el juego significante, en sus
dimensiones metafórica y metonímica, dando lugar a la polivalencia y
deslizamiento del sentido, propios de la estructura de la palabra. Y por el
otro la dimensión de suspensión del sentido, de provocación al Otro, dimensión
del paso (en francés “Pas”: no, nada) de sentido, sorpresa y consecuentemente
la risa del otro, por la cual el sujeto se ve recompensado y resulta el
objetivo del chiste: procurarse placer. Búsqueda de recompensa que indica un
intento de recuperación de un goce perdido de entrada en la constitución del
sujeto, advenido “pegado” por el significante.
Palabras
clave
Chiste, recuperación, goce
Abstract
The central idea of this paper
is to show how there are two aspects in the joke: first, the signifier game in
their metaphoric and metonymic dimensions, giving rise to the polyvalence and
sense’s slide, characteristic of language structure. And, on the other hand,
the dimension of suspension of meaning, of incitement to the Other, dimension
of the passage (in French “Pas”: no, nothing) of meaning, surprise and consequently
the laughter of the other, for which the subject is rewarded. It is the target
of the joke: to procure pleasure. Search of reward indicating an attempt of
recovery of the enjoyment, lost “princeps” in the constitution of the subject,
born “struck” by the signifier.
Key words
Joke, recovery, enjoyment
Introducción
En el Seminario 16 “De un Otro al otro” (1968-1969)
Lacan toma el concepto de “plusvalía” de Marx y hace una homología que llamará
“plus de gozar”, como un nuevo valor del objeto “a”, ya no sólo como “causa del
deseo”. Esta función, plus de gozar, dirá que aparece por el discurso mismo,
demostrando en la renuncia al goce un efecto del discurso. Pero también este
discurso posibilita los medios de gozar en tanto implica al sujeto. Sujeto que
intentará “recuperar” con su decir, ese goce perdido, renunciado. Agrega que
este plus de gozar procede de la enunciación del discurso. En otros términos,
esto es lo que Lacan, de alguna manera, ya ha situado en el Seminario 5 “Las
formaciones del Inconciente” (1957-1958) cuando ha trabajado el chiste (Witz,
agudeza).
Dentro del marco de nuestro proyecto de investigación
“La satisfacción en la estructura del sujeto”, hemos comenzado por abordar esta
cuestión, con el chiste, ya que éste regala un placer a los que se reúnen en
torno a él. Si bien juega con el sinsentido, al concluir, satisface la demanda
de una significación compartida. Como formación del inconciente, el chiste
juega y construye una escena que indica la existencia de un punto de imposibilidad,
de falla. ¿Dónde? En el instante de ruptura del sentido. Como el sueño, y
también el síntoma, el chiste, en sus diferentes modos, no deja de representar
un disfraz de la falta. Falta primordial de satisfacción de la pulsión, que el
lenguaje impone al sujeto en su constitución, dividiéndolo del objeto. El
chiste es respuesta del sujeto a esta falta, a esta pérdida de goce, mostrando
que sufre y que intenta “recuperar” esa pérdida por el lenguaje: función del
plus de gozar en la puesta en acto del chiste. Esto evidencia que algún tipo de
satisfacción pasará a jugarse en el decir y en un más allá del decir.
Juego
significante, sinsentido, y placer
Es éste el
mejor ejemplo de cómo ejerciendo el juego del significante, en sus dimensiones
metonímica y metafórica, puede pensarse la localización del sujeto en el
discurso, su actualidad de hablante en el nivel del mensaje. Sabemos que el
mensaje es y no es, lo que se dice, ya que el significante vehiculiza algo más
allá del dicho. Ubicándonos en el primer piso del grafo del deseo, en el
instante en que ocurre aunque sea una pequeña modificación en el Otro (A:
tesoro de los significantes), se produce una “beance”[1]
(apertura) donde el sentido por crear queda en suspenso en algún lugar
entre el yo (moi) y el Otro, y entonces lo enunciado cobra valor de mensaje.
