Acta 10.
31/7/10
Surge pregunta de Marcelo en relación al deseo, si
Lacan lo deja de lado, centrándose en el goce y perdiendo importancia.
Verónica: el objeto a es las 2 cosas: causa de deseo
y plus de gozar.
Daniel: más adelante también, en el seminario 24,
Lacan habla del deseo, del chiste. Aunque ponga el acento en otra cosa lo
anterior no lo deja de lado. Por ejemplo: no menciona mucho tiempo al superyó.
El acento está puesto en otro lugar cada vez. Otro ejemplo: intersubjetividad.
Pero no significa que no sirve lo
anterior. Cuando habla de nudo no habla de matemas. Sin embargo el matema de la
sexuación no se cayó. Va complejizando las cosas.
Retomamos capítulo IV de seminario 16, en pág.68. “
¿Con sólo emitir como sujeto del decir esta proposición de que Sq, un
significante cualquiera, no es elemento de sí mismo, podré juntar por un decir
los significantes así definidos en un conjunto que los reúna a todos?. Es
esencial retener para lo que sigue este “por un decir”, en otras palabras, por
una proposición, porque en torno de esto hay que hacer girar primero la función
del sujeto para captar su falla. Más del uso que luego den a una enunciación,
aun suponiendo que sea un uso de demanda, es señalando la falla que exhibe como
simple decir como podrán delimitar
correctamente en la enunciación de la demanda qué ocurre con la falla
del deseo”.
Notamos aquí que : deseo- sujeto- A (Otro) están
ligados a la falla, es lo que los conecta.
Pág.70 : “¿Cómo traduciremos esta exterioridad?.
Diremos precisamente que en último término el sujeto, más allá de cómo pretenda
subsumirse, ya sea a partir de una primera posición del gran Otro como
incluyéndose a sí mismo, ya sea en el gran Otro limitándose a los elementos que
no son elementos de ellos mismos, no podría universalizarse. No hay definición
englobante respecto del sujeto, ni siquiera bajo la forma de una proposición
que dice que el significante no es elemento de sí mismo. Esto demuestra también, no que el sujeto no
está incluído en el campo del Otro, sino que el punto donde él se significa
como sujeto es “exterior”, entre comillas, al Otro, es decir, al universo de
discurso”.
Entonces el sujeto es exterior. Este punto hace que no haya universo de discurso. El punto en
el que el sujeto se significa es el punto en el que encontraría un significante
que lo represente.
Capítulo V: Yo soy lo que yo es
Recordamos que en la pág. 64 Lacan dijo: “Perdón por
este en el Sinaí, me acaba de brotar entre las piernas”. ¿Qué significa esto?.
En la pág.72 retoma el tema: “¿Imaginan el efecto que
habría causado si les hubiera dicho que la zarza ardiente me había brotado
entre las piernas?. Se ve bien aquí que la frase se ordena a sí misma,
retroactivamente. Como quería terminar la frase con entre las piernas, puse el
Sinaí en el lugar de la zarza ardiente”.
Porqué Lacan hace esta metáfora de “entre las
piernas”?.
El
“Amarás a tu prójimo como a ti
mismo” no es un mandamiento, sino un agregado cristiano. Freud le dedica un
espacio en “El malestar en la Cultura”.
Ese ti mismo es un tú eres.
“El preludio subyacente de estos mandamientos es este
tú eres que los instituye a ustedes como yo”.
La enunciación en juego en cada enunciado del
mandamiento es el tú eres.
Esto implica que hay un llamado de Dios al pueblo.
Porqué Dios pide?. Porque le falta. Este llamado “tú eres” los instituye a uds
como “yo”. Es el ámbito que se abre para que pueda responder.
Surge pregunta acerca del politeísmo versus
monoteísmo. Se recomienda leer Bataille G. “La risa de los dioses”.
Hay un “tú eres” que te llama. Lacan lo trabaja en el
Seminario 3.
Volvemos a pág.72 “En toda invocación se produce el
mismo deslizamiento a este tú matador”. En Hegel está presente la muerte.
“Se podrían tomar uno por uno estos mandamientos, ese
sobre la mentira, después la prohibición de codiciar la mujer, la vaca o el
asno de tu vecino, que es siempre el que te mata”.
La prohibición introduce la codicia. Lacan
plantea en el seminario de La ética que la prohibición lleva a lo posible de
goce, articulando la prohibición al deseo.
Pág. 73: “En el acceso que comencé a abrir, el yo
aparece primero ante el Otro como lo que permite delimitar una debilidad
lógica, como lugar de un defecto de origen que la palabra porta en la medida en
que ésta podría responder”. Este yo (es el je) es el sujeto. Semejante a lo que
me instituye como je. Responde ¿cómo?: “yo la verdad hablo”.
En el encuentro con otro, también hablante, se dice
“tú eres mi mujer”, “tú eres matándose”.
“Tú eres” es la voz de Dios en el Sinaí. Eso anticipa
la respuesta: “Acá estoy”, dice Moisés. Podía haber esquivado, pero se hace
cargo. El punto es cómo se responde al llamado. (“Temor y
Temblor”-Kierkegaard). Esto es transformarlo en significante. Es la voz del
superyó, porque es la marca en el sujeto de que hay significante, de que sos
hijo del significante. “Ël otrifica al partenaire, hace de él el lugar del
significante”.
En todo esto está en juego la falla. Falla de la
Demanda, del deseo, del sujeto. La característica es la falla. El fallido, por
tanto, es el acto. Es un acto logrado. Se logra mostrar la falla, porque no hay
universo de discurso, porque el significante que me representa, y descompleta
al Otro, está afuera. Cada vez que hay un fallido, se revela que el Otro no
está completo.
La psicoterapia es un intento de arreglar lo
desarreglado, a diferencia del psicoanálisis. ¿Qué podés arreglar?, si cuando
hay 2 está presente la muerte.
“Yo la verdad hablo”: la verdad, cuando aparece,
revela y dice, consuma, y realiza, es la falla del sujeto. Pone en acto la falla. Mientras no
hablo soy una luna. Cualquiera que hable muestra su falla. No hay psicoterapia
que valga en este punto.
Pág.74: “Pues bien, de la misma manera, desde que se
sostiene un discurso, surgen las leyes de la lógica, a saber, una coherencia
fina, ligada a la naturaleza de lo que se llama la articulación significante.
Es lo que hace que un discurso se sostenga o no, por la estructura de lo que se
llama el signo y que tiene que ver con lo que se suele denominar la letra, para
oponerla al espíritu. Las leyes de esta articulación son lo que primero domina
el discurso”.
Lacan mezcla significante, letra y signo.
Rodríguez Ponte propone no distinguir
estos 3 elementos, de acuerdo al contexto en que es enunciado por Lacan.