Lacan da el ejemplo del joven que invita a bailar a la dama diciéndole “je suis
comte” (soy conde), a lo cual ella responde con una exclamación ¡At!, mostrando
que el conde no es de su agrado. Esta ligera transgresión abre al segundo piso
del grafo, al deseo, a la enunciación. Si el chiste se explica se desvanece, lo
que muestra que se trata de algo que
reside en la ambigüedad fundamental propia de la metáfora. Todo discurso, en su
dimensión horizontal, de cadena, es propiamente un lugar deslizante de sentido.
En el encuentro del discurso con la cadena significante se produce un corte en
ese deslizar: el mensaje (primer piso del grafo del deseo, en s(A), sentido del
Otro). Mensaje que llama, se dirige al Otro. “El Otro es el lugar, el receptor, el eje de la agudeza” [2]
En la segunda parte del texto sobre la agudeza, Freud
se pregunta por el origen del placer que procura el chiste. Su fuente es
independiente de su aspecto formal, de la técnica significante. Tiene su centro
en otra parte. Plantea que el placer es resultado de que una tendencia recibe
una satisfacción que de otro modo sería interceptada, reprimida. Este placer
del disparate es visible en la conducta del niño que aprende, que experimenta
jugando con las palabras sin atenerse al sentido, sólo para alcanzar el efecto placentero del ritmo o de la rima. Primer
jugueteo con las palabras del niño, en su adquisición del lenguaje en cuanto
puro significante. Luego la crítica o racionalidad adulta pone fin a ese juego.
Refiere Lacan que se trata de lo infantil no como período sino como vías antiguas, en potencia, virtuales,
existentes y que sostienen algo que no
tiene referente. Son ellas las que quedan liberadas por la operación del
chiste. El paso por estas vías antiguas hace entrar al chiste en la vía del
inconciente. Concluye Freud que su operación consiste en cancelar inhibiciones
y en reabrir fuentes de placer que ellas habían vuelto inasequibles,
reconduciendo toda técnica del chiste a un alivio del “gasto psíquico”, un
ahorro en gasto de inhibición, y por tanto a esto se debe su placer.
Es decir, el chiste tiene 2 caras: 1) el ejercicio
significante que genera la ambigüedad del sentido, dado por su polivalencia y
su función creadora de sentido, en tanto la estructura de la palabra está
regida por las leyes del significante: metáfora y metonimia. 2) lo inconciente,
que responde al instante de apertura, de liberación de lo “sinsentido”.
Respecto de esto comenta Lacan:
“El chiste
llama la atención de entrada por el sinsentido, nos deja pendientes. Y luego
nos recompensa con la aparición en este mismo sinsentido, de no se qué sentido
secreto, aunque tan difícil de definir”. “….el camino del sentido lo abre el
sinsentido que en ese instante nos deja estupefactos, pasmados”[3].
El sinsentido nos embauca, nos cautiva por un
instante, luego un sentido inadvertido nos sorprende, luego desaparece
rápidamente, es fugitivo, como el pasmo que nos retuvo en el sinsentido.
Entonces ¿cómo anudar el uso del significante con una
satisfacción o placer? El significante intentaría articular una demanda. Pero
fracasa, por eso su insistencia infernal de repetición. La demanda “es lo que, de una necesidad, por medio del significante, dirigido al Otro, pasa”[4]
. En este circuito, el deseo, lo no articulado en la demanda, queda subvertido,
ambiguo por su paso por las vías del significante. “Toda satisfacción es concedida en nombre de cierto registro que hace
intervenir al Otro más allá del que pide, y esto precisamente pervierte en
profundidad el sistema de la demanda y de la respuesta a la demanda”[5]
Es el circuito necesidad-demanda-deseo. El
significante trastoca la necesidad, la metaforiza: “Lo que entra en la creación de significado no es pura y simple
traducción de la necesidad, sino recuperación, reasunción, remodelado de la
necesidad, creación de un deseo distinto de la necesidad”[6].
El sentido de la demanda es el mensaje que evoca al
Otro. Crea al mismo tiempo el mensaje y el Otro. De este lado significante
aparece milagrosamente la satisfacción en el Otro de este mensaje nuevo. Esto
conduce a lo que Freud presenta como el placer del ejercicio significante, que
encontramos en el origen del juego verbal, placer original siempre dispuesto a
surgir.
Por otro lado, en este circuito donde la demanda
introduce a la necesidad en el orden simbólico, con un resto, el deseo, aparece
una novedad en el significado por la introducción del significante. Esto es
fundamental en lo relativo al inconciente: la sorpresa.
“La
dimensión de la sorpresa es consustancial a lo que ocurre con el deseo en tanto
que ha pasado al nivel del inconciente”[7]. La sorpresa aparece en tanto hay algo más allá de
la demanda, el deseo, que abre a la enunciación de lo enunciado.
La metáfora
hace producir el surgimiento del sentido nuevo, rompiendo el circuito de la
metonimia. En la agudeza, algo queda picando entre el mensaje y el Otro. Sobre
la ambigüedad del mensaje es que trabajará el chiste. Conducirá por un lado a
la sorpresa de una novedad, y por el otro, al placer del juego significante. “El objeto del chiste es en efecto volver
a evocar la dimensión por la que el deseo, si no recupera, por lo menos indica
todo lo que se ha perdido durante el trayecto por ese camino, a saber, por un
lado, los desechos que ha dejado en el nivel de la cadena metonímica, y por
otro, lo que no realiza plenamente en el nivel de la metáfora”[8].
Habría una dialéctica entre pérdida, intento de recuperación y recompensa.
El deseo hace pasar “la sombra feliz, el reflejo de la satisfacción antigua. Logro
sorprendente cuyo vehículo es puramente el significante”[9].
Esta sombra feliz es la risa. Se reproduce un placer antiguo al mismo tiempo
que se accede a una novedad original. Es esto lo que la agudeza realiza en
esencia.
En ella hay un desvanecimiento o una reducción del
sentido, pero no un sinsentido. Juega con el poco de sentido, ya que muestra lo
tenues que son las palabras para sostener un sentido pleno. Este poco de
sentido es lo que se recoge. Y esto hace del mensaje un logro al mismo tiempo que un fracaso, necesario en
toda formulación de la demanda. El mensaje interroga al Otro. La dimensión del
Otro es esencial. No hay chiste solitario. Es necesario proponérselo al Otro, quien lo autentifica,
lo sanciona, lo recoge. Para que haya agudeza se necesita que el Otro perciba
lo que hay de demanda de sentido, de evocación de un sentido más allá. Lo que se trata de sugerir al Otro es la
dimensión de poco sentido. La agudeza
indica esta dimensión del paso. “Este
paso de sentido es lo que se realiza en
la metáfora”[10].
Es el paso vaciado de toda necesidad. Esta dimensión
del paso de sentido es lo recogido, lo autentificado por el Otro, y el placer
se consuma para el sujeto. “El sujeto
cosecha placer”[11],
ya que consiguió sorprender al Otro, “y
se trata del mismo placer primitivo obtenido del primer uso del significante
por el sujeto infantil, mítico, arcaico, primordial”[12].
El objeto de la agudeza no se puede aprehender en
ninguna parte, aclara Lacan. No alude a nada, salvo a la necesidad del paso de sentido.
Del poco sentido al paso de sentido.
El Otro, el
otro, y la risa
Lacan toma de la pluma de Freud “sólo es un chiste lo que yo mismo reconozco como un chiste”[13].
Y sin embargo se necesita a otro, como sujeto. Sin este otro no hay placer de
la agudeza. El otro sugiere al Otro. El Otro recibe el poco sentido y lo
transforma en paso de sentido (“Pas” en francés: 1: nada.2: paso).
Hay prisa del sujeto por poner a prueba la agudeza en
el Otro. No alcanza con el
consentimiento del sujeto. El chiste ha de ser comunicado. El que relata el
chiste está compelido a comunicarlo, porque necesita de la sorpresa y de la
risa del oyente para cerrar el circuito que le permitirá a él obtener placer. Se
necesita al otro como semejante, como partenaire, que sanciona, y como lugar
desde donde vuelve el mensaje en forma invertida. Esta presencia es clave para
intentar recompensa.
La recompensa es la risa, es obtener la risa del
otro. El sujeto demanda la existencia del Otro, que garantice la verdad. Y el
signo de la presencia del Otro es la risa del otro, objeto que el sujeto del
chiste demanda. La risa testimonia que el chiste alcanza a los sujetos en su
división misma. Brota en la “beance” de esa división. Cuando el otro ríe, no es
el yo el que ríe, sino lo que lo deshace, lo desarma, cae, “muere de risa”. Se
trata del descompletamiento del otro y del Otro. Opera una sustracción, una
castración. Éste con su risa sanciona que el chiste es. En tanto puesta en acto
del deseo, apunta a la falta haciendo blanco en el otro. El retorno de esa risa
del Otro produce el sujeto del chiste.
Cosechar, recoger, recuperar y recompensa. La vía es
la asistencia de otro. Y la segunda vía es la de la palabra. Siempre se
necesita un partenaire, desdoblado entre Otro y otro. Solo no se puede.
Con la sanción, risa mediante, se obtiene placer,
intento de recuperación de un goce perdido de entrada.
[1] “Beance”, del
francés, proviene de beant, beer: estado de abierto (francés antiguo), bee:
boquiabierto, en espera de algo, atontado. En griego: jasma: abertura, abismo,
sima, espacio amplio, inmensidad. Tiene la misma raíz que Caos (jaos): estado
primitivo del universo. Parménides, en su Proemio dice “jasm’ajanes”,
insondable hueco –en las puertas del día y de la noche-, bostezo (mundo de los
sueños y de la muerte), que también Hesíodo utiliza en la Teogonía cuando
describe el mundo subterráneo. Beance fue traducido como “hiancia”, neologismo
de hiato: fisura, quiebre.
[2] Lacan J, El Seminario, Libro 5 “Las
formaciones del Inconciente” (1957-1958), capítulo IV, Pág.86. Editorial
Paidós. 2001
[3] Lacan J, El Seminario, Libro 5 “Las
formaciones del Inconciente” (1957-1958), capítulo V, Pág.89. Editorial Paidós.
2001
[10] Ídem (3), Pág.103
[11] Ídem (10)
[12] Ídem (10)
[13] Ídem (3), Pág.104
BIBLIOGRAFÍA
Freud, S.: Obras Completas,
Volumen VIII “El chiste y su relación con lo inconciente” (1905). Amorrortu
Editores. 1986.
Lacan, J.: El Seminario,
Libro 5 “Las formaciones del inconciente” (1957-1958). Editorial Paidós, 2001
Diccionario Manual,
griego-español, Editorial Vox, 1967
Lacan, J.: El Seminario,
Libro 16 “De un Otro al otro” ((1968-1969). Clase del 13/11/68. Editorial Paidós,
2008
Mitri, Jorge O.: “Sobre el
chiste”, en “Encuentros con la satisfacción” (Irene Friedenthal compiladora),
Eudeba, Facultad de Psicología, UBA, 1999.
Glasman, Claudio.:
“Enseñanzas del chiste”, en “Encuentros con la satisfacción” (Irene Friedenthal
compiladora), Eudeba, Facultad de Psicología, UBA, 1999.
Claris Miriam Misrahi
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